La competición internacional de piragüismo en aguas tranquilas empieza a acelerar este fin de semana. La Copa del Mundo se pone en marcha en la ciudad húngara de Szeged, días después de que se celebrara el selectivo nacional. En ella va a participar una amplia delegación española para empezar a probarse en clave internacional en esta nueva temporada.
Al frente de la expedición destacan varios primeros espadas. Entre ellos, Marcus Cooper Walz. Triple medallista olímpico (oro en K1-1000 en Río 2016, plata en K4-500 en Tokio 2021 y bronce en K4-500 en París 2024), el balear asoma como una de las figuras clave del nuevo K4 que hace unos días ganó ese selectivo. Su experiencia apunta a ser determinante en la embarcación referencia durante años del piragüismo nacional. Sobre sus retos inmediatos, sus últimos meses y sus desafíos de futuro ha hablado con MD en una charla organizada por su patrocinador JAECOO.
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Hace unos días vivió la primera competición clave de la temporada con el selectivo nacional. Fue ganador del K4-500 junto a sus nuevos compañeros Adrián del Río, Carlos Arévalo y Álex Graneri. ¿Cómo ve a este nuevo equipo? ¿Cuánto tiempo puede llevar acoplar bien esta nueva unión?
Es una embarcación en la que los cuatro componentes partimos bastante fuertes a nivel individual. Pero ahora viene el trabajo de acoplamiento y de sincronización. En el piragüismo eso es muy importante, porque hay muchos detalles. En este caso, hay que trabajar el gesto técnico de cada palista y luego la sincronización, con la importancia de la aerodinámica. El tiempo que se necesita para que salga todo, depende de cada caso, pero es de al menos un mes.
Tienen este fin de semana la Copa del Mundo de Szeged. ¿Qué objetivos se plantean a corto plazo?
En Hungría hay un objetivo sobre el papel a nivel de criterios federativos, que es el de estar entre los seis mejores del mundo. Si lo logramos, estos cuatro cuatro seríamos los componentes de la embarcación que iríamos al Mundial. Si no, podrían entrar algunos palistas si mejoraran ese rendimiento. Así que ese es el objetivo que nos marcamos.
Es un equipo nuevo, sin Rodrigo Germade ni Saúl Craviotto. Usted ahora es, junto a Carlos Arévalo, uno de los veteranos. ¿Cómo vive este nuevo proceso?
Es la primera vez que cambia el equipo después de dos ciclos olímpicos, porque a Tokio y a París fuimos los mismos palistas. Llevábamos muchas horas de entrenamiento juntos, porque hemos estado ocho años con los mismos cuatro deportistas, más allá de alguna entrada y salida en momentos puntuales. Ahora se ha cambiado el cincuenta por ciento y es un nuevo reto. Pero el deporte es eso también: retos y reinventarse, adaptarse, ser todoterreno. Es lo que hacemos ahora. Lo bueno que tenemos en España es que somos una potencia a nivel internacional. Entra uno y sale otro y el K4 va rápido. Ahora en esta Copa del Mundo va a ser el primer choque de realidad para bien y para mal.
¿Ha cambiado su papel como gestor dentro del equipo?
Sí lo noto. A mí no me gusta imponer demasiado. Sí que es verdad que se nota, porque se me hace mucho más caso cuando hay una opinión en el día a día. Se me tiene más en cuenta en ese sentido (ríe).

Marcus Cooper Walz, preparado para la parte clave de la temporada
RFEP
¿Cambios así ayudan a encontrar nuevas motivaciones después de todo lo que ha ganado?
Sí, busco mucho eso. Motivarme buscando superarme. Innovar de alguna manera, intentar no quedarme en el mismo nivel. Ya quedarme está bien, pero sí soy ambicioso y busco complicarme un poco la vida, retos diferentes. En este aspecto lo tengo ya en el hecho de que haya nuevos componentes. Pero hay una parte de mí, de cara al ciclo olímpico entero, que no sabe el objetivo que voy a plantearme. Aún no sé si volveré al individual yo solo. No lo tengo muy claro.
