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Diamond T 730C, el camión artesanal de dos motores inspirado en un personaje de Disney

Autor: Revista Transporte Mundial

La creación humana no tiene límites, y este camión artesanal es una prueba de ello al contar con dos motores totalmente diferentes funcionando en perfecta sintonía.

El ingenio para armar un camión artesanal o restaurar algún vehículo en particular no es algo que todo ser humano lleve adentro. Más que un trabajo es una pasión, algo que se vive todos los días y se alimenta con el paso del tiempo y las experiencias vividas. Claro, siempre hay un ejemplo a seguir, y en esta oportunidad una historia de Disney es el punto de partida.

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En el antiguo cuento infantil, Geppetto, un carpintero que vivía solo, construye un muñeco de madera llamado Pinocho que cobra vida y que, cada vez que el pequeño dice una mentira, le crece la nariz. La historia que ocupa esta nota tiene mucho en común con este personaje.

Lanzado en 1957, el Diamond T 730C equipó un motor RD450 de 7.5 litros “6 en línea” y 202 CV producido por la estadounidense International Harvester que para muchos transportistas de la época no era suficientemente potente. Gracias a un “Geppetto” el pesado se convirtió en un camión artesanal con una trompa que se ganó el apodo de Pinocho.

Una idea, dos motores y un camión artesanal

Además de convertirse en una versión mejorada respecto del modelo de producción, el Diamond T 730C es nada menos que un camión artesanal único. Pero, ¿Por qué un camión estadounidense necesita una «nariz» tan larga que condicionaba su diseño? En primer lugar porque es un modelo «casero», segundo que el capot que sobresale no es un homenaje a la moda sino una necesidad.

El autor del “proyecto” fue Frank Gripp, propietario de una pequeña empresa de transporte, Gripp Trucking, en Illinois. Desde antes de la guerra de 1940 hasta los años 90, el director de la empresa se dedicó al transporte de cereales y ayudó a los agricultores locales a exportar sus cosechas.

A mediados de la década de 1960, el ejecutivo de Gripp Trucking contrató a su hijo como camionero. El joven, con muchas ambiciones, rápidamente se dio cuenta de que con un camión así no se convertiría en el “rey de la carretera”, ya que el Diamond T tenía dificultades para arrastrar un semirremolque pesado.

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La solución era obvia: necesitaba un modelo con un motor más potente. Pero las cosas no le iban muy bien a su padre y no podía permitirse el lujo de comprar camiones con el caballaje necesario, por lo que decidió instalar otra unidad de potencia. ¿Cómo? Estirando la trompa en forma de «nariz».

El primer intento no tuvo éxito. Padre e hijo instalaron otro motor delante del de serie: un Wisconsin V4 refrigerado por aire. Todo se hizo de forma sencilla al conectar los cigüeñales de ambas unidades. Sin embargo, después de varias pruebas la solución no era capaz de alcanzar la velocidad y prestaciones deseadas.

Luego equiparon a este camión artesanal con un motor Jeep, precisamente un Wisconsin de cuatro cilindros. Pero nuevamente hubo un problema: ganó la velocidad requerida, pero no el torque necesario. Aún quedaba un intento y fueron por todo al probar con un Buick V8 de casi 5 litros y 250 CV. Aquí, finalmente, todo coincidió: tanto el número de revoluciones como la cantidad de torque entregado.

La transmisión causó algunos problemas, pero se encontró una solución bastante original y sencilla. La salida de la transmisión automática del motor adicional estaba conectada a través de una polea a la «mecánica» del motor estándar.

En el primer viaje la diferencia fue grande. El camión artesanal iba cargado con trigo y se dirigía a la ciudad de Davenport, Iowa. Frank Gripp padre iba en el camión y todos los demás camiones de la Interestatal 80 fueron adelantados sin esfuerzo. Sólo el embrague del Diamond T patinó debido a la potencia adicional. Por lo tanto, fue reemplazado por uno con resortes más fuertes.

Lo curioso es que el control de ambos motores era único, el acelerador original de la camioneta, y, cuando se activaba, la caja de cambios del Buick pasaba de punto muerto a tercera de una vez, sin utilizar primera y segunda.

El mayor inconveniente fue la distribución del peso. Se volvió difícil conducir el camión artesanal vacío ya que el volante solo obedecía bien cuando estaba cargado (sin contar al dureza extrema…). Otro defecto era que al conducir vacío, no se podía apagar un motor para ahorrar combustible.

Este extraño camión artesanal bimotor fue utilizado durante diez años, hasta 1975. Luego se pudrió pacíficamente en algún lugar desconocido, hasta que a principios de los ’90 lo compró Adams Transit, compañía de transporte, quien lo restauró y lo mantuvo hasta 201, año en que fue subastado. A día de hoy que se desconoce su paradero.

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