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Así de grave será el cambio climático en Estados Unidos… ¿aún hay esperanza?

Autor: Matt Simon

La deficiente red energética del país necesita desesperadamente una revisión, tanto para hacer frente a unas condiciones meteorológicas cada vez más extremas como para dar cabida a más energías renovables. El informe de hoy señala que el número medio de cortes de electricidad que afectaron a más de 50,000 clientes aumentó un 64% en el período comprendido entre 2011 y 2021, en comparación con el comprendido entre 2000 y 2010. Estados Unidos necesita una red más capaz de transportar electricidad procedente de puntos calientes de energías renovables, como la energía solar generada en el soleado suroeste y la energía eólica del medio oeste. “Subterranizar” más tendidos eléctricos, especialmente en el reseco oeste, evitaría que la infraestructura provocara incendios catastróficos, como el Camp Fire que destruyó la ciudad de Paradise en 2018.

El costosísimo cambio climático

La evaluación señala el ya asombroso costo del cambio climático en Estados Unidos, más allá de los incendios forestales. En la década de 1980, Estados Unidos sufría de media una catástrofe de mil millones de dólares cada cuatro meses. Ahora es una cada tres semanas. Entre 2018 y 2022, el país sufrió 89 eventos de mil millones de dólares. El clima extremo ahora le cuesta al país casi 150 mil millones de dólares anuales. Pero, enfatiza el informe, esa es una estimación conservadora, porque no considera los costos de las secuelas, como la pérdida de vidas, la atención médica para los sobrevivientes o el daño causado a los ecosistemas.

“Creo que este informe pone de manifiesto que los cambios que estamos experimentando no tienen precedentes en la historia de nuestro país”, opina Kristina Dahl, colaboradora técnica de la evaluación y principal científica climatóloga del programa Clima y Energía de la Unión de Científicos Preocupados. Así que Estados Unidos lo está notando de verdad”.

La evaluación también señala que en las próximas tres décadas, los científicos esperan que el nivel del mar a lo largo los de Estados Unidos contiguos aumente casi un pie (0.3 metros). Para 2050, las inundaciones costeras serán entre cinco y diez veces más frecuentes que hoy y, para finales de siglo, millones de residentes costeros podrían verse desplazados. Pero nos enfrentamos a mucha incertidumbre. El aumento del nivel del mar podría acelerarse si las capas de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida empiezan a disminuir más rápidamente. La incertidumbre sobre la estabilidad de las capas de hielo a niveles de calentamiento elevados significa que los aumentos del nivel del mar a lo largo del territorio continental de EE UU de entre 3 y 7 pies (entre 1 y 2 metros) para 2100 y de entre 5 y 12 pies (1.5 y 3.6 metros) para 2150 son posibilidades claras que no pueden descartarse”, advierte la evaluación.

Y hay que tener en cuenta que el aumento del nivel del mar no se producirá de manera uniforme en las costas de EE UU, debido a peculiaridades físicas. Algunos lugares, como la costa del Golfo, también se están hundiendo rápidamente, un fenómeno conocido como subsidencia, que agrava el problema. Cuando el nivel del mar sube, aunque sea un poco, es más fácil que las mareas tormentosas de los huracanes empujen el agua tierra adentro, y el agua más caliente del océano hace que esos huracanes sean más intensos.

Mucha agua o poca

Los lugares que no se inundan se están secando rápidamente, señala el informe. Las sequías, cada vez más frecuentes, graves y duraderas, y las olas de calor causaron daños por valor de 328,000 millones de dólares entre 1980 y 2022 en Estados Unidos. La escasez de agua está forzando la sobreexplotación de los acuíferos, que en algunos casos llega a ser tan extrema que el suelo se derrumba como una botella de agua vacía.

Las condiciones cada vez más secas también están contribuyendo a potenciar los incendios forestales. En los bosques del oeste de EE UU, el 55% de los cambios en la aridez del combustible (vegetación seca) son directamente atribuibles al cambio climático, según la evaluación. Un incendio forestal puede no ocurrir solo por sí mismo, sino que puede combinarse con otros tipos de fenómenos extremos, como la sequía”, señala Ruby Leung, climatóloga del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y una de las autoras del nuevo informe.

Y en una especie de latigazo ambiental, incluso la lluvia puede empeorar los incendios, ya que las fuertes precipitaciones pueden provocar el crecimiento de más plantas. “Parte de esta vegetación, como arbustos y cosas así, puede crecer muy rápido”, añade Leung. “Así que entonces tienes combustible para los incendios forestales”.

Mucho fuego, mucho humo

Incendios más grandes significan más humo, que se ha estado vertiendo en regiones densamente pobladas, como el Área de la Bahía de San Francisco. Incluso la costa este está ahora inundada por la bruma. Este verano, los incendios descontrolados de Canadá arrojaron humo sobre Nueva York y hasta Georgia. Ese humo es terrible para la salud humana, sobre todo si llega durante una ola de calor, cuando los contaminantes atmosféricos ya son más elevados. Así pues, un suceso agravado puede seguir agravándose.

El cambio climático también está teniendo graves consecuencias para la agricultura del país. El informe señala que la productividad agrícola se está ralentizando, al tiempo que aumenta la vulnerabilidad del suministro de alimentos. Las inundaciones y las olas de calor pueden destruir las cosechas, al igual que la proliferación de plagas y enfermedades. Las olas de calor también son cada vez más peligrosas para los trabajadores agrícolas que impulsan el sistema alimentario. Al mismo tiempo, el sistema alimentario mundial genera el 35% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, por lo que contribuye al cambio climático al tiempo que lo padece.

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