Victoria Ballesteros, la joven adejera que ha comparecido en varias ocasiones ante la ONU en diversos foros dedicados a la ciencia, la mujer y el agua, considera “crucial” crear más zonas verdes y espacios de sombra en Tenerife y, particularmente, en el sur de la Isla, ya que, a su juicio, son “fundamentales” para la salud de la ciudadanía y contrarrestar los efectos del cambio climático en una región particularmente vulnerable.
Ballesteros, que estudia actualmente Ciencias Políticas, con especialización en Medio Ambiente, en Illinois (Estados Unidos), subraya las consecuencias directas de las zonas verdes y los espacios de sombra sobre las temperaturas en zonas como el sur de Tenerife, donde el calor puede resultar abrumador, lo que se traduce en beneficios para la salud, al disminuir el riesgo de golpes de calor y de enfermedades causadas por el sol (lesiones en la piel, sobre todo) y las altas temperaturas.
Además, la activista medioambiental adejera manifestó a DIARIO DE AVISOS, desde Estados Unidos, que estos espacios desempeñan un papel “vital” en la calidad del aire, al absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, contribuyendo así a mitigar la contaminación atmosférica. Recuerda también que la plantación de masa vegetal que genere sombra es “decisiva” para la conservación del suelo y del agua, previniendo la erosión y reduciendo el riesgo de inundaciones.
Victoria Ballesteros insiste en que las zonas de sombra contribuyen a la conservación del medio ambiente urbano, ya que ayudan a reducir la temperatura del aire circundante y a mitigar el fenómeno conocido como isla de calor, que provoca una sensación térmica agobiante. Estos espacios más frescos -agrega- no sólo provocan un confort mayor para los habitantes, sino que además aportan ventajas económicas, al rebajarse la demanda de energía para la refrigeración artificial.
PLANIFICACIÓN
Otro factor imprescindible, en su opinión, es activar las luces largas en materia de planificación. “Es fundamental adoptar una visión a largo plazo en la planificación urbana para que la expansión de zonas verdes en el sur de Tenerife no sea simplemente una idea”. En ese sentido, recordó la iniciativa ‘Visión 2050’, puesta en marcha en diversas ciudades, que fija “metas claras y sostenibles que trasciendan las fluctuaciones políticas y administrativas a corto plazo”.
Para ello sugiere la introducción de figuras especializadas en la gestión urbana, como el “City Manager”, que desarrollan su labor en algunas ciudades de Estados Unidos. “Son profesionales con experiencia y conocimiento necesarios para implementar proyectos de largo recorrido y actúan como garantes de la coherencia y la continuidad en la planificación urbana, evitando los cambios drásticos entre administraciones”.
La estudiante adejera también propone aplicar un enfoque integral en las políticas medioambientales en ciudades, pueblos y barrios, lo que implica considerar “cuidadosamente” factores como la selección de especies vegetales adecuadas (no todos los árboles y plantas valen para una zona con tantos días de sol al año y elevadas temperaturas), así como la optimización del diseño paisajístico “para maximizar los beneficios ecológicos y sociales, y la implementación de prácticas de gestión sostenible que garanticen la salud y vitalidad a largo plazo de estos espacios”.
“No debemos pensar únicamente en zonas verdes convencionales, como parques o jardines, sino que debemos adoptar un enfoque innovador”, enfatizó Ballesteros, que plantea el aprovechamiento de elementos como las rotondas para promover la conservación del agua y la vegetación: “La creación de rotondas en forma de charcos puede no solo servir como una solución estética única, sino también como un medio eficaz para la recolección y reutilización del agua de lluvia, fomentando así la vegetación en entornos urbanos”.
Tras insistir en que la creación de zonas de sombra es “fundamental” en el diseño del sur de Tenerife, la joven sureña calificó de “esencial” fomentar la participación ciudadana y promover una cultura de respeto y cuidado hacia la naturaleza. “La educación ambiental y la sensibilización social son claves”, remarcó.
