Llorar de emoción por defender el escudo de tu equipo, celebrar y dar la enhorabuena a un rival por su gol o apoyarlo en el fallo, bailes entre aficionados de distintos equipos… Son situaciones que pueden parecer inverosímiles en el fútbol de hoy en día pero que resultan de lo más natural en LaLiga Genuine.
Todo esto y más se vivió durante el pasado fin de semana en el Complex Esportiu de Salou, en el que los 46 equipos participantes se citaron para disputar la Fase Tarragona, la primera etapa de LaLiga Genuine 2023-24. Previamente, el viernes tuvieron su carta de presentación en la jornada inaugural celebrada en el Nou Estadi, como no podía ser de otra forma. El Nàstic de Tarragona y la ciudad pueden presumir de ser los fundadores de una competición que año tras año rompe barreras sociales en la normalización de la práctica del fútbol en personas con discapacidad intelectual.
En todos los partidos se respiraron valores de ilusión, compromiso, deportividad y unión en los que lo deportivo quedó en segundo plano. «El equipo ha disfrutado mucho y hemos hecho nuevos amigos, que es lo más importante. Todos somos una familia», aseguró para el Diari Álvaro Cano, jugador del Nàstic Genuine. Él, junto a su compañero Rubén Almazán lograron convencer al presidente de LaLiga, Javier Tebas, para fundar LaLiga Genuine. Una competición que empezó con 18 equipos y que en su sexta edición ya los triplica. Éstos, están integrados en las estructuras deportivas de los equipos profesionales que representan.
Tanto Cano como Ian Monreal, jugador de la Fundació Base Reus y el otro equipo representante de la provincia, coincidieron que poder defender el escudo de su equipo les llena de «orgullo y satisfacción». En cuanto a los partidos, los ganxets se enfrentaron a Barça, Celta Integra y Córdoba, pudiendo vencer a los andaluces. Por su parte, el Nàstic jugó frente al propio Celta, Las Palmas e Ibiza, llevándose la victoria ante los baleares. Fueron partidos vibrantes en los que los jugadores se dejaron la piel en el campo. Todos los equipos celebraron en piña cada gol a favor, ante los ojos de unos orgullosos aficionados que no cesaron de corear los cánticos del equipo. Lejos de frustrarse, el equipo rival también se alegraba y reconocía el mérito del adversario.
Tras el último partido, cada jugador recibió una medalla que acreditaba su participación en la competición. Los jugadores radiaban de felicidad y fueron aclamados por las diferentes aficiones. La entrega fue a cargo de Josep Maria Andreu, presidente del Nàstic, y del resto de la cúpula grana. «Ver las caras de ilusión de los jugadores al recoger la medalla y poder colaborar a que la gente sea feliz no tiene precio», expresó Andreu, quien reconoció que fundar LaLiga Genuine es de lo que más orgulloso se siente de toda su trayectoria como presidente del Nàstic.
Y es que LaLiga Genuine es un gran mecanismo de integración social y que da el espacio que se merecen a las personas con discapacidad intelectual. En este sentido, Rafel Magrinyà, técnico del Nàstic Genuine, manifestó que para estos jugadores poder competir supone una «inyección de positividad y de energía» muy importante para creer en ellos. «Se sienten queridos y respetados por todo el mundo», aseguró. Del mismo modo, Jordi Tobias, su homólogo en el Reus Genuine, puso en alza la capacidad de su equipo de fomentar valores como el «compromiso, responsabilidad o respeto al contrario» y transmitirlos a los más pequeños.
Finalizada la Fase Tarragona, LaLiga Genuine se trasladará a Cádiz, donde en febrero se disputará la segunda etapa de las cuatro totales en la competición.
