Con un aplauso en memoria de Carles Miñarro, el médico del Barcelona recientemente fallecido (“porque la medicina no entiende de colores”, recalcó Xavier Andreu, maestro de ceremonias) se iniciaba, este martes por la tarde, la tercera edición del Club 1900, un fórum creado por el Espanyol que ahora además coincide con el 125º aniversario del club, y que se celebró en el recinto modernista del Hospital de Sant Pau, en Barcelona, porque las obras de su construcción se iniciaron en 1900. Por eso, y porque la mesa redonda versaba sobre ‘Los avances médicos en el mundo del deporte’.
“Que nadie piense que la medicina deportiva es algo extraño. Intentamos que la medicina en el fútbol no sea residual, el fútbol actual debe dar un salto cualitativo, en el que la medicina debe tener un lugar preminente”, reivindicó ya de entrada Narciso Amigó, director del área de Salud del Espanyol, que sacó pecho por los 30 fisioterapeutas, media decena de nutricionistas y otros tantos médicos que trabajan en el club, “además de dos peñas sanitarias”. “La del fútbol es la medicina de la eficiencia y de la eficacia, porque estamos con futbolistas que valen muchos millones y tienen que jugar. Como decía Cruyff, el dinero en el campo y no en el banco”, sentenció.
Pochettino y la medicina
En esa línea recordó Josep Antoni Gutiérrez, especialista en medicina del deporte y miembro de la comisión antidopaje de Catalunya, cómo “Pochettino nos decía que prefería tener 22 jugadores en lugar de 23, y que lo que vale ese 23 se invirtiera en unos buenos servicios médicos. En el deporte colectivo, cuantos más partidos jueguen los buenos, más posibilidades hay de ganar. Y eso depende de los médicos”, defendió, a lo que sumó: “Pensamos en la medicina del deporte como chapa y pintura, pero hay otras muchas cosas. Es una buena inversión para conseguir mejorar resultados”.
LaLiga vs la Premier
También perico, aunque desde 2016 asociado a un Manchester City para el que le fichó Pep Guardiola (“cuando me dicen que sufren, les contesto que sufrir es salvarte en el minuto 96 con un gol de Corominas”, confesó), trató las diferencias entre los futbolistas de LaLiga y la Premier League. “En Inglaterra son 11 bestias, en España el fútbol va un poco más pausado. Pero las lesiones son las mismas, sobre todo las musculares, los isquiotibiales. Aquí vamos muy al límite, intentamos que una lesión vaya rápido, mientras que allí son todo protocolos que a veces lo ralentizan”, criticó. Y apostilló: “Más que fuertes, es que allí a los jugadores los compran casi con peso”.
Factores de crecimiento y células madre
Entró en juego toda una excelencia como Ramón Cugat, director del Institut Cugat y de la unidad de Traumatología del hospital Quirón Salut Barcelona. Preguntado por el principal avance de la medicina aplicada al deporte en las últimas décadas, subrayó sin dudarlo que “los factores de crecimiento. Nos ayudan a recuperar más rápido un ligamento, un tendón o un músculo. Ante las fracturas de cartílago, podemos trocearlo y mezclarlo con factores, que nos ayudan a recuperar y a prevenir lesiones”.
“El otro avance son las células madre”, destacó. Y lo razonó: “En la legislación española y europea está prohibido multiplicar células. La semana pasada nos reunimos en Bolonia para consensuar el uso de las células, solo las sacadas de la médula ósea y de la grase se pueden emplear, pero concentradas, no expandidas. La legislación ha de cambiar, pero nos quedan días por delante”, vaticinó. Y remachó: “En el futuro será bueno que utilicemos no la célula sino la carne que lleva la célula, que es rica en factores de crecimiento, en ARN, ADN…”.
