Observar el manto oscuro de la noche y tomar conciencia de la inmensidad del universo es una de las sensaciones más primitivas que puede haber. Tal vez, nunca lleguemos a entender todos sus indescriptibles misterios, pero por ahora la ciencia parece dar pequeñas pistas. En esta ocasión, un equipo de investigadores ha puesto fecha por primera vez al nacimiento de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar.
La investigación, realizada conjuntamente por la Universidad de Nagoya (Japón) y el Instituto Nacional Italiano de Astrofísica (INAF) ha revelado que, hace 4.500 millones de años la superficie planetaria alcanzó su enorme tamaño. Es decir, la edad aproximada que tiene la Tierra. En lo referente a su nacimiento, el estudio publicado en Scientific Reports apunta a que se originó en torno a 1,8 millones de años después del inicio del sistema solar; y, para argumentar esta posibilidad, se basa en los cóndrulos.
1,8 millones de años después del sistema solar
El nacimiento de Júpiter
El nacimiento de Júpiter se encuentra relativamente cerca al del sistema solar
NASA/JPL-CALTECH/SWRI/MSSS IMAGE PROCESSING: JACK / Europa Press
En términos generales, podría decirse que Júpiter comparte la edad del sistema solar, una pequeña parte de nuestra galaxia: la Vía Láctea. Ahora bien, su edad continúa siendo una aproximación a la que los astrónomos han llegado finalmente después de analizar los fenómenos provocados por el planeta durante su período de formación.
Al parecer, cuando Júpiter alcanzó su tamaño actual, “su poderosa atracción gravitatoria alteró las órbitas de pequeños cuerpos rocosos y helados, similares a los asteroides y cometas modernos, llamados planestesimales”, explica Europa Press. “Esto provocó que chocaran entre sí a velocidades tan altas que las rocas y el polvo que contenían se fundieron al impactar, creando gotitas flotantes de roca fundida, o cóndrulos, que encontramos preservados en los meteoritos actuales”.
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Cóndrulos redondos visibles en una sección delgada del meteorito Allende bajo vista microscópica.
AKIRA MIYAKE, KYOTO UNIVERSITY. / Europa Press
Los cóndrulos, pequeñas partículas esféricas de silicatos líquidos cristalizados, constituyen grandes fracciones de volumen de meteoritos condríticos. Además, tienen un tamaño de entre 0,1 y 2 milímetros. “La presencia generalizada, la alta fracción de volumen (superior al 80% de las condritas comunes) y la forma esférica (o subesférica) de los cóndrulos sugiere que se originaron a partir de un proceso de fusión desconocido que ocurre de forma ubicua en la nebulosa solar”, explican los expertos.
“Cuando los planestesimales chocaron entre sí, el agua se vaporizó instantáneamente”, comenta Sin-iti Sirono, de la Escuela de Posgrado de Ciencias de la Tierra y Ambientales de la Universidad de Nagoya. “Esto actuó como pequeñas explosiones y rompió la roca de silicato fundido en las pequeñas gotas que vemos en los meteoritos hoy en día”. Esas gotas son los llamados cóndrulos y podrían ofrecer una gran información sobre el planeta.



