El ejercicio físico es una de las herramientas más recomendadas para mantener la salud y prevenir enfermedades. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que el momento del día en que se realiza puede condicionar los beneficios que se obtienen, y que esos efectos varían entre hombres y mujeres.
La investigación, publicada en la revista científica Frontiers in Physiology, se titula “Morning Exercise Reduces Abdominal Fat and Blood Pressure in Women; Evening Exercise Increases Muscular Performance in Women and Lowers Blood Pressure in Men” y está firmada por Paul J. Arciero y otros investigadores del Skidmore College (Nueva York).
12 semanas, dos horarios, mismo entrenamiento
El ensayo clínico controlado y aleatorizado contó con la participación de 56 adultos activos y sanos (30 hombres y 26 mujeres) de entre 25 y 55 años. Durante 12 semanas, todos ellos siguieron un mismo programa de entrenamiento y una dieta controlada. La única diferencia era el horario en que entrenaban.
Un grupo realizaba ejercicio por la mañana (entre las 6:00 y las 8:00 h), mientras que el otro lo hacía por la tarde-noche (entre las 18:30 y las 20:30 h). Cada sesión tenía una duración de una hora y se repetía cuatro días a la semana (lunes, martes, jueves y viernes). El programa combinaba ejercicios de resistencia, fuerza, sprints y estiramientos.
Las mujeres
Las diferencias más marcadas se observaron en las participantes femeninas. Las mujeres que se ejercitaron en horario matutino experimentaron una mayor reducción de grasa abdominal y presión arterial. En concreto, quemaron un 7% más de grasa abdominal y redujeron la tensión arterial en la misma proporción en comparación con quienes entrenaban al final del día. También mostraron mejoras destacadas en la fuerza de las piernas.
En cambio, las mujeres que entrenaban por la tarde obtuvieron mayores beneficios en la fuerza del tren superior, mejoras del estado de ánimo, mayor control del apetito, y avances significativos en potencia y resistencia muscular (29% y 15% respectivamente).
Los hombres
En los hombres, el horario tuvo un efecto menos marcado, aunque también relevante. Aquellos que entrenaron por la tarde-noche mostraron una reducción mayor en la presión arterial, así como una mayor oxidación de grasas. Además, mejoraron su capacidad para gestionar la fatiga física, con una mejora del 55% frente a los que entrenaban por la mañana.
En general, todos los participantes mejoraron su forma física y salud metabólica, independientemente del horario. Reforzando la idea de que hacer ejercicio es beneficioso en cualquier momento del día.