Hubo una época en Costa Rica y más, en tiempos del ex-sacerdote Minor de Jesús Calvo Aguilar, donde la famosa prensa canalla aplicó una obligada separación, purga, donde los curas y poder político no deberían mezclarse.
El cura, a raíz de ello y su inmensa popularidad, tanto los jerarcas católicos de turno, el poder mediático y el Judicial montaron una gran cacería para frenar y deslegitimar a ese valiente orador.
Ese clérigo fue perseguido, desprestigiado y ajusticiado con cárcel, por crímenes y hechos injustificables, donde los políticos temían que otro líder semejante se impusiera a competir.
Ahora remontémonos al Vaticano, donde dos cardenales norteamericanos (10), por órdenes superiores se disputaban la cabeza y dirección católica. Ambos, allegados al famoso D. Trump, plasma y reafirma el poderío mundial que ejercen los anglo-sionistas, hasta en esos altares.
El gringo León XIV, se apresuró a desmarcarse, al declararse peruano y contrario ahora, de Trump.
O sea, la mezcla, ensalada o argamasa geo-político-religiosa se consolidó, dándonos todo un encadenamiento donde más de mil millones de almas, según calculan serán mansas ovejas al rastro.
Saquemos entonces conclusiones. Los hipócritas políticos de aquí y de afuera, adobados por los enemigos de la humanidad, con punta de lanza Soros & Son., sus progres y aberraciones a la familia mundial, nos ha creado un libreto para dar continuismo a su poder.
Bien conocemos los entretelones de la Curia en Costa Rica, donde la vieja mafia política tradicional, pretende y está muy cómoda con una iglesia silenciada por la injusticia social de las mayorías. Esas multitudes, cuando el Padre Mainor luchaba a brazo partido.
Ya veremos la influencia que el Papa León XIV ejercerá en el andamiaje de nuestra iglesia católica, ojalá conservadora como Trump, pero no colonialista, ni intervencionista, donde a punta de guerras y billete luchan por solidificar su poder.
Los políticos en todas partes, depende donde se sitúen, abogan por marcar la cancha a las religiones. Y utilizando su poder crean leyes, puertas giratorias, portillos y otras leguleyadas para distanciar y manipular, hasta los preceptos cristianos y leyes universales.
Este católico, conociendo el panorama mundial en las redes e información internacional, considera que el multipolarismo, no ser nocivo y malo como los hegemónicos tradicionalistas lo valoran. Nuestra iglesia debe estar consciente de tal realidad geo-económica-social, al tomar posiciones.
Dejar por fuera a las mayorías como lo hacen en tiquicia y medio mundo, considerándolos sólo en tiempos electorales, donde un encadenado poder mediático global manipula, convence y arrea, es una traición al bien común y derechos básicos de nuestros pueblos y naciones.
Espero no haber “predicado” en el desierto, con mis sueños de mejorar la vida de todos por igual. Somos hijos de Dios y nos ha dado la capacidad de escoger nuestra vida, futuro y destino.
(*) Juan Huezo Zúñiga, ciudadano costarricense.