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Mientras que antes los poderosos se peleaban públicamente en columnas de prensa, ahora las redes sociales han permitido que todo tipo de arrebatos de ira se hagan públicos, y con gran rapidez. Así, el distanciamiento entre el presidente Donald Trump y su antiguo aliado Elon Musk derivó en un acalorado intercambio al que todos con conexión a internet fueron invitados. La ruptura aún no ha sanado, y ahora un funcionario de la Casa Blanca indica que el presidente Trump podría estar vendiendo su Tesla Model S rojo.
De comprar y promocionar Tesla en la Casa Blanca, a querer deshacerse de su Model S
La posesión de este coche es en gran medida simbólica, ya que los presidentes y vicepresidentes estadounidenses no tienen permitido circular por la vía pública (ha habido algunas excepciones, en particular la afición de Lyndon B. Johnson por conducir a toda velocidad por Texas). Sin embargo, el contraste entre el evento retransmitido en directo en marzo, donde se alinearon modelos de Tesla en el mismo jardín de la Casa Blanca, y la venta del Model S que compró el presidente en aquel momento, muestra lo fría que se ha vuelto la relación entre estas dos poderosas figuras.
Esta disputa no sorprende a nadie familiarizado con el comportamiento de estos dos combatientes en el pasado. La chispa que encendió la mecha fue la publicación de Musk en su red social, X, que el próximo proyecto de ley de gasto público aprobado recientemente por la Cámara de Representantes era financieramente irresponsable. El presidente Trump respondió, expresando su decepción por los comentarios de Musk. A partir de ahí, la situación se complicó.
En términos financieros, la disputa pública ha sido desastrosa para el precio de las acciones de Tesla, que se desplomaron un 14 % ese mismo día antes de recuperarse ligeramente el día después. SpaceX también depende en gran medida de los contratos gubernamentales, y una de las amenazas de Trump el jueves fue retirar la financiación de esos contratos, lo que también podría poner en peligro a la empresa.
Por internet, ha habido mucha alegría y disgusto, dependiendo de la postura política. Si la disputa continúa o empeora, ambos podrían sufrir graves daños. La venta pública de Tesla por parte de Trump quizá no sea precisamente una señal de alerta, pero sí representa otra escalada.
Ciertamente, ninguno de los dos personajes aquí presentes tiene un ego limitado, y ninguno es ajeno a expresar sus quejas. La lucha no ha terminado, y el debate no podría ser más público.
Brendan McAleer es un escritor y fotógrafo independiente que vive en North Vancouver, B.C., Canadá. Creció dedicándose a los automóviles británicos, alcanzó la mayoría de edad en la era dorada del rendimiento de los compactos deportivos japoneses y comenzó a escribir sobre coches y personas en 2008. Su interés particular es la intersección entre la humanidad y la maquinaria, ya se trate de la carrera automovilística de Walter Cronkite o de la obsesión de medio siglo del animador japonés Hayao Miyazaki por el Citroën 2CV. Ha enseñado a sus dos hijas pequeñas a cambiar de marcha con una transmisión manual y agradece la excusa que le dan para comprar vehículos Hot Wheels sin parar.
Especializado en el mundo del motor, la competición y la tecnología, Antonio Ramos Ochoa es redactor de Car and Driver. Se comenta que antes de bajarse del carro ya iba diciendo el nombre de los coches que iba viendo por la calle. Unos cuantos años después sigue hablando de una de sus pasiones aquí. Aficionado al Motorsport, el cine, videojuegos y la historia, incluso se desfoga de vez en cuando al volante de un kart o un simulador.