Saltanat Nukenova

Fuente de la imagen, Cortesía de la familia

Pie de foto, Saltanat Nukenova llevaba menos de un año casada con Kuandyk Bishimbayev cuando él la mató
  • Author, Sophie Abdulla y Aisymbat Tokoeva
  • Role, BBC News

Un juicio de alto perfil por asesinato contra un exministro del gobierno en Kazajistán fue seguido por millones de personas por televisión y ha puesto de relieve el problema de violencia doméstica en el país.

Con una sentencia histórica, un político que alguna vez fue muy poderoso tuvo que rendir cuentas por el asesinato de su esposa y se promulgó una nueva ley.

Ahora surgió la pregunta de si podría haber justicia para otras víctimas.

ADVERTENCIA: Este artículo contiene detalles de violencia contra mujeres

Los hechos, tal como se expusieron en el tribunal, fueron aterradores.

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El exministro de Economía del país mató a golpes a Saltanat Nukenova en noviembre de 2023 en un ataque que, en parte, fue grabado por cámaras de seguridad.

El ex ministro de Economía de Kazajstán

Fuente de la imagen, Corte Suprema de Kazajstán/Telegram

Pie de foto, El exministro de Economía de Kazajstán, Kuandyk Bishimbayev, durante el juicio en Astaná.

El día del asesinato, poco después de las 07:15 hora local, imágenes de un restaurante de la capital de Kazajstán, Astaná, captaron a Kuandyk Bishimbayev golpeando y pateando a Saltanat, y arrastrándola por el cabello.

Lo que sucedió exactamente durante las siguientes 12 horas no está claro.

Parte de ello fue captado con el propio teléfono móvil del exministro: imágenes mostradas al tribunal, pero no al público.

El audio capta a Bishimbayev insultando a Saltanat e interrogándola sobre otro hombre.

El tribunal escuchó que Bishimbayev llamó varias veces a un vidente, mientras su esposa yacía inconsciente en la sala VIP del restaurante, donde no había cámaras.

Finalmente, poco antes de las 20:00 horas, llamaron a una ambulancia. La mujer ya estaba muerta y, según la autopsia, probablemente llevaba entre seis y ocho horas así.

El examen forense, detallado ante el tribunal, señalaba que Saltanat sufrió una lesión cerebral por contusiones externas, abrasiones y heridas.

Se habían acumulado 230 mililitros de sangre entre su cráneo y la superficie del cerebro. Había signos de estrangulamiento.

Bishimbayev

Fuente de la imagen, Reuters

Pie de foto, Bishimbayev al conocer el veredicto durante el juicio en su contra.

El pariente de Bishimbayev, Bakhytzhan Baizhanov, director del complejo donde estaba ubicado el restaurante, fue condenado a cuatro años de prisión por ocultar un crimen.

Afirmó durante el juicio que Bishimbayev le pidió que borrara las imágenes de las cámaras de vigilancia.

El 13 de mayo, el Tribunal Supremo de Astaná condenó a Kuandyk Bishimbayev, de 44 años, a 24 años de prisión por el asesinato de Saltanat Nukenova, de 31 años.

Pero en Kazajistán, donde cientos de mujeres mueren cada año a manos de sus parejas, no era fácil obtener una condena.

Los agresores son llevados ante la justicia en sólo uno de cada cuatro casos de violencia doméstica en el país, estima la ONU.

Muchas mujeres están demasiado asustadas como para presentar una denuncia.

Como dice el hermano de Saltanat, las mujeres kazajas “ya han estado gritando antes, pero nunca han sido escuchadas”.

Hasta ahora.

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La infancia de Saltanat transcurrió en la ciudad nororiental de Pavlodar, cerca de la frontera de Kazajistán con Rusia.

Después de terminar la escuela, se mudó a la antigua capital, Almaty, donde vivió durante un breve período con su único hermano mayor, Aitbek Amangeldy.

“Ese tiempo fue precioso para nuestra relación”, cuenta Aitbek, detallando cómo él y su hermana desarrollaron una estrecha relación hasta la edad adulta.

Saltanat Nukenova llevaba menos de un año casada con Kuandyk Bishimbayev cuando este la mató.

Fue arrestado en 2017 por cargos de soborno y finalmente sentenciado a 10 años, tras pasar menos de tres años tras las rejas.

En ese momento, Saltanat trabajaba como astróloga, una pasión que comenzó después de que su madrina le regalara un libro cuando tenía nueve años, afirma su hermano.

“Ella ayudó a mujeres que se encontraban en distintos tipos de situaciones difíciles, ya fuera en las relaciones familiares, en el matrimonio o con los hijos”, explicó, recordando a su alegre y sonriente hermana y sus sueños de abrir una escuela de astrología.

Cortejo “largo y obsesivo”

En su testimonio, Aitbek contó que Bishimbayev intentó concertar una cita con Saltanat, quien inicialmente rechazó la solicitud.

Dijo que siguió un “cortejo largo y obsesivo” y Bishimbayev logró obtener el número de teléfono de Saltanat.

