Por @pmpalermo
Desde que anunció su salida del Arkéa Samsic ha habido más rumores respecto al futuro de Nairo Quintana que días en el calendario. No es para menos, dada la importancia del pedalista en cuestión, y por eso resulta interesante analizar cada posibilidad aunque luego no se haya cristalizado.
Ahora, la novedad sitúa al boyacense en el modesto Team Corratec italiano, bloque que fue Continental en 2022 y subió un escalón en este nuevo curso. Es claro el anhelo de crecimiento del conjunto que ha contratado a Valerio Conti, Attilio Viviani o Nicolás Tivani, pero añadir a Nairo sería impresionante para ellos. Poco que ponderar allí: la estructura de Serge Parsani ganaría en todo.
Dicho esto, la cuestión es qué representaría para el atleta. Inicialmente, la posibilidad de mantenerse en el pelotón luego que se le cerraran muchísimas puertas debido -según Johan Bruyneel- la presión de ASO para evitar que los equipos lo fichen. Eso sería por la descalificación que sufrió por consumir Tramadol, con lo que el escarabajo pasó a ser un corredor señalado.
El siguiente punto a considerar es que el Corratec no necesita a ASO, de hecho ni está en los radares de la todo poderosa empresa que controla el Tour. Todo lo contrario, apuntan al Giro y la adición del latinoamericano les abriría una puerta por el atractivo deportivo y comercial que lo rodea.
Quintana encajaría de maravillas en el panorama italiano, mucho más relajado que el galo. No sólo en cuestiones vinculadas a la ética sino en lo socio cultural, mucho más cercanos a lo que somos los de este lado del planeta. Amén que el Giro es una cita idónea para quien ganara la carrera en 2014.
Es cierto que las cronos de esta próxima edición no son lo mejor para Nairo, pero en términos generales es un evento que se le ajusta por el clima y el tipo y cantidad de puertos. Y no debe obviarse que las wild cards lloverían para Corratec de parte de otras rondas del país de la bota.
Ahora bien, mirando el vaso medio lleno, Quintana encontraría equipo y la posibilidad de seguir rodando profesionalmente. Pero siendo honestos, se antoja desilusionante un paso por esta escuadra pequeña, con una plantilla -con mucho respeto- modesta, incluso más que cuando el de Tunja arribó al Arkéa. Y sin escuderos de confianza o un sueldo top.
“A caballo regalado no se le miran los dientes”, dice un refrán. Y es eso lo que Nairo estaría haciendo aquí, puesto que se le cerraron las puertas del ciclismo grande por los motivos antes mencionados. Firmar por lo menos malo que se le presente o irse a casa con casi 33 años.
Es seguir trabajando, y no hay deshonra en ello, pero sí que choca cuando se trata del ciclista más grande de Latinoamérica en los últimos 50 años. Un pedalista que viene de ser top 10 en el Tour de France, con todo lo que ello implica. Lauro que, paradójicamente, es lo que confirma este fichaje desesperado.
Habrá que ver si los mecenas detrás del Corratec invierten al nivel que lo hicieron los de Arkéa y logran rodear al colombiano con un proyecto deportivo a su altura. Por lo pronto, esto será un año en el que Nairo mostrará destellos con arrestos individuales en el calendario italiano.
No esperen grandes demostraciones, competir no es sólo mover vatios y se necesita un equipo que te ubique de cara a un puerto, por citar un ejemplo. Recuerden las caídas sufridas por el de Cómbita en Arkéa, simplemente por correr desde atrás y viajar en mala posición.
Ojalá se confirme la noticia y que Nairo Quintana no deba colgar la bicicleta. Pero, apelando a todo el tacto y sinceridad posibles, se antoja un triste epílogo para los últimos años del escarabajo más importante de todos cuando aún tenía piernas para el World Tour.
Pablo Palermo
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