¿Sabías que nuestros hábitos de vida tienen un impacto determinante en nuestra esperanza de vida? Más allá de la genética, la epigenética, es decir, todo aquello que hacemos a lo largo del día que son comportamientos saludables, repercute de forma directa en nuestra salud. Hacer deporte, descansar bien, llevar una alimentación saludable, no fumar, no tomar alcohol… son algunos de ellos.
Pero más allá de estas recomendaciones comunes que la mayoría de los mortales conocemos, existe otro hábito de vida que puede ser determinante para vivir más años, o por lo menos, así lo dicen los expertos en longevidad, la reducción en la ingesta de calorías y los horarios en las que las ingerimos.
La obesidad está directamente relacionada con el desarrollo de distintas enfermedades cardiovasculares como son la diabetes, la hipertensión… entre otras. En consecuencia a ello, parece ser que la restricción calórica podría vincularse, según se ha publicado en varios estudios, a un aumento de la longevidad. Las investigaciones que se han llevado a cabo con ratones y ratas han demostrado que entre un 20% y un 50% más de supervivencia comparado con ratones que comen lo que quieren. Pero, ¿y en los humanos? Los estudios llevados a cabo con personas han sido menos y más complicados de certificar, pero sí hay investigaciones que afirmarían este vínculo. Por ejemplo, una publicación de 2019 en The Lancet Diabetes & Endocrinology llegó a revelar que una mínima reducción de calorías al día puede ser determinante en la reducción de los signos del envejecimiento.
Asimismo, también podemos ver los ejemplos de las denominadas “zonas azules” del mundo como es el caso de la isla de Okinawa en Japón considerada una de las partes con mayor población centenaria por centímetro cuadrado, cuya alimentación es saludable pero poco calórica al mismo tiempo.
Otro de los factores importantes que parece haber demostrado ser beneficioso a la hora de sumar años de vida son los horarios de comida, como decíamos. Un estudio publicado en 2022 por Science, decía que según una investigación llevada a cabo de nuevo por ratones, una restricción de calorías en su dieta aumentaba la vida de los ratones en un 10%, pero si ayunaban durante el día y comían en sus horas de mayor actividad (es decir, durante la noche) el aumento de la longevidad era bastante mayor, de un 35%. Por lo que se concluyó en este estudio es que una restricción calórica y comer en los periodos de mayor actividad podría ser causa de un aumento de la longevidad.
Por su parte, hay estudios que revelan que el ayuno intermitente, que aunque ha sido causa de bastante controversia últimamente, existen varios estudios que lo vinculan a beneficios de la salud cardiovascular así como la salud del cerebro y también proteger frente a trastornos neurodegenerativos como el Párkinson.
Según explican en Vitónica, algunos de los beneficios que se han estudiado a nivel científico del ayuno son:
- Ayuda a reducir la mortalidad y retrasa el envejecimiento, tanto a nivel físico como a nivel de nuestro organismo.
- Reduce los indicadores de inflamación.
- Ayudan a mejorar nuestro perfil lipídico, es decir, nuestro colesterol, además de reducir los triglicéridos.
- Tienen efectos positivos sobre nuestra plasticidad neuronal.
- Incluso ayudan a limitar el crecimiento de células cancerígenas.
- En lo que a la composición corporal se refiere, ayudan a retener masa magra mientras perdemos grasa.
- También ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y mejoran el uso de la glucosa como sustrato energético.
- Mejora la capacidad de autocontrol: en muchas ocasiones pensamos que tenemos hambre, pero no es un hambre real, es un hambre más bien falso, así que si somos capaces de “vencerlo”, mejoraremos nuestra capacidad de autocontrol.
Y también a ello habría que sumar otros estudios que hallaron que el ayuno puede llevar proceso metabólico llamado autofagia, por el cual se elimina material de desecho de las células y protege el cuerpo frente al desarrollo de enfermedades como el cáncer y el Alzheimer, según otras investigaciones realizadas al respecto.
Por tanto, podríamos resumir que, según los expertos, y los estudios llevados a cabo durante los últimos años, la restricción calórica junto con los horarios de comida, donde entraría en juego la práctica del ayuno, podrían ser dos de los hábitos que nos ayudarán a sumar años de vida o al menos, enlentecer los signos del envejecimiento de nuestro organismo. Aún así, la ciencia sigue investigando al respecto y harían falta muchos otros estudios para comprobar todos los beneficios que se atribuyen al ayuno, que en cualquier caso siempre debes consultar a tu médico si quieres comenzar a probarlo debido a que no es apto para todo el mundo.
Fotos | Andre Furtado Iina Luoto Pexels
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