Por Evaristo Lara
Mientras el presidente Joe Biden trata de superar su diagnóstico de Covid-19 alejado de la escena pública, Jill Biden, primera dama de la nación, prepara su equipaje para viajar con destino a París, Francia, donde organizará un evento de recaudación de donativos destinados a fortalecer la campaña en busca de la reelección del presidente estadounidense.
Además de viajar en representación de su esposo al frente de la delegación de atletas que participarán en los Juegos Olímpicos de París, la primera dama de la nación se fijó la meta de conseguir más dinero para la campaña que busca prolongar otros cuatro años la estancia de Joe Biden en Washington.
Contrario al deseo de un grupo de miembros del Partido Republicano que le exigen al presidente de 81 años renunciar a sus aspiraciones, Jill Biden intentará dotarlo de más recursos para adquirir publicidad en los estados donde históricamente se define al ganador de las elecciones.
Para cumplir con dicho objetivo, la esposa de Joe Biden ya tiene agendado encabezar un evento donde también participarán Tony Gardner, exembajador de Estados Unidos en la Unión Europea; así como Belinda de Gaudemar y Lorna Johnson.
Dirigido en exclusiva a estadounidenses las entradas al evento tendrán un costo que va de $500 a $25,000 dólares.
De esta manera, para garantizar el cumplimiento de la ley electoral federal, los asistentes al evento deberán mostrar su pasaporte o al menos una copia del mismo.
Aunque el Comité Nacional Demócrata ha informado que la campaña de Joe Biden tiene acumulados más de $200,000,000 de dólares, después de su desastrosa participación en el debate presidencial, las rimbombantes donaciones dejaron de surgir ante la posibilidad de que pudiera presentarse un cambio de candidato en reemplazo del mandatario de la nación.
Sin que nadie se atreva todavía a levantar la mano para entrar en la contienda como emergente para tratar de derrotar a Donald Trump en la boleta, se menciona que Kamala Harris sería un reemplazo casi natural, esto debido a su condición de vicepresidenta.
No obstante, la californiana de 59 años continúa vendiendo una imagen de fidelidad hacia el hombre que la eligió para acompañarlo en su travesía en Washington.
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