Advertisement
You have a preview view of this article while we are checking your access. When we have confirmed access, the full article content will load.
Las declaraciones del presidente Trump, sugiriendo que la diversidad en la contratación y otras políticas del gobierno de Biden causaron de algún modo el choque, reflejan su instinto de enmarcar los grandes acontecimientos a través de su óptica política o ideológica.

Por David E. Sanger
David E. Sanger ha cubierto a cinco presidentes estadounidenses en sus más de cuatro décadas en el Times.
El presidente Trump culpó a los requisitos de diversidad de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) y a sus dos predecesores demócratas de la colisión aérea sobre el río Potomac el miércoles por la noche al asegurar que los estándares para los controladores aéreos habían sido demasiado laxos.
Trump no citó ninguna prueba de que los programas de diversidad tuvieran algo que ver con el choque fatal, en el que murieron 67 personas, e incluso admitió cuando se le presionó que la investigación acababa de empezar.
Momentos después, culpó a los pilotos del helicóptero del ejército que pareció chocar contra un avión de pasajeros cuando se aproximaba al aeropuerto nacional Reagan, al otro lado del río de la capital. Pero enseguida volvió al tema de que los objetivos de diversidad que, según dijo, habían creado el presidente Barack Obama y el presidente Joe Biden habían creado cielos inseguros, dando a entender que esas medidas tenían que haber contribuido al desastre.
El abordaje inmediato de Trump de la diversidad reflejó su instinto de enmarcar los grandes acontecimientos a través de su óptica política o ideológica, encajen o no los datos. Es algo que ya ha hecho antes: tras un atentado terrorista en Nueva Orleans hace un mes, culpó a la migración ilegal, aunque el atacante era un ciudadano estadounidense nacido en Texas. Cuando comenzaron los incendios en California, culpó a las políticas de gestión del agua del gobernador del estado, Gavin Newsom, sin ninguna prueba de que un enfoque distinto hubiera cambiado la situación en el combate a las llamas.
Pero su acusación no probada sobre los controladores aéreos se hizo a las pocas horas del primer desafío de manejo de catástrofes en su nuevo mandato. Con rapidez se convirtió en una demostración tanto de su estilo político como de sus instintos, y por momentos se asemejó a su serie de conferencias de prensa, en la misma sala de reuniones, mientras la covid se extendía por todo Estados Unidos: una mezcla de acusaciones sobre la causa y prescripciones sobre cómo proceder, a menudo desvinculadas de los hechos y el análisis.
Advertisement