El 16 de julio de 1838, un jovencito de 25 años, Juan Pablo Duarte -a quien todos los dominicanos reconocen por su valentía e inteligencia- fundó la sociedad secreta La Trinitaria, con el firme propósito de romper las cadenas opresoras impuestas desde el oeste de la isla La Hispaniola (actualmente Haití), y forjar una nación libre e independiente que llevaría por nombre República Dominicana.
Duarte, quien había recorrido tierras extranjeras y prometió a su patria otorgarle los mismos “fueros y libertades de Cataluña”, formó un grupo tan sólido como un diamante.
A pesar de que el patricio tuvo que marcharse al exilio, sus compañeros continuaron la causa nacionalista que culminó con el fin de la dominación haitiana y la proclamación de la independencia. Como legado, nos quedó una patria libre y soberana.
¿Dónde nació el sueño?

En la casa de doña Josefa Pérez de La Paz (Chepita), ubicada en la calle del Arquillo (hoy Arzobispo Nouel), se dio inicio a ese “rinconcito de las esperanzas” donde los trinitarios comenzaron a tejer los hilos de la soberanía dominicana.
¿Por qué se llamó La Trinitaria?
El nombre surgió de su estructura inicial: un grupo de tres miembros, donde cada uno debía reclutar a dos más, conocidos solo por él. Así, si alguien delataba la organización, solo dos personas correrían peligro. Una estrategia de discreción tan eficaz como simbólica.
Los integrantes, sus colores y seudónimos

Además de Duarte, los fundadores fueron:
Juan Isidro Pérez, Juan Nepomuceno Ravelo, Félix María Ruiz, Benito González, Jacinto de la Concha, Pedro Alejandrino Pina, Felipe Alfau Bustamante y José María Serra.
Cada uno se identificaba con un color distintivo y un seudónimo inspirado en personajes históricos de la Antigua Roma. Según José Gabriel García, solo se conocen cuatro:
- Juan Pablo Duarte: Arístides
- Benito González: Leónidas
- Felipe Alfau: Simón
- Juan Nepomuceno Ravelo: Temístocles
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El símbolo trinitario

Los trinitarios adoptaron la flor de la filoria como emblema de su movimiento.
Además, utilizaban una cruz blanca, que no solo tenía un significado religioso cristiano, sino que representaba también la pureza y fe del ideal independentista, reflejado en el centro de la bandera nacional.
La inspiración religiosa se manifestaba incluso en el nombre del grupo: La Trinitaria, aludiendo a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y aún hoy, el escudo dominicano mantiene las palabras sagradas: Dios, Patria y Libertad.
El juramento trinitario

Este poderoso compromiso decía:
“En nombre de la Santísima, Augustísima e Indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en nombre de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios con las palabras sacramentales Dios, Patria y libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo, si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo”.
La firma con sangre
Para sellar ese juramento, los nueve fundadores se extrajeron sangre, firmaron con ella y dibujaron una cruz junto a cada firma, como símbolo de que entregarían su propia vida por la causa.
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