“El inconfundible e inimitable estilo italiano vuelve a ganar”. Así de ufana se mostró la ministra italiana de Turismo, Daniela Santanchè, en sus redes sociales cuando compartió un reportaje publicado por The Telegraph. En la imagen asociada al texto se leía, en inglés, “I moved to Italy for better” (“Me mudé a Italia para mejores”, en una traducción aproximada al español). El problema es que el titular estaba incompleto. La faltaba una segunda parte (“…life. Six months on, here’s why I’m giving up”) que cambia el sentido de la publicación por completo.
El reportaje de The Telegraph no explicaba lo que la ministra creía que explicaba. En realidad, se titulaba ‘Me mudé a Italia en busca de una vida mejor. Después de seis meses, estas son las razones por las que me rindo’.
“La burocracia italiana pondría a prueba la paciencia de un santo”, dice el reportaje promocionado por la ministra Santanchè
Santanchè, que como es obvio ha borrado la publicación, creía que el reportaje era un elogio de las costumbres italianas. “Aquí se vive mejor, y hasta los ingleses se dan cuenta”, decía en su publicación en redes. Pero en realidad, el reportaje cuenta como una viajera, Annabel Elliott, decidió instalarse en la región italiana de Umbria con su familia, esperando que el tópico de la dolce vita fuera cierto. Aunque en el arranque del texto en el rotativo inglés explica sus razones —tan positivas que incluso elogia a Giorgia Meloni—, al poco descubre lo que le hará volverse al Reino Unido. Sin quejas por el clima, la gastronomía y la cultura, Elliott acabó cansada de Italia por la burocracia —pondría a prueba la paciencia de un santo”, dice— y por el peso de la religión en la educación de su hijo, que va al jardín de infancia.
Además, la autora del texto se queja —un mal recurrente en las culturas anglosajonas— de lo difícil que les resulta aprender otro idioma.
El patinazo ha provocado una crisis interna en el Minsterio de Turismo italiano. Porque el origen del error de Santanchè está en las redes sociales ministeriales, que también difundieron el texto. Telpress, la empresa que suministra la revista de prensa a la entidad pública, explicó que “el recorte incompleto del artículo se debió a un error del sistema. En más de 40 años de actividad, nunca se había producido un incidente similar”.
Telpress pidió disculpas a la ministra y el Ministerio, mostrando la eficiencia que precisamente —menuda paradoja— la señora Elliott echaba en menos en la burocracia italiana.



