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“Soy un novato, no solo es la primera vez que hago esta prueba, sino la primera prueba de este tipo porque yo realmente nunca he hecho una maratón oficial. He entrenado duro, por mi cuenta, he corrido mucho”, dice Juan Carlos Gimeno (Teruel, 1995), que se hace llamar Juancar Gimeno, es entrenador de 23TopTraining, y estos días ha dado un triple salto mortal de la nada al todo para correr una de las pruebas más extremas del mundo, el Maratón des Sables o Maratón de las Arenas, 250 kilómetros a lo largo de seis etapas sobre arena y bajo el calor del desierto del Sahara.
Gimeno no solo se adentró en la carrera, sino que terminó en la 19ª posición en 27 horas, 41 minutos y 23 segundos por detrás de Francisco Pedreño e Iván Penalva y por delante de Sergio Turull (@pitufollow) en una carrera que reunió a 25 españoles y volvió a ganar el rey de las arenas, el marroquí Rachid El Morabity, en 20 horas, 42 minutos y 17 segundos.
Antes de esa hazaña, Juan Carlos Gimeno nos contó sus motivaciones, sus entrenamientos y sus miedos ante la carrera.
Runner’s World: ¿Y cómo empieza todo?
Yo me dedicaba al fútbol, y siempre me ha gustado preparar el apartado físico. He corrido mucho por mi cuenta, pero nunca una carrera oficial o con dorsal. Cuando hace varios años aparqué el fútbol, me dediqué completamente a entrenar para mi, lo que me gustaba. Y quería buscar un reto. Igual soy un loco. Suena muy loco y la gente me ha dicho que estoy loco, pero es la realidad.
Juancar Gimeno. ¿Ni un 10K ni un trail? ¿Nada?
Nada de nada, pero eso no quita que he corrido por mi cuenta distancias de maratón, por la montaña. Me he dado palizas. Si se lo dices a la gente te dice que dónde vas, pero hay un trabajo que no se ve y que está ahí. A pesar de haber jugado al fútbol, siempre me ha dado por salir a correr y hacer algunos kilómetros. Siempre he estado corriendo, siempre he entrenado, pero es verdad que específicamente solo desde hace siete meses, el pasado septiembre. Mi cuerpo ha cambiado, he perdido cuatro kilos, casi todo de masa muscular en el tren superior.
¿Y cómo entrenabas antes de ese cambio al running?
Mucho entrenamiento funcional. Entrenaba los siete días a la semana, pero cinco era TRX, pesos, máquinas…y dos para salir a correr. Igual salía y me hacía 10-12 kilómetros, alguna vez 20, pero muy puntualmente. Siempre ha ido en segundo plano, más para estar en forma, sentirme resistente y sin darle prioridad.
¿Y por qué pasas de eso al extremo de un Maratón des Sables?
Me lo planteé porque dije ‘esto es muy loco y me apetece lo máximo’. Quería llegar a mi límite. Podía haber empezado por algo normal como una maratón, pero sé que quizá no hubiera llegado a mi límite. Me gusta los difícil, igual estoy loco de verdad, pero me vi capaz de hacer esto. Me he exigido al máximo porque creo que el maratón con una preparación buena, ya con mi trabajo base, no hubiera sido tan exigentes. Y a mí me gusta más este tipo de carreras de aventuras, me gusta correr por la naturaleza, agua, montaña, nieve, playa o desierto como este caso. Eso supone un plus de motivación.
¿Cómo empieza ese plan de entrenamiento en septiembre?
Primero con salidas más cortas de 10-15 kilómetros, pero empezando a salir días seguidos para acostumbrar al cuerpo a los kilómetros y a diferentes terrenos. Y después, mes a mes, fui aumentando, subía hasta 20 ó 25 kilómetros, después me iba reservando un fin de semana al mes para una salida más larga, primero de 35 y luego ya de distancia maratón. Y en enero y febrero apuré más la acumulación de kilómetros. Una semana fui capaz de hacer 150 kilómetros, una media de 20 al día. Otra hice dos maratones lunes y domingo, dos medias maratones entre medias, otro día 30, que ya fue una acumulación excesiva que me dio buenas sensaciones de que estaba preparado. No me he centrado en el ritmo, sino en la acumulación. Después fui disminuyendo las cargas y trabajé más entrenamiento funcional con gomas, bosu, máquina para aliviera las molestias de rodillas y articulaciones. Y este último mes bajé la carga, no he salido más de 15 kilómetros corriendo y hecho un poco de trabajo de fuerza con cargas más ligeros y me he centrado más en entrenar el aparato digestivos, probar las comidas los suplementos, geles para que allí haya menos sorpresas.
