24/mar./24 – 04:15 Actualizado: 24/mar./24 – 18:07
Fuera de las visitas obligadas, en Cíes hay curiosidades y espacios menos conocidos por los excursionistas
Que Cíes ha cambiado es también visible en otros aspectos, como en el propio campo, donde se encuentra la playa de Cantareira, la más castigada con la marea negra del “Prestige”. Actuó el Ejército y con contundencia, tanta que sus máquinas levantaron toda la playa para eliminar la superficie contaminada y se perdió la arena, que no ha vuelto desde entonces, algo que sorprende a los responsables del Parque Nacional. En cambio, se pueden ver piedras ennegrecidas, que parecen restos del “Prestige”, aunque no es así: se trata de líquenes que se han quedado adheridos a las rocas, no de chapapote.
El campo de trabajo y su entorno tiene una larga historia con una comunidad hippy en los años setenta, antes de la declaración de las Cíes como Parque Natural. En esos momentos estaba permitida la acampada libre y las islas viguesas se convirtieron en una auténtica meca del hipismo, que incluso llegaron a montar un tótem, del que queda un recuerdo en piedra en el propio perímetro del campo veraniego.
Como anécdota, durante una excavación en la zona los arqueólogos dieron con restos que inicialmente no acababan de identificar. Era un asentamiento del “homus hippiensis”, como en broma lo denominaron.
Algo desconocido es la existencia de una planta desaladora, probablemente única en Galicia, que garantiza agua dulce. En las islas hay varias fuentes, pero el Parque mantiene un racionamiento para evitar acabar con un recurso valioso. Está situada a la entrada, cerca del restaurante de Rodas, y puede producir al día hasta 15.000 litros. No obstante, se utiliza solo para el restaurante y los baños, así como otros usos que no sean consumo. A su lado hay dos pozos y una planta depuradora de aguas residuales.
