Con motivo del Día de los Océanos (que se celebra el 8 de junio), hoy en la sección la Iberozona, Marina García, miembro de la Asociación Iberozoa, nos cuenta curiosidades sobre el Mar Mediterráneo. Desde sus características oceanográficas a su diversidad o especies más emblemáticas.
¿Por qué se llama Mar Mediterráneo?
El nombre proviene del latín Mare medi terraneum, que significa “mar en medio de la tierra”. Y si lo miramos en el mapa, tiene mucho sentido: está casi completamente rodeado de tierra, con solo unas pocas aperturas que lo conectan con otros mares y océanos.
Tres aperturas al exterior
Tiene tres principales: el Estrecho de Gibraltar entre España y Marruecos, el Canal de Suez en Egipto que lo une al Mar Rojo, y los estrechos del Bósforo y Dardanelos en Turquía, que lo comunican con el Mar Negro. Son pasos estrechos, así que el intercambio de agua es bastante limitado.
Hablemos de su importancia. ¿Qué papel tiene el Mediterráneo hoy en día? Muy relevante
● A nivel económico, acoge el 30% del turismo mundial y mueve el 20% del comercio marítimo. Y en sus costas viven millones de personas en 22 países diferentes.
● A nivel natural es el mayor y más profundo de los mares interiores del planeta. Tiene casi 3 millones de kilómetros cuadrados y profundidades que superan los 5.200 metros. Pero lo más interesante es su singularidad como ecosistema.
¿Un mar como cualquier otro?
Para nada. Es el mayor y más profundo mar interior del planeta. Ocupa casi 3 millones de km² y tiene una profundidad máxima de más de 5.200 metros. Y lo más interesante: tiene unas características oceanográficas únicas y una biodiversidad extraordinaria.
Debido a que el Mediterráneo tiene una circulación de agua muy particular. Debido a su alta evaporación, el agua se vuelve muy salada, se hunde, y eso crea un flujo constante con el Atlántico: entra agua superficial y sale agua más densa en profundidad. Es un sistema cerrado que se renueva cada 80 a 100 años.
Un mar cálido y con pocos nutrientes
Sí. Es un mar cálido, salado y con pocos nutrientes. Eso lo hace oligotrófico, es decir, con baja productividad biológica. Tiene aguas muy claras, pero poco fitoplancton y menos alimento disponible. Eso lo vuelve frágil: cualquier desequilibrio —como la contaminación— puede tener grandes consecuencias.
Sin embargo, también tiene zonas riquísimas en vida llamadas puntos calientes. Aunque en general es un mar pobre en nutrientes, existen zonas que concentran gran biodiversidad. Son áreas que por sus características geológicas o ecológicas funcionan como refugios o áreas clave para muchas especies. Por ejemplo: cañones submarinos, montes submarinos, sistemas de corales de aguas profundas, volcanes submarinos y fuentes hidrotermales. Estos puntos calientes ofrecen hábitats diversos, con menos impacto humano, y son auténticos tesoros naturales.
Especies emblemáticas en puntos calientes
¡Muchas! Por ejemplo, el rorcual común, que es el segundo animal más grande del planeta. Utiliza el Mediterráneo como ruta migratoria para llegar a sus áreas de cría y alimentación, especialmente en el norte del mar. También tenemos varios tipos de delfines, como el delfín listado, el mular y el común. Además, el Mediterráneo alberga cachalotes, calderones y el poco conocido zifio de Cuvier, un cetáceo de aguas profundas.
Otro grupo fundamental son las tortugas marinas, por ejemplo, la tortuga boba encuentra en el Mediterráneo una de sus principales zonas de alimentación e invernada. Un lugar clave es el Golfo de Gabés, en la costa tunecina. Allí estas tortugas encuentran alimento y condiciones adecuadas para pasar largas temporadas.
A pesar de esa riqueza, ¿es cierto que conocemos menos especies marinas que terrestres?
Sí. Se han descrito unas 1,7 millones de especies terrestres, pero solo unas 250.000 marinas. Aunque los océanos ocupan el 70% del planeta, todavía sabemos muy poco de lo que vive en ellos.
Eso ocurre porque el medio marino es muy estable. Hay menos cambios extremos, y muchas especies pueden desplazarse largas distancias. Eso hace que tarden más en evolucionar y se distribuyan de forma más amplia. También cuesta más estudiarlas. Pero eso significa que el mar aún es un territorio lleno de sorpresas por descubrir.