¿Todo te lo has planificado tu?
Sí, empecé con un estudio de valorarme cómo estaba en un punto inicial, mi estado de forma y lo que había hecho antes. Y después me organicé mes a mes con la carga de entrenamientos. Luego había semanas que he tenido que modificar alguna cosa que otra por mi cuerpo, por si me pedía descansar o no. Pero sobre todo ha sido una carga muy progresiva. Solo he tenido molestias alguna vez en la rodilla y la cadera pero ninguna lesión. Ha sido muy importante la planificación semana a semana y escuchar a mi cuerpo, y también el trabajo de fuerza de piernas previo que es lo que ha generado consistencia.
El Maratón des Sables no es solo aguantar kilómetros. Está el correr por la arena del desierto y está el calor. ¿Cómo se prepara eso en invierno en España?
Yo trabajo en Madrid, así que he corrido mucho en la Casa de Campo, que tiene cuestas y un montón de zonas de arena, y también me fui unos días en enero a Tarifa para correr un maratón por mi cuenta hasta las dunas de Bolonia contra el viento. Fue muy duro. Es una buena prueba que recomiendo al que se quiera preparar esto, porque es muy similar.
¿Y el calor?
He hecho mucho entrenamiento en sauna. Aunque parezca una tontería, la he usado unos cuatro días a la semana unos 15 minutos para habituarte al calor. Son cosas que van ayudando. Algún día, cuando se podía, me ponía hacer flexiones o algo de actividad para ver cómo se aceleraba el cuerpo con el calor. Son detalles pero marcan, aunque al final nunca vas a estar preparado para temperaturas extremas. Después de la sauna hacía contrastes con agua fría, y una vez al mes crioterapia en cápsulas a menos de 150º C. Son detalles que ayudan a que no me haya lesionado de momento.
¿Qué es lo que más miedo te da del Maratón des Sables?
El tema de ampollas, y después el tema digestivo de mezclas y comidas Todo lo demás lo tengo bajo control, pero con esos aspectos nunca se sabe. He hablado con participantes del año pasado y los consejos que me han dado son muy en tema de materiales, de comida, de elegir marcas para comer, cuáles van bien, o las polainas que mejor funcionan.
¿Cómo han sido las pruebas con la comida?
Sí, con la comida siempre he sido supersano y estos meses he probado liofilizados, he probado muchas cosas para ver el sabor o para descartarlas por si llevaban queso o especias que pudieran sentarme mal al estómago. Me he centrado en comidas más básicas como pastas y he reducido bastante la fibra, así que la diete la centraré mucho en carbohidratos y proteína sencilla.
Las reglas son muy estrictas con el material y la comida, y además lo tienes que llevar a cuestas.
Sí, hay un material obligatorio que tienes que llevar sí o sí porque te penalizan. Luego, llevo un hornillo ligero, una olla de 550 mililitros para calentar el agua y cocinar. Eso me parece lo más importante porque sin comer no puedes acabar. Después hemos quitado la mayoría de embalajes para meter al vacío las barritas, la comida liofilizada para reducir el tamaño y el peso. Quizá hemos quitado kilo o kilo y medio al sacar los embalajes, es un truco que ya hacen casi todos los corredores que van a este tipo de cosas. Y luego la ropa mínima de repuesto para el frío y el calor.
¿Y las zapatillas?
Llevaré unas Nike de trail que ofrece una buena amortiguación y algo de traspirabilidad porque la polaina ya le quita traspirabilidad. Mi pue está muy habituado a esta marca, aunque no es la habitual en este tipo de aventuras, pero tiene taquitos en la suela que ayudan al agarre en las zonas duras, aunque en la arena te da igual, eso está claro.
No lleva recambio.
La mochila con nada se pasa de 10 kilos, y todo el día con ella a la espalda te va a generar rozaduras y te va a incomodar. Entonces no te puedes permitir el lujo de llevarte otra ropa ni otras zapatillas. La higiene es mínima, la ropa te la lavas lo que puedas y reduces lo máxima posible. Hay que ir con unas zapatillas a muerte.
¿Preparado?
El récord de kilómetros semanales ha sido de 150, que es mucho pero nada comparado a los 252 que van a ser allí. Y aunque esté muy preparado, el desierto seguro que me va a sorprender. En las dunas aprendí que si te metes en la arena blanda te ralentiza mucho el ritmo, te cansas más, el pie se hunde. Entonces hay que estar atento para ir por las zonas de arena más oscura, más dura, para ir por ahí, porque te vas a cansar menos y vas a ir más rápido. Hay todo un tema técnico de correr por la arena. Eso es lo que más aprendí en Tarifa.
Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner’s World, Men’s Health y Women’s Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).
