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Reflexione, Sustituya y Refuerce

Autor: Centers for Disease Control and Prevention

Una familia cocinando juntos

Muchos de nosotros hemos desarrollado hábitos en cuanto a cómo nos alimentamos. Algunos hábitos son buenos (“Siempre como fruta como postre”), y otros no tan buenos (“Siempre tomo una bebida azucarada después del trabajo como recompensa”). Incluso si ha tenido los mismos hábitos de alimentación durante años, no es demasiado tarde para mejorarlos.

Los cambios repentinos y radicales en los hábitos de alimentación, como no comer más que sopa de repollo, pueden llevar a una pérdida de peso a corto plazo. Pero estos cambios exagerados no son saludables ni buenos y no ayudarán en el largo plazo. Para mejorar los hábitos de alimentación de manera permanente, se necesita un enfoque en el que Reflexione, Sustituya y Refuerce.

  • REFLEXIONE sobre todos sus hábitos de alimentación, tanto buenos como malos, así como en las cosas que desencadenan que coma en forma poco saludable.
  • SUSTITUYA sus hábitos alimentarios poco saludables por otros más saludables.
  • REFUERCE sus nuevos hábitos de alimentación.
  • Una mujer sentada en una silla escribiendo en un cuaderno

    Elabore una lista de sus hábitos de alimentación. Mantener un “diario de alimentos” durante unos días donde anote todo lo que consume y la hora en que lo hace le ayudará a descubrir sus hábitos. Por ejemplo, puede ser que siempre quiere algo dulce cuando siente una baja de su energía a media tarde. Use Mi diario de alimentos y bebidas [PDF-122KB] para elaborar la lista. Es bueno anotar cómo se sentía cuando decidió comer, especialmente si no tenía hambre. ¿Estaba cansado o estresado?

  • Subraye los hábitos de la lista que estén causando que usted coma más de lo necesario. Los hábitos de alimentación que con frecuencia pueden llevar a un aumento de peso son:
    • Comer muy rápido
    • Comerse todo lo que se sirve del plato
    • Comer cuando no tiene hambre
    • Comer de pié (puede hacer que coma sin pensar en lo que come o muy rápido)
    • Siempre comer postre
    • Saltarse comidas (o solo el desayuno)
  • Revise los hábitos de alimentación poco saludables que ha subrayado. Asegúrese de identificar todos los factores que desencadenan esos hábitos. Identifique algunos de los que tratará de cambiar primero. No deje de felicitarse por las cosas que haga bien. A lo mejor casi siempre come fruta de postre o toma leche baja en grasas o desgrasada. ¡Estos son hábitos buenos! Al reconocer sus logros se sentirá motivado para hacer más cambios.
  • Elabore una lista de factores “desencadenantes” revisando su diario de alimentos tendrá más consciencia de dónde y cuándo surgen factores “desencadenantes” para comer sin tener hambre. Anote cómo se suele sentir en esas ocasiones. A menudo un “desencadenante” ambiental o un estado de ánimo particular es lo que nos impulsa a comer sin tener hambre. Desencadenantes comunes que impulsan a comer cuando no se tiene hambre:

    Un joven buscando algo de comer en un refrigerador

    • Abrir un cajón y encontrar su refrigerio favorito.
    • Sentarse en casa a ver la televisión.
    • Antes o después de una reunión o una situación de estrés en el trabajo.
    • Llegar a casa del trabajo y no tener idea de lo que va a comer.
    • Que alguien le ofrezca un platillo que hizo ¡”solo para usted”!
    • Pasar frente a un platillo dulce en un mostrador.
    • Sentarse en el comedor del trabajo cerca de la máquina expendedora de golosinas o refrigerios.
    • Ver un plato de donas por la mañana durante una reunión de trabajo.
    • Pasar todas las mañanas a la ventanilla de su restaurante de comidas rápidas favorito.
    • Sentirse aburrido o cansado y pensar que comer algo le subirá los ánimos.
  • Encierre en un círculo los “factores desencadenantes” de la lista que enfrenta a diario o cada semana. Reunirse con su familia en el Día de Acción de Gracias puede ser un factor “desencadenante” para comer de más. Sería bueno que tenga un plan listo para contrarrestar estos factores. Pero por ahora, concéntrese en los que tiene más a menudo.
  • Pregúntese lo siguiente para cada factor “desencadenante” que haya marcado en un círculo:
    • ¿Hay algo que pueda hacer para evitar este desencadenante o esta situación? Esta opción funciona mejor con algunos factores desencadenantes que son independientes de otros. Por ejemplo, ¿podría tomar un camino distinto al trabajo para evitar parar en su restaurante favorito de comida rápida? ¿Hay otro lugar en el comedor del trabajo donde se pueda sentar que no esté cerca de la máquina expendedora?
    • De las cosas que no puedo evitar, ¿puedo hacer algo distinto que sea más saludable? Obviamente, usted no puede evitar todas las situaciones que desencadenan hábitos de alimentación poco saludables, como las reuniones de trabajo. En estas circunstancias, evalúe sus opciones. ¿Podría sugerir o traer refrigerios y bebidas saludables? ¿Podría ofrecerse para tomar notas para distraer su atención de esos refrigerios? ¿Podría sentarse más alejado de la comida para que no le sea fácil agarrar algo? ¿Podría comer un refrigerio saludable antes de la reunión?

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