Los legisladores en Estados Unidos ya no podrán ingresar libremente a los centros de detención de inmigrantes. Bajo una nueva medida impulsada por el gobierno, los congresistas deberán solicitar autorización con al menos tres días de anticipación para poder realizar una visita. Además, dicha solicitud puede ser rechazada, reprogramada o cancelada incluso durante la inspección.
El cambio fue comunicado a través de nuevas regulaciones emitidas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el organismo que supervisa los operativos de detención migratoria en el país. Según el nuevo protocolo, se establece una diferencia entre los centros de detención y las oficinas de campo, destacando que estas últimas no albergan personas detenidas.
Asimismo, se ha limitado la realización de actividades políticas dentro de las instalaciones. Esta disposición entra en conflicto con la ley federal, que autoriza a los miembros del Congreso a realizar visitas sin previo aviso como parte de su labor de supervisión.
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Lo que consiste la nueva medida impulsada por Trump
La orden, que lleva la firma de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, exige que los congresistas obtengan un permiso previo para ingresar a instalaciones del ICE. Este nuevo requisito ha sido criticado por varios sectores del Congreso, especialmente por legisladores demócratas, quienes en el pasado ya enfrentaron obstáculos al intentar acceder a estos centros.
Uno de los más firmes opositores es el congresista Bennie Thompson, quien calificó la medida como un acto sin precedentes y contrario a la Constitución. “El ICE no está por encima de la ley y debe someterse a la supervisión del Congreso”, declaró.
Esta política se implementa en medio de crecientes tensiones entre representantes federales y el gobierno de Trump por el manejo de los centros de detención migratoria. Para muchos, se trata de una estrategia para limitar la transparencia y ocultar las condiciones en las que se encuentran los inmigrantes detenidos en estas instalaciones.
