En el país en que la Semana Santa que comienza para el cristianismo lleva los nombres de Turismo o de la Cerveza, donde la Navidad se llama por ley el Día de la Familia, donde cada celebración religiosa en un recinto del Estado levanta polvareda en la agenda política o donde la instalación de una Virgen María sobre la rambla montevideana divide las aguas, más de la mitad de los legisladores profesan alguna religión.
Uruguay lidera con comodidad el podio en la región -seguido más de lejos por Chile, de acuerdo al monitor del Latinobarómetro o al Barómetro de las Américas- con mayor porcentaje de pobladores sin religión. Cuatro de cada diez parlamentarios entran esa clasificación.
El 46% de los legisladores uruguayos se dicen católicos, según el relevamiento realizado por El Observador. Es una representación que, contraria a la proporción que sí muestran el ateísmo o el agnosticismo dentro del Palacio Legislativo, es más elevada que la percepción que el resto de los uruguayos tiene respecto a esa religión.
Cuando la Encuesta de Generaciones y Género midió la religiosidad uruguaya con más de 7.000 entrevistados el año pasado, solo un 36% se reconoció dentro de este credo encomendado por Jesús al apóstol Pedro hace dos milenios, diez puntos menos que al hacer la misma consulta entre dirigentes del Parlamento.
Otros ocho legisladores manifestaron ser cristianos, aunque no católicos. Los restantes tres, mientras tanto, respondieron profesar “otra religión”.
Un dato curioso es que, a mayor edad de los parlamentarios, menos son quienes sostienen no tener “ninguna” religión. De hecho, católicos y cristianos son amplia mayoría entre los dirigentes menores de 45 años, según los datos procesados por El Observador.
Los resultados demuestran que el Frente Amplio es el lema con menos representantes religiosos: casi siete de cada diez asegura no tener un credo. Solo 16 de los legisladores de la bancada más numerosa se reconocieron como cristianos o católicos, casi todos ellos vinculados al MPP. También se consideran dentro de alguna religión dos diputados socialistas, un astorista, un diputado del PVP y los dos senadores de la Vertiente Artiguista.
La relación se invierte en el Partido Nacional y en Cabildo Abierto, las dos fuerzas políticas con más fieles entre sus filas. El 86% de los blancos sostienen seguir alguna religión, al tiempo que tres cuartos de los legisladores cabildantes se reconocen dentro de algún credo.
Dentro del Partido Colorado, pionero en secularizar al Estado de la Iglesia Católica y por momentos -en especial a influjo de los gobiernos de José Batlle y Ordóñez- con altos niveles de tensión entre ambos, la mitad de los legisladores son religiosos.
También cabe destacar que varios de quienes confiesan tener una religión son del interior.
¿Cómo lo hicimos?
El Observador encuestó, mediante un formulario de Google, a los senadores y diputados actuantes durante la mayor parte de la legislatura en 2023. El relevamiento, realizado entre el 29 de agosto de 2023 y el 16 de enero de 2024, contó con las respuestas de 123 de 130 legisladores.
No respondieron la encuesta porque se opusieron a la misma: Carmen Asiaín (Partido Nacional, quien fue sustituida por su suplente Jorge Saravia), Carmen Sanguinetti (Partido Colorado), Raúl Batlle (Partido Colorado), Silvana Pérez Bonavita (Cabildo Abierto). No contestaron porque, tras sucesivos intentos de comunicación, nunca respondieron: Óscar Andrade (Frente Amplio), Álvaro Lima (Frente Amplio), Wilman Caballero (Cabildo Abierto), y Valentina Dos Santos (Partido Nacional).
El cuestionario incluyó nueve preguntas de opinión con múltiple opción y 12 consultas de perfil sociodemográfico y caracterización. Este trabajo fue iniciativa de un equipo periodístico de El Observador integrado por: Diego Cayota, Ramiro Pisabarro, Martín Prato y Tomer Urwicz.
