Opinión
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La separación entre iglesia y estado no es enemistad. Es salvaguarda, escribe Ignacio Estrada
12 de julio de 2025 – 9:00 PM
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
Hay una reflexión que se hace urgente en estos días, que incomoda y no puede seguir postergándose. En los últimos tiempos, hemos visto cómo la delgada línea entre Iglesia y Estado —ese principio que por décadas sostuvo el equilibrio democrático— comienza a desdibujarse peligrosamente. Lo que en otro tiempo fue muro de respeto mutuo y de garantías para la pluralidad, hoy parece más una cuerda floja, tensada por intereses políticos y religiosos que buscan manipular la fe del pueblo con fines de poder.
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