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La mayoría de diseñadores que rondan el ‘paddock’ de Fórmula 1 coinciden en la enorme complejidad que supone la actual normativa técnica centrada en el efecto suelo y que les ha llevado a, con matices, no entender cómo funciona nada. Por qué lo que funciona deja de funcionar, y por qué quién no está de repente aparece de la nada.
Aston Martin no encuentra el rumbo
Y así es como llegan las sorpresas. Porque no se trata de que en solo dos años, el monoplaza que logró cuatro podios en las cinco primeras carreras no haya sido capaz de evolucionar mientras el resto sí lo ha hecho, sino más bien que jamás entendieron por qué fueron rápidos y cada cambio que han realizado ha ido a peor.
No debe ser Lawrence Stroll la persona más paciente del mundo. Entendible cuando lo que se ha puesto sobre la mesa es la fortuna que te ha costado toda una vida reunir. Fruto de esta impaciencia, Stroll no ha parado de hacer incorporaciones y remplazar quién no ha cumplido. Pero lo cierto es que nadie en el equipo fue capaz de evolucionar el monoplaza de 2023, que en 2024 se perdió la senda de la competitividad, y que en 2025 la cosa ha ido aún a peor.
Y sin poder echar la culpa a persona A o a persona B, de la gran cantidad de nombres que han pasado sin conseguir revertir la situación. Todos y cada uno de los cambios realizados para recuperar la competitividad de 2023, han sido un fiasco. Y no es que falte velocidad, es que se ha perdido velocidad y manejabilidad. Todo ha ido a peor.
El único consuelo que le queda a Aston Martin es saber que no son los únicos en pasar por este proceso. La caída de Red Bull es más que evidente, pasando igual de un monoplaza extraordinario a uno inconducible en cuanto han tratado de sacarle más rendimiento. En Mercedes han cambiado varias veces de filosofía y no han dejado de rondar las mismas posiciones. Incluso en la renacida McLaren, han pasado de ir de paseo a que ya no sea tan sencillo cuadrar la vuelta rápida.
Hay quién podría hacer chanzas sobre que los dos mejores equipos del comienzo de 2023 han perdido completamente el norte en dos años. La diferencia es que no es lo mismo caer cuando estás arriba, que ser sexto equipo y aún así ir hacia atrás. Aston Martin trata de mantenerse motivado, confiados en “cuando todo eche a andar”, con la fábrica nueva, el nuevo túnel de viento, las nuevas herramientas de simulación, pero para un piloto que desgraciadamente tiene fecha de caducidad, como es Fernando Alonso, no es agradable estar esperando.
2026 está en el horizonte, pero sería hacer trampas pensar, porque sí, que tú vas a ser más listo que los demás, cuando la realidad es que es una normativa nueva, con un equipo de diseño nuevo y un motorista nuevo. Puede salir muy bien, o todo lo contrario. Y es muy pronto aferrarse a esta temporada impredecible.
De 60 puntos a 0
Hace dos años, a estas alturas del campeonato, Fernando Alonso tenía 60 puntos en su casillero y rondaba las primeras posiciones, en una figura equiparable a la que este año está siendo George Russell. Pero la dura realidad es que en 2025 es uno de los cuatro pilotos que no ha logrado puntuar junto al degradado Liam Lawson, el cuestionado Jack Doohan, y el novato Gabriel Bortoleto. Y eso no es justo ni para él ni para sus fieles seguidores.
Experto en Fórmula 1 y Motorsport, especializado en el mundo de las carreras y la competición a motor, la cual lleva cubriendo más de una década en diferentes medios del sector. Obsesionado de las categorías de formación y desconfiado por naturaleza de todo lo que le cuentan.
