Todavía hoy existe una lucha encarnizada entre los defensores de la realidad bíblica y aquellos que piensan que las sagradas escrituras son relatos inventados, parábolas confeccionadas con la finalidad de enseñar determinadas creencias a la gente sencilla.
Sin embargo, a pesar de que dos milenios después no seamos capaces de ponernos de acuerdo, hay expertos que, desde un punto de vista científico, tratan de encontrar las pruebas de que lo que ocurrió, según libros como el Génesis, puede ser real.
Uno de los hechos que se repite en todas las culturas del mundo, no sólo en la Biblia, es el diluvio universal. El arquetipo de una humanidad primigenia que se desvía del camino marcado por los dioses, llegando a la total corrupción, y cómo la divinidad arrasa con ellos, enviando una colosal inundación que acaba con la mayor parte de la población.
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Esta historia, como digo, está presente en todas las leyendas y mitos de los pueblos del pasado, no importa del continente o la cultura a la que nos refiramos, por lo que los expertos consideran que tuvo que darse en algún momento de nuestro pasado más remoto, una subida dramática de las aguas que diera origen a este relato universal; sin embargo, al ser un tema tan enraizado en la historia de las religiones, no es posible llegar a acuerdos en la mayoría de ocasiones.
Si nos centramos en la narración del Génesis, en el diluvio universal solamente sobrevivió Noé y su familia. Según el capítulo 7 del Génesis, el primer libro de los que componen la Biblia: Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y barreré de la faz de la tierra a todo ser viviente que hice. E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová”.
También leemos en el Génesis la localización concreta de dónde termina el Arca de Noé: “Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat”.
El monte Ararat está en Turquía, y son muchas las leyendas que hablan de que, en algún momento de la historia, diversos buscadores han encontrado madera procedente del Arca de Noé. Por ejemplo, la puerta del Emperador de Santa Sofía de Estambul se dice que está construida con madera del Arca.
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También se dice que el hacha con la que Noé construyó el Arca se encuentra resguardada en algún punto de Estambul, en la llamada Columna de Constantino.
En 2011, el grupo Shamrock-The Trinity Corporation aseguró haber encontrado el Arca en un glaciar del Ararat, a más de 5 mil metros de altitud. Sin embargo, poco más se supo de aquella historia.
Hace apenas unos días, científicos de Turquía y Estados Unidos dieron a conocer que han analizado, durante un año, las rocas y el suelo de la famosa formación Durupinar en el Monte Ararat, que tiene forma de barco y muchos aseguran que sería el Arca. Según los arqueólogos, el análisis de las muestras del suelo y las ‘ruinas’ encontradas en esta zona del Ararat, datan de hace 5 mil años, el mismo periodo en el que se habría producido el diluvio bíblico.
Sin embargo, también han asegurado que, a la luz de sus investigaciones, el Durupinar no es un barco petrificado. También apuntan a que sus estudios indican que hay evidencia de una inundación en esta zona, en tiempos remotos.
Hay que seguir investigando, pero el estudio da esperanza a aquellos que persiguen el sueño de encontrar la mítica Arca de Noé.
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GLOSARIO
Arca de Noé: Episodio de la Biblia donde se describe la construcción de la embarcación realizada por Noé a petición de Dios.
Monte Ararat: Es el pico más alto de Turquía, con 5137 metros sobre el nivel del mar, localizado en la parte oriental del país.
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Hace unos días estaba paseando por el Centro Histórico de la Ciudad de México, concretamente por la zona del Templo Mayor, cuando observé que había una exposición de alebrijes.
Los alebrijes son una artesanía mexicana que surge en los años 30 del pasado siglo, cuando un artesano, Pedro Linares, soñó con unas misteriosas criaturas que le cambiarían la vida.
Estando muy enfermo, a través de los sueños se trasladaba a un lugar mágico, un bosque lleno de paz habitado por animales increíbles, como burros con alas, gallos con cuernos o leones con cabeza de perro.
Todos estos seres gritaban una palabra: ¡Alebrijes! Cuando volvió a nuestra realidad (pues un personaje se le apareció en el sueño y le dijo que todavía no había llegado su momento de estar allí) y aprovechando sus habilidades de artesano recreó a esos animales fantásticos, los alebrijes, que hoy día forman parte importante de la cultura mexicana, especialmente en el Día de Muertos, como guías entre nuestro mundo y al más allá.
Durante mi paseo cerca del Zócalo observé que uno de los alebrijes llevaba en sus manos la famosa Momia de Nazca que Jaime Maussan presentó en la Cámara de Diputados.
Me detuve durante varios minutos a observar la reacción de la gente. Decenas de personas, mayores y niños, se detenían sorprendidos ante el alebrije y decían: ¡Es el extraterrestre de Jaime Maussan! Y todos se tomaban la fotografía con la momia.
En esos momentos me di cuenta del poder del realismo mágico latinoamericano y cómo al pueblo mexicano ya no le importa tanto si son reales esas momias o no. Lo que importa es que se han convertido en un símbolo mexicano más, como los alebrijes, y que han llegado para quedarse. En las artesanías, en los platillos, en la cultura… hemos asistido al nacimiento de un mito.
(Foto: Especiales)
