Itay Regev, quien cumplió 19 años hace una semana, pasó 54 días secuestrado por Hamás.

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Itay Regev, quien cumplió 19 años hace una semana, pasó 54 días secuestrado por Hamás.

  • Author, Lucy Manning y Daniel Wittenberg
  • Role, BBC News

Uno de los rehenes liberados en Gaza hace tres meses acusó al mundo de olvidarse de los que siguen secuestrados por Hamás y denunció que no se está haciendo lo suficiente para traerlos de vuelta a casa.

El israelí Itay Regev, de 19 años, recordó que se trata de “la vida de personas” e instó al gobierno de Israel a hacer todo lo posible para liberarlos, “cueste lo que cueste”.

En declaraciones a la BBC, Regev explicó que los rehenes están retenidos en condiciones “horribles” y que él no creía que fuera a salir con vida después de que lo secuestraran junto a su hermana y un amigo en el festival de música Nova.

“Estoy seguro de que si a alguien le secuestran a su hijo, no le importará el precio que haya que pagar [por su liberación]. Tenemos que devolver a los rehenes cueste lo que cueste”, explicó.

Desde hace semanas se está negociando un alto el fuego y un intercambio de rehenes. Sin embargo, aún no se ha llegado a un acuerdo.

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Entre los puntos conflictivos se encuentra la exigencia de Hamás de un cese al fuego permanente y la retirada de las tropas israelíes de Gaza, pedido que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha calificado de “delirante”.

Itay y su hermana Maya con otras personas en un centro sanitario

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Tanto Itay como su hermana Maya recibieron disparos durante el ataque de Hamás.

Itay Regev fue liberado junto con su hermana Maya y otros 103 rehenes a cambio de la salida de unos 240 presos palestinos de cárceles israelíes durante una breve tregua en noviembre.

Unos 130 rehenes, entre ellos su amigo Omer Shem Tov, siguen retenidos en Gaza. Las autoridades israelíes creen que unos 30 de los que no han sido liberados están muertos.

“Los rehenes llevan allí cinco meses. La respuesta es incuestionable: no, no están haciendo lo suficiente”, afirmó Regev, quien se encuentra en Londres para instar a la comunidad internacional a hacer más para conseguir su liberación.

“Cinco meses sin ver la luz del sol y sin saber qué pasa con tu familia, cinco meses en condiciones horribles y hambrientos… Hay que sacarlos de allí lo antes posible. Viven con la horrible sensación de no saber cuál será su destino de un segundo a otro”, explicó.

El comienzo de la pesadilla

Al describir sus 54 días de cautiverio, Regev dijo que tuvo que aceptar el hecho de que podrían matarlo.

“Pasamos mucha, mucha hambre. No me duché en 54 días. Mis captores eran muy, muy crueles. Les daba igual. Tenía heridas en las piernas, grandes agujeros en las piernas”, contó.

“Y vivías allí con una horrible sensación de miedo. Cada segundo que vives con esta sensación es terrible, no sabes realmente si te vas a despertar por la mañana, o si en un minuto te va a caer un misil encima, si van a entrar con un Kalashnikov y van a empezar a rociarnos con balas. Las condiciones son muy, muy difíciles allí”.

Vehículos incendiados en el festival Nova.

Fuente de la imagen, Reuters

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Más de 360 jóvenes murieron tiroteados, golpeados o quemados en el festival Nova y otros 40 fueron tomados como rehenes.

La guerra comenzó cuando hombres armados de Hamás atacaron el sur de Israel el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas y capturando a 253 rehenes.

Durante su asalto de madrugada, los atacantes de Hamás irrumpieron en el lugar donde se llevaba a cabo el festival de música Nova, cerca de la valla perimetral entre Israel y Gaza.

Más de 360 jóvenes asistentes a la fiesta murieron tiroteados, golpeados o quemados. Otros 40 fueron tomados como rehenes, entre ellos Itay Regev.

Recuerda haber oído cohetes y disparos mientras los hombres armados rodeaban el festival, seguidos de gritos.

“Subimos a un vehículo para intentar escapar del lugar y, a los cinco minutos, nos encontramos con una furgoneta de terroristas disparando a todos los vehículos sin piedad. Recibí un disparo en la pierna. Mi hermana también recibió un disparo en la pierna”, dijo.

“Y los terroristas salieron de la furgoneta. Me sacaron, me ataron las manos y empezaron a conducir hacia Gaza”.

Más de 31.200 personas han muerto en Gaza por la ofensiva iisraelí desatada en respuesta a los ataques, según el Ministerio de Sanidad dirigido por Hamás.

Junto a su hermana

Regev dijo que pensó que lo asesinarían cuando se lo llevaron, y que los combatientes de Hamás le hacían gestos como de que lo iban a degollar.

“Vi a mi hermana Maya herida y llorando. Maya también ese día se despidió de mí y me dijo que si salía vivo de esta, les dijera a nuestros padres que los quería. Es un día que no olvidaré el resto de mi vida”, recordó.

Itay Regev
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Regev aseguró tener el deber de hablar por aquellos que no pueden ser escuchados.

En un primer momento, le llevaron a una casa con una entrada de túnel hacia el interior y después, según cree, a un hospital.

“Entramos en Gaza y los terroristas empezaron a gritar y a celebrarlo. Era como una gran fiesta. Nos metieron en una casa y en medio de ella había un hueco. Nos hicieron bajar a él”.

Contó que lo llevaron a un hospital donde había un médico “muy ansioso” y varios combatientes de Hamás. El médico le extrajo la bala de la pierna sin anestesia ni analgésicos, dijo.

Me pusieron las pinzas en la pierna y me sacaron la bala sin anestesia. Me dijeron que me callara porque si no me callaba me matarían. En todo ese tiempo hubo más abusos, bofetadas en la cara, escupitajos”.

Lo separaron de Maya, quien también recibió tratamiento médico para recolocarle el pie que le colgaba, aunque lo hicieron de lado, en un ángulo antinatural.

Pero aun así consiguieron comunicarse.

Los captores rechazaron la petición de Maya de ver a su hermano, pero le pasaron una nota suya. Itay le contestó y así se comunicaron durante todo el calvario.

Maya, que no podía andar cuando fue liberada, está ahora sometida a una exhaustiva rehabilitación de la pierna.

Regev, quien cumplió 19 años la semana pasada, se alegra de su libertad, pero es algo que también le resulta difícil cuando otros, como su amigo Omer, siguen secuestrados.

¿Por qué Omer sigue allí y yo estoy aquí? A veces me siento mal por ello. Simplemente haría cualquier cosa por traerlo de vuelta”, dijo.

“Estuve allí con él y sé exactamente cómo se siente, quiero gritar su llanto en su nombre porque no puede hacerlo por sí mismo. Está indefenso”, lamentó.

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