“Nuestra alianza con los EE.UU. es una declaración de la Argentina para el mundo”. La frase fue vertida ayer por el presidente Javier Milei quien compartió junto a la General del Ejército norteamericano Laura Richardson, el acto de entrega del Hércules C 130 de los EE.UU. a Argentina. El avión había sido entregado bajo el formato de leasing durante la gestión de Jorge Taiana al frente de la cartera de Defensa y ayer se hizo el traspaso simbólico en una nuevo gesto de acercamiento. El acto fue en la base militar de Aeroparque.
“Luego de décadas de aislacionismo, discursos rimbombantes y pactos espurios, la Argentina ha decidido reinsertarse al concierto de las naciones, y volver a tomar el rol protagónico que nunca debió abandonar”, arengó el Presidente.
La visita de la comandante del Comando Sur al país significó la consolidación de la alineación del gobierno argentino a los EE.UU., en el intento del país del norte por frenar el avance de China en la región y en el país.
Con todo, el jefe de Estado argentino señaló en una entrevista con la agencia Bloomberg que “renunciar a China es difícil, incluso para el anarcocapitalista argentino”, y en la misma frase ratificó su apoyo y alineamiento con EE.UU. e Israel.
La Vicepresidenta Villarruel también estuvo con Richardson en su despacho
Más allá de los dichos formales del Presidente han sido varios los cortocircuitos entre el Gobierno argentino y Beijing. De hecho, la embajada china en Argentina emitió dos comunicados recientemente desmintiendo información brindada por funcionarios argentinos en un hecho absolutamente inusual.
Ayer, la canciller Diana Mondino volvió a sumar declaraciones que tomaban distancia de China durante un almuerzo con empresarios en la Bolsa de Comercio de Córdoba. Allí, dijo que la Argentina prioriza los vínculos “con las democracias liberales”; una manera elíptica de señalar que China no forma parte de las prioridades.
La agenda desplegada por Richardson fue intensa. Su visita tuvo su punto más álgido entre el jueves por la noche y la madrugada del viernes, cuando junto con Milei (viajaron por separado) visitaron la ciudad de Ushuaia y mantuvieron un encuentro en la base naval.
Junto con Milei viajaron Luis Petri, Nicolás Posse, Karina Milei y Guillermo Francos. Richardson estaba acompañada por el embajador Mark Stanley, quien estuvo junto a ella a sol y sombra.
Desde Ushuaia, Milei ratificó la unión con EE.UU. y habló de trabajar de manera conjunta en el desarrollo y construcción de una Base Naval Integrada, cuya piedra basal fue colocada por la gestión anterior. Se trata de un proyecto que pretende ser un centro logístico para el Atlántico Sur y que podría funcionar como puerta de entrada a la Antártida, rol en el que ganó preponderancia en los últimos años Chile.
Ayer, el vocero Manuel Adorni señaló que los EE.UU. intervendrán en la obra que podría trascender la gestión de Milei teniendo en cuenta su envergadura, aunque no dio mayores precisiones. El proyecto presentado por la gestión anterior pretendía construir la Base Naval Integrada con recursos propios y tecnología propia.
De hecho, según pudo saber este diario, se comenzó en 2022 la construcción con recursos 100% argentinos con idea de fortalecer la presencia en esa parte del Atlántico y en la Antártida, recuperando la base Petrel, que está ubicada en el continente blanco.
La visita de Richardson se inició el miércoles cuando mantuvo encuentros con Posse, con Petri, y con el Jefe del Estado Mayor Conjunto (su par), Xavier Isaac, con quien se habló acerca de la adquisición de aviones F16 en Dinamarca (también cenó el miércoles por la noche en el quincho de Aeroparque), pero lo que Argentina firmó una carta de intención días atrás. Según pudo saber este diario, la compra de armamentos para los aviones será con asistencia financiera de EE.UU.
La vicepresidenta Victoria Villarruel recibió en su despacho a Richardson, en un encuentro a puertas cerradas, tal como el que tuvo la militar norteamericana con Cristina Kirchner años atrás.
La de Richardson es la tercera visita al país. La comandante ya había visitado la Argentina en abril del 2023 y en abril del 2022. En abril del 2021 en plena pandemia fue el entonces comandante Craig Faller quien estuvo en el país. Sin embargo, esta vez la visita tuvo otro cariz.
En los ámbitos diplomáticos se preguntan el “¿para qué?” de la reedición de las “relaciones carnales” y cuáles son los beneficios que podría tener la Argentina en el alejamiento de China, gesto al que no se atrevió Menem hace más de 20 años atrás cuando el hoy gigante asiático no tenía la preponderancia que tiene actualmente.
Otras fuentes vinculadas con la diplomacia sugieren que el alto perfil de la visita de Richardson podría estar relacionada al año electoral que atraviesa EE.UU. y a la necesidad de los demócratas de dar gestos en la pelea contra los chinos en momentos en los que el candidato republicano Donald Trump asoma como favorito.
La visita de Richardson bajo el paraguas de los ejes planteados por el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, quien plantea la “disuasión integrada”. La misma consta de utilizar todos los medios posibles para mostrar poderío y disuadir a los adversarios.
