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ARNAU LLORET
El entrenamiento cruzado, si bien es una práctica complementaria, se ha convertido en uno de los principios fundamentales para muchos corredores que buscan mejorar su rendimiento de forma integral. Aunque correr sigue siendo el eje central de la preparación, incorporar el entrenamiento cruzado puede ofrecer beneficios significativos para la salud cardiovascular, la resistencia aeróbica y la prevención de lesiones, sin perder de vista la importancia del entrenamiento específico de carrera.
El entrenamiento cruzado implica la práctica de otras actividades como la natación, el ciclismo o el entrenamiento en elíptica y proporciona una valiosa oportunidad para trabajar el sistema cardiovascular de una manera diferente. Estas actividades pueden mejorar la capacidad del corazón para bombear sangre de manera más eficiente, aumentando así la resistencia aeróbica general.
Al realizar actividades de bajo impacto como la natación o el ciclismo, los corredores pueden mantener un ritmo cardíaco elevado sin someter a sus articulaciones al estrés repetitivo del running. Esto es particularmente útil durante la fase de recuperación activa o cuando se busca reducir el riesgo de lesiones por sobreuso.
El entrenamiento cruzado, una estrategia contra las lesiones
El entrenamiento cruzado también permite controlar la intensidad de los entrenamientos de forma más precisa. Mientras que el running puede ser demandante para el cuerpo, especialmente en sesiones de alta intensidad, el entrenamiento cruzado ofrece la posibilidad de realizar sesiones de menor impacto, pero igualmente desafiantes desde el punto de vista cardiovascular.
Alternar entre correr y otras actividades también brinda una variabilidad en el entrenamiento, lo que puede ser beneficioso para evitar el estancamiento y el aburrimiento. Esta variabilidad ayuda a estimular diferentes grupos musculares y sistemas energéticos, lo que contribuye a un rendimiento más completo y equilibrado.
Uno de los puntos fuertes del entrenamiento cruzado para muchos corredores es la reducción del impacto en las articulaciones. Correr de manera constante y repetitiva puede llevar a lesiones como la periostitis tibial o la fascitis plantar. El entrenamiento cruzado ofrece la posibilidad de mantener la condición física sin someter al cuerpo a ese estrés constante.
Además, al trabajar músculos y grupos musculares que no se activan de la misma manera al correr, este tipo de entrenamiento puede ayudar a fortalecer el cuerpo de manera más completa. Esto mejora la estabilidad articular y la resistencia de los músculos estabilizadores, lo que a su vez reduce el riesgo de lesiones relacionadas con la debilidad muscular.
El entrenamiento cruzado, un complemento al running
Es esencial recordar que, si bien el entrenamiento cruzado aporta una serie de beneficios valiosos, no debe reemplazar por completo el entrenamiento específico de carrera. Correr sigue siendo la actividad principal para los corredores y el foco principal debe estar en mejorar la técnica, la velocidad y la resistencia en este ámbito.
El entrenamiento cruzado puede complementar el running, pero no debe ser visto como un sustituto. Se debe saber mantener un equilibrio adecuado entre ambos tipos, con sesiones de running programadas de acuerdo a los objetivos específicos de cada corredor.
En conclusión, el entrenamiento cruzado es una herramienta valiosa para muchos corredores que buscan mejorar su rendimiento y mantenerse saludables. Proporciona beneficios cardiovasculares y aeróbicos, control de la intensidad, reducción del impacto en las articulaciones y prevención de lesiones.