El LCA en mujeres
Enarboló la bandera del fútbol femenino con fines sanitarios la doctora Gemma Pidemunt, cirujana ortopédica en la Clínica Corachán: “Debemos aprovechar el auge del fútbol femenino, porque hasta ahora nos estamos basando en estudios sobre varones, y la mujer tiene peculiaridades, en sus distintas etapas. No son lo mismo las lesiones en una niña, una adolescente o adulta, por el tema hormonal”, señaló.
Puso como ejemplo Pidemunt, que colabora con la Federació Catalana de Bàsquet, que solo el año pasado se operaron 150 lesiones del ligamento cruzado anterior, de las cuales el 60 por ciento eran mujeres, “a pesar de que muchas menos mujeres que hombres juegan a baloncesto”. “Estas lesiones se producen más cuando los estrógenos son más altos, así que debemos hacer entrenar a estas mujeres de una manera distinta en ese periodo menstrual”, analizó.
Dopaje y genética
Apareció el asunto del dopaje con Gutiérrez, quien consideró que “en el fútbol, el dopaje no se entiende demasiado, porque no es un deporte individual y, aunque corras más, tienes que acertar con el balón”. Asimismo, opinó que el problema de sustancias dopantes es su abuso, y por tanto las secuelas que deja.
“El dopaje del futuro irá por la genética. Yo he conocido a deportistas dopados, porque la Unión Soviética o Alemania Oriental hicieron del dopaje una técnica de Estado. El problema es cómo están después, y esos ídolos o tienen una gran cantidad de patologías o están enterrados”, aseguró.
Hipoxia, cámara hiperbárica.. el Espanyol, “como una moto”
Regresó el balón hacia Amigó, quien sentó cátedra con esta frase: “El futbolista es un laboratorio”. Basó su afirmación el médico del Espanyol en que sobre éste “se prueban casi todos los avances médicos” para obtener el mayor rendimiento posible, “yendo al límite de sus capacidades”. Y repasó las grandes novedades del área de Salud del club perico.
La más destacada, porque la acaban de desembalar, es una máquina de hipoxia, que simula los entrenamientos en altura, como hacen los ciclistas “cuando se van 15 días a Sierra Nevada al inicio de la temporada”, o los nadadores antes de una competición. El objetivo, en todos los casos, pasa por fabricar más glóbulos rojos. “Intentaremos que los jugadores rindan más con este entrenamiento de 15 minutos, dos o tres veces por semana”, explicó.
También cuenta el Espanyol con una cámara hiperbárica (esa burbuja repleta de oxígeno en que se sumerge al futbolista), con corrientes galvánicas para acortar plazos en las lesiones musculares o con el uso de termografía, que capta el riesgo de lesión en una determinada zona del cuerpo.
Como resultado, celebró Amigó, “el Espanyol es, junto al Getafe, el equipo que menos lesiones está teniendo esta temporada, porque se utilizan técnicas invasivas y se trabaja transversalmente. Durante 14 jornadas, los únicos lesionados eran quirúrgicos”, puso en valor. Y culminó: “Se verá en los diez últimos partidos que el equipo irá como una moto, igual que el año pasado en el playoff”.
Las cirugías se disparan en el City
La cara opuesta tuvo que mostrarla Mauri, quien lamentó que “en ocho años en el City, este año por primera vez hemos tenido cinco cirugías, cuando normalmente son una o dos”. “Qatar -donde también ejerció- es otro tema, porque vas con la idea de cambiar algo y vuelves dando gracias de que no has cambiado tú. Tienen mucha fe en Alá y cuando hay alguna lesión todo se vincula a eso”, se afligió.
La charla iba entrando en el terreno de la innovación, como la que Cugat puso sobre la mesa, como eminencia en lesiones del ligamento cruzado anterior. “Se está descubriendo que no es necesario operar”, proclamó. “Si hacemos una reconstrucción, lo limpiamos todo y algunos mecano-receptores se recuperan tarde o jamás, mientras que con un tratamiento conservador se regeneran naturalmente. Está dando un vuelco”, advirtió. “Por no decir que si operas, el día de mañana deriva en una artrosis”, añadió.
