Rosalía, Kate Bush y la posibilidad de un pacto con Dios

Autor: Administrador

Es una frase que resume el anhelo de Rosalía ante la creación musical: “Tiene que haber otra forma de hacer pop. Björk lo demostró. Kate Bush lo demostró”, les dice a Jon Caramanica y Joe Coscarelli, responsables del ‘Popcast’ de ‘The New York Times’. Me había parecido que Rosalía prefería ahora hablar de cualquier cosa antes que de música, y que la ‘performance’ promocional juguetona se imponía, pero la larga entrevista concedida a estos dos críticos musicales modula mis percepciones, y me alegro.

Me detengo en la enigmática Kate Bush, de quien Rosalía lleva tiempo soltando pistas discretas. En 1978, ella fue la primera mujer que alcanzó el número uno en el Reino Unido con una canción propia (el vertiginoso número art-pop romántico ‘Wuthering heights’, que grabó con 19 años) y rompió esquemas a medida que fue elaborando músicas cada vez más aventurada.

Es en el álbum ‘Hounds of love’ (1985), obra cumbre, donde podemos advertir un halo no solo de inventiva artística sino de afán de trascendencia cercano al imaginario de Rosalía. Su canción más conocida, ‘Running up that hill’, habla de un pacto con Dios a través del cual ella pueda sentir lo que siente su pareja, y viceversa, un deseo no ya sexual sino místico que cabalga sobre una arrolladora dinámica de percusión y sintetizador Fairlight. Y una vaporosa espiritualidad envuelve la segunda parte de aquel trabajo, la cara B del vinilo original.

El punto álgido es ‘Hello earth’, pieza sobrecogedora en la que ella observa la Tierra, separada de su cuerpo, convertida en un espectro o en un ángel. Canción de cuna cósmica, conduce al renacimiento en la pieza final, ‘The morning fog’. La arropan dramáticas cuerdas orquestales, que dirige Michael Kamen, y un coro litúrgico en alemán que nos dice que “más abajo, en algún lugar de la profundidad, hay una luz”.

¿Algo así como en ‘Berghain’? El nuevo disco de Rosalía se titula ‘Lux’ y en ‘Popcast’ ella habla de una “verticalidad” espiritual. Tal vez sean coincidencias, o una conjunción astral. De todos modos, como alguien dijo (parece que Picasso), “los grandes artistas copian y los genios roban”, transformando los hallazgos de otros en nuevos prodigios. Pues claro que hay otra forma de hacer pop: es mi favorita, a la vez exploradora y accesible, porque la mejor innovación es la que transforma muchas vidas. Bush fue, de nuevo, número uno con ‘Running up that hill’, hizo y deshizo con libertad (forzando las costuras de una multinacional, como Rosalía), y ambas aparecen abocadas a una alta misión, a soñar con un pacto con Dios.

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