Cada 23 de marzo se conmemora el Día de la Rehabilitación, instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el propósito central de destacar el derecho que tienen las personas con discapacidad para poder acceder a tratamientos y tecnologías eficaces.
En nuestra sociedad y, sobre todo, en torno al envejecimiento de las personas adultas, existe una narrativa omnipresente que a menudo se centra en el declive de sus destrezas físicas y cognitivas. Sin embargo, en medio de estos desafíos, hay una gran cantidad de potencial sin explotar y capacidades remanentes que esperan ser reconocidas y celebradas en dichas personas.
A medida que envejecemos, es innegable que nuestro cuerpo y nuestra mente experimentan cambios. Sin embargo, los mismos encierran reservas de resistencia, sabiduría y fuerza que pueden aprovecharse para llevar una vida plena. En este sentido, resulta crucial reconocer estas capacidades remanentes ya que constituyen la base para que las personas puedan seguir prosperando y contribuyendo a mejorar su calidad de vida.
Un aspecto clave para aprovechar el potencial de las personas mayores es el apoyo que les prestan los cuidadores capacitados, que desempeñan un papel fundamental, no sólo ayudando en las tareas cotidianas, sino también facilitando el camino hacia la aceptación y la recuperación de la persona. Reconociendo la importancia de su rol, han surgido plataformas como Cuidarlos, que ofrecen cursos y actividades integrales diseñados para capacitar a los cuidadores y mejorar la calidad de la atención prestada a las personas mayores en su plataforma.
Ivan Spollansky, CEO de Cuidarlos, subraya la importancia de comprender y aprovechar las capacidades remanentes de las personas mayores y afirma: “Nuestra plataforma se compromete a promover un enfoque holístico del cuidado de las personas mayores, que se centre en potenciar los puntos fuertes y las capacidades de los individuos, en lugar de abordar únicamente sus limitaciones.”
Cuidarlos ofrece una serie de cursos adaptados a las necesidades específicas de los cuidadores, que abarcan temas como los cuidados sobre el abordaje general de la demencia, la ayuda a la movilidad y el apoyo emocional.
A través de estos cursos, los cuidadores adquieren conocimientos valiosos y habilidades prácticas que les permiten proporcionar cuidados compasivos y eficaces, a la vez que fomentan un aprecio más profundo por las capacidades remanentes de las personas mayores.
“El viaje del envejecimiento es polifacético y se caracteriza tanto por los retos como por las oportunidades. Si reconocemos las capacidades resilientes de las personas mayores, brindándoles apoyo a través de cuidadores bien formados, podemos allanar el camino hacia una sociedad más compasiva e integradora”, concluye Spollansky.