“Hay una parte de mí, de cara al ciclo olímpico entero, que no sabe el objetivo que voy a plantearme. Aún no sé si volveré al individual yo solo. No lo tengo muy claro”
¿Se ha marcado un plazo para decidirlo?
Antes de que acabe esta temporada lo tengo que decidir. En el caso de acabar esta modalidad necesito tres temporadas para llegar en condiciones a los siguientes Juegos.
Hablando de Juegos, retrocedamos al pasado verano, porque fue uno de los grandes protagonistas de la cita olímpica. ¿Qué se siente al ser abanderado de la delegación española?
Es una experiencia difícil de explicar. No se hace justicia con palabras a lo que para mí significa. Es una mezcla de emociones. Estoy siendo el deportista de toda la delegación española que porta la bandera en una inauguración de unos Juegos Olímpicos, con lo simbólicamente potente que es. Los deportistas que lo han sido años atrás así lo muestran. Estar a ese nivel es un honor. En el momento vivido en la práctica, compartes la emoción del resto de deportistas y estar en pleno estado de forma para dar lo mejor de ti mismo.
Se vio con esa medalla de bronce en el K4. ¿Se valora más con el paso del tiempo o en el momento en el que se consigue?
Siempre la he valorado al máximo. Soy una persona que no se pone como objetivo nunca un puesto en el ranking. Busco otro tipo de objetivos. Para mí era ser capaz de dar lo mejor en estos Juegos Olímpicos. Si luego tienes las medallas, genial. También quedé cuarto en el K2, que es una posición bastante difícil que nunca había experimentado. Pero, igualmente, di mi mejor versión y eso me valía. Tengo una medalla de cada color, parece que hecho aposta (risas).
¿Saben de forma diferente?
No, aunque sí podría decir que son diferentes porque los hechos o el camino que han llevado a cada una de ellas lo son. El primer oro, que por color de medalla es el más valioso, siento que para mí fue realmente la más fácil de conseguir, porque creo que después me he ido superando ciclo a ciclo. El oro llegó en el K1 y luego ya me metí en el barco de equipo. Eso me requería tener que estar totalmente adaptado a mis compañeros cuando llegamos a Tokio. Luego, de cara a París, lo mismo, pero encima en dos modalidades.
Con ese esfuerzo que dice de las dos modalidades, ¿se plantea volver a doblar en Los Ángeles?
Sí la considero, pero aún no sé lo que haré. Lo consideraría si fuera una opción con sentido, con lógica.
“Yo me planteo el ciclo de Los Ángeles totalmente igual, pero es la primera vez que me cuesta tanto encontrar un objetivo para superarme”
¿Cambia algo de cara a este ciclo de Los Ángeles? Quiero decir, lleva tres ciclos olímpicos estando en la cima. ¿Cambia la motivación? ¿Hay riesgo de perderla en algún momento?
Yo me planteo el ciclo de Los Ángeles totalmente igual, pero es la primera vez que me cuesta tanto encontrar un objetivo para superarme. Hay que ser humilde y valorar que el mantenerme ahí ya tiene mérito. Tener esa constancia. Es más difícil mantenerse arriba que llegar.
¿Cuál es esa motivación, cuál ese objetivo que ha encontrado?
La motivación es recordar que el entrenamiento y el resultado para unos Juegos Olímpicos no solo empieza en esa cita, sino que se inicia con el ciclo. El piragüismo es fuerza, resistencia, pero también adaptación y conexión con la piragua y el agua. La motivación es empezar a entrenar cuanto antes mejor. Es ahí donde los detalles cuentan desde ahora hasta el día clave.
¿Se marca algún objetivo intermedio en el camino hacia los Juegos?
En principio, la competición principal sería el Mundial de 2027. Al menos hasta ahora, siempre ha sido el previo el clasificarse para la plaza del país. Pero este ciclo olímpico puede que lo cambien y cuenten los años a partir de 2026.
¿Qué le ha aportado la experiencia de cara a este ciclo? ¿Se nota el desgaste?
