ROUYN-NORANDA, Quebec — No hace mucho, el puñado de inmigrantes africanos en Rouyn-Noranda, una ciudad remota en el norte de Quebec, se conocían todos.
Pero hoy hay recién llegados de África en todas partes. Una pareja de Benín se ha hecho cargo de Chez Morasse, una institución urbana que introdujo el platillo poutine a esta región. Y mujeres de varios rincones de África occidental y central conversaban recientemente en Épicerie Interculturelle, la nueva tienda de abarrotes africana de la Ciudad.
“Desde el año pasado, es como que algo, la puerta del infierno o la puerta del cielo, se abrió y todo el mundo siguió entrando —nunca había visto tantos africanos en mi vida”, dijo Folake Lawanson Savard, de 51 años, una nigeriana cuyo marido es quebequense, entre risas en la tienda.
La transformación de Rouyn-Noranda se produjo tras un aumento de inmigrantes que Canadá ha permitido entrar como trabajadores temporales en los últimos años para abordar la escasez generalizada de mano de obra.
La afluencia también ha contribuido a la crisis de vivienda del País y ha impactado en los servicios públicos de algunas áreas, llevando al Gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau a anunciar planes para controlar el número de inmigrantes.
El incremento ha creado comunidades africanas en los lugares más improbables de Quebec. Algunos inmigrantes trabajan en la tala de bosques boreales. Después de convertirse en residentes permanentes o ciudadanos, otros son trabajadores gubernamentales en pueblos indígenas a los que sólo se puede acceder en barco o en avionetas.
Si bien los inmigrantes africanos tienen mucho tiempo de vivir en las grandes ciudades de la provincia, son un fenómeno reciente en las zonas rurales.
La política de inmigración de Canadá se ha centrado tradicionalmente en atraer inmigrantes altamente educados y calificados. Pero muchos trabajadores extranjeros temporales ahora están siendo contratados para trabajos menos calificados en la industria manufacturera y de servicios, alimentando debates sobre si contribuirán tanto a la economía de Canadá como lo hicieron los inmigrantes anteriores.
Rouyn-Noranda es una ciudad minera de 42 mil habitantes a unos 90 minutos al norte de Montreal —en avión. Su alguna vez pequeña población africana estaba compuesta en su mayoría por personas contratadas para puestos técnicos en la industria minera o como investigadores en la universidad local.
Luego hubo un cambio, en parte debido a la decisión del Gobierno citadino en el 2021 de aumentar los esfuerzos para ayudar a las empresas locales a contratar trabajadores extranjeros, dijo Mariève Migneault, directora del Centro de Desarrollo Local, el brazo de desarrollo económico de la Ciudad.
Para G5, una empresa familiar que opera hoteles y restaurantes en la Ciudad, el número de trabajadores locales se había ido reduciendo durante años, dijo Tatiana Gabrysz, quien supervisa los dos hoteles de la empresa. Los jóvenes eran atraídos por trabajos mineros bien remunerados.
Se anticipa que inmigrantes, la mayoría de Colombia, pronto representen alrededor del 10 por ciento de la fuerza laboral de 200 personas de la compañía, dijo Gabrysz, y agregó que permitieron que la compañía operara sin preocuparse constantemente por la escasez de personal. “Ha cambiado mi vida”, dijo Gabrysz.
Se cree que los africanos constituyen el grupo más grande de trabajadores extranjeros temporales en la Ciudad. Según el Centro de Desarrollo Local, entre 4 mil y 4 mil 500 trabajadores extranjeros temporales se encuentran ahora en la región de Rouyn-Noranda.
La camerunesa Metangmo Nji, de 40 años, dejó a su marido y a sus hijos en el 2022 para trabajar como cocinera en una cadena de comida rápida en Rouyn-Noranda. “Dejar a mi familia y mis hijos es lo más difícil que he pasado”, dijo.
Aún así, las cosas habían mejorado, dijo Nji. Dado el rápido aumento de la población africana de Rouyn-Noranda, una asociación de cameruneses tenía ahora 52 miembros, contra 10 el año pasado. Se reúnen una vez al mes.