Por las manos de Cugat y su equipo, procedentes de la mutualidad catalana de futbolistas de todas las edades, pasan entre 900 y 1.400 cruzados rotos al año. “Cada semana se operan entre 20 y 30″, especificó.
Las botas y los niños
Y, hablando de edades, recalcó Amigó que en el fútbol base, hasta los 16 años, “lo más importante es educar a las familias. Después, el entrenamiento invisible (alimentación, sueño…) encaminado a la inmunología, siempre pensando que los niños son niños, y no adultos pequeños. Y que estudien, que no todo sea fútbol”, resaltó. Sobre las lesiones de cruzados, lamentó que “el césped artificial juega en contra. Y un niño no puede llevar las botas de los jugadores del primer equipo, que son de plástico; debe llevar un multitaco y ya está”.
Ante las lesiones, la recuperación. De eso sabe Pidemunt, quien desveló que “con la progresión de la artroscopia y la aparición de técnicas mínimamente invasivas nos hemos dado cuenta de que no es necesaria la radiografía perfecta, sino que basta con no causar al paciente más lesiones de las que tiene. Y eso pasa en la cirugía, pero también en las inmovilizaciones. El cuerpo lo que quiere es empezar a mover y a recuperarse lo antes posible”, aseveró.
Quedaba el tiempo añadido, en el que la exquisita moderadora, Edurne Cubero, directora de márketing y comunicación de la Clínica Corachán, pidió a los ponentes sus opiniones sobre el futuro de la Inteligencia Artificial (IA) aplicada a la medicina deportiva. Y nadie se mordió la lengua.
“La Inteligencia Artificial nos resbala un poco”
Fue Mauri el primero en afirmar que “la Inteligencia Artificial no nos dará nunca la relación entre médico y paciente. Al paciente hay que escucharlo, explorarlo, tocarlo, entenderlo. Y el Big Data, que también me parece muy bien, es todo aproximado, relativo y temporal”, estimó. “A nosotros nos ha pasado que teníamos el 99 por ciento de probabilidades de pasar una eliminatoria de Champions, y pasó el Madrid. Igual que Nadal contra Medvedev en aquel Open de Australia”, citó.
Un paso más allá fue Amigó, quien ante la presencia en primera fila del CEO del Espanyol, Mao Ye Wu (a quien Cugat se refirió un par de veces como “presidente”), puso un ejemplo palmario: “Si un jugador según la IA tiene un 97 por ciento de posibilidades de lesionarse, y le decimos al entrenador que no lo ponga, obviamente optará por que sí juegue”, razonó.
“La IA está perfecta para el proceso administrativo, pero a mí que no me den un número. En nuestro campo, la Inteligencia Artificial nos resbala un poco. La podemos aportar nosotros por la experiencia acumulada”, reivindicó Amigó, quien destapó que “este año hemos tenido a cuatro futbolistas rotos que han jugado y han acabado los 90 minutos. Ahí no hay inteligencia artificial que valga”.
Un punto de vista similar ofreció Gutiérrez, quien recordó que “las estadísticas se basan en lo que pasa, cuando nos salimos de eso ya se complica porque entra la imaginación, aunque debemos estar atentos a todas las novedades”. Y más receptivo se mostró Cugat: “Creo que la IA dará mucha guerra, pero está naciendo porque se basa en un Big Data que hoy es pobre. Cuando sea mayor, afinará mucho más. Yo hoy no me dejaría suturar por un robot, pero esto evoluciona tan rápidamente que quizá aún veamos algo”.
Y terminaba ya el coloquio cuando Amigó abrió “otro melón”, “que es la psicología en el deporte, algo un poco obscurantista. No está claro si necesitamos psicólogos coach, animadores o que ayuden en la pena”. Tal vez objeto de análisis para una nueva edición del Club 1900, difícilmente tan didáctica y repleta de conocimiento como la de este martes en el hospital de Sant Pau.
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