Aitbek afirma que su hermana le mostró mensajes en los que Bishimbayev le había pedido reunirse y la animó a no creer todo lo que se había escrito y dicho sobre él.

A los pocos meses de ese encuentro se casaron. Y los problemas no tardaron en empezar.

Saltanat compartió con su hermano fotografías de hematomas e intentó dejar a su marido en varias ocasiones.

Dijo que Bishimbayev estaba tratando de aislarla, después de que Saltanat dejara el oficio que amaba, ya que él le “prohibió” trabajar.

Como dijo la juez al tribunal al sentenciar a Bishimbayev, fue un asesinato con una particular crueldad.

Y, sin embargo, Bishimbayev había tratado de restarle importancia. Admitió haber causado daños corporales a Saltanat que le provocaron la muerte, pero negó rotundamente que fuera intencional.

Pidió al jurado que fuera “objetivo y justo”.

Mientras tanto, su abogado le preguntó a Aitbek si su hermana Saltanat prefería que “los hombres dominaran” en las relaciones o si ella dominaba.

“¿Hablas en serio?”, le respondió.

Aitbek Amangeldy y Saltanat Nukenova

Fuente de la imagen, Cortesía de la familia

Pie de foto, Aitbek Amangeldy y Saltanat Nukenova en Pavlodar, Kazajistán (1996-1997)

Un acto valiente

El tono del interrogatorio no sorprende a Denis Krivosheev, subdirector de Amnistía Internacional para Europa del Este y Asia Central.

“Se puede culpar a la superviviente por comportarse de alguna manera que ‘provoca’ al agresor; se la puede culpar por destruir a la familia, por faltarle el respeto a su marido o a sus padres y suegros”, le dijo a la BBC.

“Se necesita valor para denunciar la violencia doméstica, y hay muchas razones para creer que está muy poco denunciada”.

Naciones Unidas estima que alrededor de 400 mujeres kazajas mueren cada año a causa de la violencia doméstica. En comparación, 70 mujeres fueron asesinadas en Inglaterra y Gales (con una población tres veces mayor) en el año transcurrido hasta marzo de 2023.

Las llamadas a centros de crisis para víctimas de violencia doméstica aumentaron un 141,8% entre 2018 y 2022, según el Ministerio del Interior de Kazajistán.

Aun así, Krivosheev dice que “todavía hay un alto nivel de tolerancia a la violencia doméstica, pero está disminuyendo”.

Saltanat Nukenova

Fuente de la imagen, Cortesía de la familia

Pie de foto, Saltanat Nukenova tenía 31 años cuando la mató su esposo.

Pero a medida que los detalles de las últimas horas de Saltanat fueron expuestos a la nación a través de una transmisión en vivo desde la sala del tribunal, aumentó la presión sobre el gobierno para que actuara.

Usuarios de redes sociales acudieron a plataformas como TikTok para hablar sobre el caso. Y una petición, firmada por más de 150.000 personas, exigía una reforma de la ley sobre violencia doméstica.

El 15 de abril, el presidente Kassym-Jomart Tokayev promulgó una ley que endurecía el castigo por la violencia doméstica, después de haber sido despenalizada en 2017.

La nueva “ley de Saltanat” la tipifica como ofensa penal; anteriormente se consideraba un delito civil. Ahora también se pueden abrir casos sin la denuncia de la propia víctima.

Pero la realidad es que la legislación todavía está muy por debajo de lo que se necesita, dice Dinara Smailova, quien fundó la Fundación NeMolchiKZ, que ayuda a las víctimas de violencia doméstica y violación.

Para empezar, “el daño se considera como leve” si una mujer no permanece en el hospital durante al menos 21 días. “Las fracturas, una nariz o mandíbula rotas se consideran daños leves para la salud”.

Smailova estableció su fundación después de ver la respuesta cuando publicó en las redes sociales en 2016 cómo sobrevivió a una violación en grupo y violencia sexual en su juventud.

Afirma que en pocos días recibió “un centenar de mensajes de mujeres que hablaban de la violencia que sufrían, de cómo se les prohibía hablar y de cómo los hombres quedaban impunes”.

Su fundación publica “escandalosos casos de violencia desde hace ocho años”, sin respuesta del gobierno, añadió.

Ella ya no vive en Kazajistán, donde las autoridades la han incluido en la lista de personas buscadas por difundir información falsa, violar la privacidad y cometer fraude.

Irónicamente, son historias como estas las que habrían inspirado la compasión de Saltanat, señala su hermano.

“Ella siempre estuvo luchando por la justicia”, dice Aitbek. “No importa en términos de qué… tenía un fuerte sentimiento de justicia. Cada vez que veía que alguien estaba herido y que necesitaba protección, ella siempre estaba ahí” para la gente.

Y también cree que la ley no va lo suficientemente lejos… todavía. Pero es un comienzo, que muestra a la gente que incluso los más poderosos deben rendir cuentas.

Este juicio mostrará a la gente que “en Kazajistán, la ley es la misma para todos y todos son iguales ante la ley en un juicio”, dijo.

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