Los enfrentamientos que sacuden las calles de Los Ángeles reactivaron la voz política de Kamala Harris. En un mensaje difundido por X, la exvicepresidenta reapareció y criticó con dureza el despliegue de la Guardia Nacional y las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en California, a las que vinculó con un plan deliberado de la administración de Donald Trump. “Este despliegue es una peligrosa escalada destinada a provocar el caos”, afirmó.
La excandidata presidencial demócrata señaló que los operativos migratorios federales se inscriben en una estrategia calculada para infundir miedo y dividir a la sociedad. “Además de las recientes redadas de ICE en el sur de California y en todo EE.UU., forma parte de la cruel y calculada agenda de la administración Trump para sembrar el pánico y la división”, expresó Harris.
En su comunicado, la exfiscal general de California sostuvo que “las acciones de esta administración no se centran en la seguridad pública, sino en avivar el miedo; el miedo de una comunidad que exige dignidad y el debido proceso”.
Harris también defendió a los manifestantes que salieron a las calles en rechazo a los operativos federales, y destacó su carácter predominantemente pacífico. “La protesta es una herramienta poderosa, esencial en la lucha por la justicia”, afirmó. Según indicó, “como han señalado el Departamento de Policía de Los Ángeles, el alcalde y el gobernador, las manifestaciones en defensa de nuestros vecinos inmigrantes han sido mayoritariamente pacíficas”.
“Los Ángeles es mi hogar. Y como tantos estadounidenses, estoy consternada por lo que estamos presenciando en las calles de nuestra ciudad”, escribió la demócrata, que suena como posible candidata a suceder a Gavin Newsom como gobernadora, informó CNN. “Sigo apoyando a los millones de estadounidenses que se alzan para proteger nuestros derechos y libertades más fundamentales”, agregó.

Las protestas en California coincidieron con la decisión de Donald Trump de enviar 2000 miembros de la Guardia Nacional a Los Ángeles. Según consignó The Hill, el presidente explicó que los efectivos fueron desplegados para contener lo que calificó como “turbas insurrectas”.
Del total de tropas, 300 ya se encontraban en la ciudad al momento del anuncio. El movimiento generó una ola de críticas entre líderes demócratas, incluyendo a los 23 gobernadores del partido, quienes rechazaron la federalización de unidades de la Guardia Nacional sin consentimiento del gobernador Newsom.
Uno de los puntos más críticos de la operación del ICE ocurrió en el estacionamiento de un Home Depot en Paramount. Según testigos, agentes encubiertos descendieron de una camioneta blanca sin identificación y comenzaron a detener a personas sin realizar preguntas ni advertencias.
“Simplemente agarraban a la gente. No hacen preguntas. No sabían si alguno de nosotros estaba en algún proceso migratorio”, relató a The Washington Post una testigo guatemalteca llamada Xóchitl. Al menos 44 personas fueron arrestadas por violaciones migratorias en el condado de Los Ángeles, y una más por obstrucción a la justicia.

Durante el fin de semana, la intervención derivó en una protesta frente al local, que comenzó de forma pacífica pero escaló rápidamente. Los agentes utilizaron gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma para dispersar a la multitud. Un grupo de manifestantes rodeó un autobús del US Marshals para impedir su avance. Sobre Alondra Boulevard se observaron signos de disturbios, carritos volcados, banderas estadounidenses quemadas y objetos arrojados contra los agentes.