Allá por 1998 había pocos aficionados españoles a los videojuegos de estrategia que no tuvieran en su estantería un ejemplar de Commandos: Behind Enemy Lines. Aquella pequeña caja de cartón, distribuida por Eidos Interactive, contenía el que acabaría siendo no solo el primer éxito internacional a gran escala del videojuego patrio, sino el título que marcó un antes y un después para toda una generación de desarrolladores. Inspirado en las peripecias de un comando de operaciones especiales durante la Segunda Guerra Mundial, su combinación de táctica en tiempo real, sigilo y ambientación bélica precisa y detallada lo convirtió en un clásico inmediato. Detrás de aquella revolución se encontraba un estudio madrileño, Pyro Studios, fundado por los hermanos Ignacio y Javier Pérez Dolset.
La figura de Javier en particular ha resurgido estos días no por su legado lúdico, sino por su implicación en una presunta operación de obtención de información comprometedora sobre miembros de la Guardia Civil y la Fiscalía, según revelan los audios publicados por THE OBJECTIVE y El Confidencial. Un escándalo que amenaza con tener ramificaciones políticas de primer orden y que ha colocado al empresario en el centro de la tormenta mediática.
De Commandos al caso Zed
Pérez Dolset proviene de una familia con raíces empresariales sólidas. Su padre, José Pérez, fundó la distribuidora de videojuegos DRO Soft, una de las pioneras en la España de los ochenta. A mediados de los 90, Javier se incorporó al negocio familiar junto a su hermano Ignacio con la idea de crear contenido propio. Así nació Pyro Studios en 1996, con apenas una docena de empleados, muchos de ellos salidos de las facultades de ingeniería y sin experiencia previa en desarrollo de juegos.
Aunque Ignacio ejercía como director creativo y alma técnica del estudio, Javier era la cara visible y el impulsor estratégico. Según entrevistas de la época, Javier fue clave para asegurar los acuerdos con Eidos Interactive, la distribuidora británica que apostó por Commandos y lo lanzó a nivel mundial. También fue quien lideró la expansión del grupo a través de empresas paralelas como Ilion Animation Studios (productora de cine 3D) y Zed Worldwide (contenidos para móviles), con la que acabaría facturando cientos de millones de euros en la década de los 2000.
Commandos: Behind Enemy Lines vendió más de 700.000 copias en su primer año y dio pie a tres secuelas directas y varias reediciones. En 2024 fue elegido por votación popular como el mejor videojuego español en la gala ‘Jugando en casa’, organizada por asociaciones del sector y medios especializados. Su influencia es tal que sigue inspirando remakes, mods y clones más de dos décadas después.
Sin embargo, no todo en la trayectoria de Pérez Dolset ha sido una historia de éxito. En 2017 fue imputado por la Audiencia Nacional en el llamado ‘caso Zed’, por presuntos delitos de administración desleal y fraude a inversores. Se le acusaba de haber desviado fondos de la multinacional que presidía para su propio beneficio y el de su entorno. Aunque el proceso judicial aún no ha concluido, y él ha defendido siempre su inocencia, este episodio acarreó consecuencias notables para su proyección pública y empresarial.
El escándalo de los audios
A lo largo de la última semana, THE OBJECTIVE y El Confidencial publicaron una serie de grabaciones en las que aparecen Javier Pérez Dolset, Leire Díez –militante socialista, periodista y consultora de comunicación–, el abogado Jacobo Teijelo y el empresario investigado Alejandro Hamlyn. En ellas, se alude a una presunta operación para recopilar información comprometedora contra el teniente coronel Antonio Balas, de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, y el fiscal Anticorrupción José Grinda.
En los audios, Pérez Dolset llega a afirmar que la operación cuenta con el respaldo del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Tras la publicación, matizó en declaraciones a La Sexta que sus palabras habían sido sacadas de contexto y que lo único que pretendía era «llamar la atención de los periodistas» sobre las supuestas tramas de corrupción en el seno de los cuerpos de seguridad del Estado.
Sin embargo, el alcance de la conversación y la gravedad de las insinuaciones han provocado un terremoto político. Algunos sectores mediáticos lo han tildado de «fontanero del PSOE», mientras desde el propio partido han optado por el silencio o la distancia. En una entrevista publicada por El País este pasado viernes, 30 de mayo, el propio Pérez Dolset ha negado tajantemente ser un «fontanero del PSOE» y ha reivindicado su papel como denunciante desde que, en 2017, fuera detenido e imputado por el caso Zed. «Yo soy una víctima de la policía patriótica», declaró.
Afirmó además que lleva seis años investigando la «corrupción institucional» junto a Leire Díez, y que su motivación es ayudar a otras personas afectadas por abusos del Estado, sin distinción ideológica. También ha insistido en que sus declaraciones sobre Sánchez y Cerdán eran un «alarde» para ganarse la confianza de periodistas y lograr que se publicaran supuestas pruebas contra lo que denomina «la máquina del fango».
En cualquier caso, el perfil de Javier Pérez Dolset sigue siendo difícil de encasillar. El productor ejecutivo que ayudó a exportar el videojuego español a escala mundial, el empresario acusado de fraude, el asesor cultural del Gobierno y, ahora, el protagonista involuntario de una de las mayores filtraciones políticas del año: todas esas facetas conviven en un mismo personaje.
Mientras tanto, Commandos permanece en las estanterías físicas o digitales de miles de jugadores como un recordatorio de lo que una idea bien ejecutada puede llegar a ser. Y su creador, para bien o para mal, sigue ocupando titulares.