Los catalanes priorizan ligeramente vivir en un país capaz de garantizar un nivel de vida adecuado a sus ciudadanos a que esté gobernado democráticamente, según se desprende la encuesta sobre posverdad y teorías conspirativas del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat conocido este miércoles.
Según este estudio, cuyo trabajo de campo se realizó entre el 2 de junio y el 30 de agosto con una muestra de 5.667 personas, el 40% de estas se muestra favorable en cierto grado a vivir en un país capaz de garantizar un nivel de vida adecuado a sus ciudadanos, aunque no sea del todo democrático, mientras el 34% aboga por un país gobernado democráticamente, aunque no garantice ese nivel de vida. Uno de cada cuatro ciudadanos se muestra neutro ante esta disyuntiva.
El análisis revela significativas diferencias por edad y por género. Así los hombres y las generaciones más jóvenes tienden más a alinearse con el nivel de vida y las mujeres y las generaciones más maduras con la democracia. Así, por ejemplo, el 62% de los hombres entre 16 y 24 años priorizan el nivel de vida por el 19% que apuestan por la democracia, mientras que entre las mujeres de la misma edad las que apuestan por el nivel de vida suponen el 42% y las que abogan por la democracia suponen el 30%. El grupo más proclive a la democracia es el de los hombres de más de 64 años (47%).
Por simpatía de partido, los votantes de Vox (64%), Aliança Catalana (57%) y PP (49%), por ese orden, son los que priman más el nivel de vida y los de los Comunes (58%) y la CUP (53%), la democracia. Es decir, cuanto más a la derecha más se prioriza el nivel de vida y menos la democracia.
A pesar de todo, los catalanes prefieren un liderazgo basado en el consenso, aunque haga el proceso de toma de decisiones más lento (59%) a uno fuerte y decidido, que actúe aunque no todo el mundo esté de acuerdo (22%)
Quizás algo que puede explicar la priorización del nivel de vida a la democracia tiene que ver con un ascensor social un tanto estropeado que se ceba especialmente en la juventud. La encuesta plantea algunas cuestiones alrededor de la percepción sobre la clase media y las oportunidades de progreso y, en este sentido, es sintomático que un 82% de los encuestados crea que cada vez es más difícil para una familia trabajadora llevar una vida digna de clase media y que para un 74% de ellos trabajar y esforzarse ya no garantiza vivir con seguridad económica y solo un 43% opina que todavía existen muchas oportunidades para vivir dignamente si se estudia, se trabaja y se ahorra con constancia.
Un elemento clave en esta percepción podría ser el acceso a la vivienda, de largo, el mayor problema que tiene Catalunya citado por el 70% de los encuestados (con un másximo de cuatro respuestas posibles) seguido muy de lejos por el paro, la precariedad laboral y los bajos salarios (39%), la sanidad (38%), la inseguridad ciudadana y la inmigración (33%).
Respecto a esta última cuestión, la encuesta revela que para la mayoría de catalanes la inmigración tiene un impacto positivo para la economía (62%) y enriquece la vida cultural catalana (51%). Sin embargo, para el 53% de los encuestados las personas inmigradas reciben muchas más ayudas que las personas nacidas en Catalunya.