En Río 2016 nada más cruzar la meta aprendí una lección bastante grande: la importancia de los detalles. Eso es algo que vale la pena. Los humanos somos capaces de mucho más de lo que pensamos. La experiencia de ir ganando cada vez más te da un poco más de tranquilidad a la hora de competir. Como has vivido tantas veces esa sensación, estás menos nervioso y sientes menos presión. Eso te hace dormir mejor, comer mejor, no tener insomnio. Son detalles más prácticos. En ese sentido, la experiencia me ha aportado el estar más acostumbrado a sentir esas sensaciones. En cuanto al desgaste, no es algo que note. El piragüismo no es especialmente lesivo para eso, es bastante natural.

Marcus Cooper Walz sigue buscando nuevas motivaciones tras haberlo ganado todo
JAECOO
¿Ha necesitado algún parón para replantearse sus retos?
En mi caso no necesito pasar de hacer deporte, porque me gusta. Lo haría aunque no estuviese compitiendo. Pero sí he aprovechado para dedicar tiempo a más cosas que normalmente no puedo hacer por el deporte. Ha sido el caso de mi ‘Plan Cooper’, mi proyecto personal de salud y de bienestar. He estado muy dedicado a ello. Luego, también he podido dedicarme a cuidar de los que me acompañan en mis éxitos, como es el caso de JAECOO.
Habla de JAECOO. ¿Qué importancia tienen las marcas en su carrera?
Yo siempre he pensado que una empresa o una entidad ligada al deporte va a estarlo por sus valores, por la imagen limpia y bonita que tiene el deporte. Luego, además, porque realmente una entidad o un proyecto de éxito como el caso de JAECOO comparte los valores del deporte como el piragüismo. Es un deporte con espíritu aventurero. El deportista profesional tiene como motivos la búsqueda de la excelencia, el cuidar los detalles, el poder dar lo mejor de sí. Carácter todoterreno, dar el máximo esfuerzo posible y el máximo rendimiento. La colaboración con JAECOO encaja muy bien y me aporta mucho a nivel personal.
¿Hay dependencia de los patrocinadores en el piragüismo?
No dependencia, pero sí que ayudan muchísimo. Yo al menos siempre lo digo cuando subo al podio: los patrocinadores forman una parte importante de ello porque nos empujan con la piragua. Nos dan apoyo y respaldo económico. JAECOO es una nave espacial que me acompaña todos los días, literalmente, a entrenar.
“Como deportista, no me queda obligatoriamente ningún objetivo por cumplir, pero eso no quiere decir que no vaya a seguir superándome. Nunca he tenido como objetivo la acumulación de medallas olímpicas”
¿Con qué objetivos va cada día a entrenar? Es campeón olímpico, triple medallista olímpico, triple campeón mundial, doble campeón europeo, multimedallista en grandes competiciones. ¿Qué retos le faltan por conseguir?
Como deportista, no me queda obligatoriamente ningún objetivo por cumplir. Siento que ya he cumplido con todo. No sé qué más podría lograr. Pero eso no quere decir que no vaya a seguir superándome. Mis objetivos ahora son un poco más con esa experiencia y ese palmarés y esa autoridad de cara al exterior: quiero usarlos para hacer el bien en la sociedad, para inspirar, para ayudar a los demás a conseguir lo que se propongan, sea el deporte o fuera de él.
Quiero que tengan las herramientas para ello, servir de inspiración, que no les frene una emoción negativa. Que vean en mí que es posible, que he empezado desde abajo y es posible llegar. Quiero hacerlo a nivel de conferencias, de redes sociales, a través de pisocólogos y preparadores físicos… Todo gira en devolver algo a la sociedad de lo que más me gusta.
Entonces, con sus tres medallas olímpicas, ¿mira a las cinco de David Cal y a las seis que por ahora tiene Saúl Craviotto?
Nunca he tenido como objetivo la acumulación de medallas olímpicas. Ni lo he tenido ni lo tengo. Por edad podría conseguirlo, podría ir a dos Juegos más. Hay cosas que no dependen del todo de mí, dependen de criterios de la RFEP, de mi entorno. Pero nunca me planteo objetivos de ranking.