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Crónica desde dentro de la maratón de Barcelona: así logré bajar de las 3 horas

Autor: Pablo Gallen

“Estamos donde queríamos estar”. La frase no es mía, la escuché este domingo a la altura de la Avenida Diagonal cuando terminé en un grupo de corredores guiados por los llamados ‘liebres’ o prácticos que pone la organización de la Maratón de Barcelona para los participantes que quieren hacer un tiempo concreto.

Mi tiempo objetivo era bajar de las 3 horas en los 42km y 195 metros que separan la meta (Arc de Triomf) de la prueba reina del atletismo de la salida (Paseo de Gràcia con Plaza Catalunya). Un tiempo que está al alcance de pocos corredores populares. De hecho, en las seis grandes maratones españolas solo termina por debajo de ese registro el 10,9% de los corredores que terminan la competición, según el portal especializado carreraspopulares.com.

Tras la pandemia

La marca es importante, pero no lo que guía a todos los que se calzan unas zapatillas y se disponen a completar la prueba de Filípides al menos una vez en su vida. En mi caso empecé al verme un poco ‘fondón’ tras años sin hacer deporte y por tradición familiar -mi padre y mi tío corren y han sido miembros de la junta directiva de un club y mis primos también-.

En medio del Covid-19 le cogí miedo a eso de encerrarme entre cuatro paredes a levantar pesas y decidí que lo mío era salir a patear las calles. Primero llegaron las medias maratones y los 10km y poco a poco el veneno del ‘running’ se coló en mi hasta el tuétano y ya estoy pensando en  adentrarme en el atletismo de montaña, o como se llama ahora ‘trail running’.

“Un club que me da la vida”

Al principio corría en solitario y desde hace un año y medio lo hago bajo un club del madrileño barrio del Ensanche de Vallecas, Breaking 3, que me da la vida y con el que comparto grandes momentos. Hacer más de 25 km domingo tras domingo en solitario es un aburrimiento para que mentir y como dice el refrán “compartir es vivir”. 

Una imagen de la Maratón de Barcelona 2024

Una imagen de la Maratón de Barcelona 2024 / Jordi Cotrina

La carrera de este domingo en Barcelona la recordaré para siempre, a pesar de la organización de RPM Sports y el Ayuntamiento de la ciudad condal. Puntos a mejorar: calidad y diseño de la camiseta de la maratón, comunicación y atención a los participantes vía correo y redes sociales y sobre todo la entrega de dorsales hay que hacerlo en un lugar más grande de la ciudad o dejar menos expositores. Me cuentan que hubo largas colas bajo la lluvia este sábado a las puertas del pabellón 7 de la Fira de Barcelona. 

“Todo me salió redondo”

Y la recordaré para siempre porque todo me salió redondo. Desde el principio compartí carrera con mi compañero de club Fernando Triguero ‘Capi’ hasta que en el kilómetro 15 le vi que no podía seguirme. A partir de ahí, estuve varios km en tierra de nadie, lejos de las liebres de 3 horas y a unos centenares de metros de otro compañero de club como Raúl Pérez. En ese impasse había que apretar los dientes y buscar la refencia de Pérez, que buscaba las 3 horas con ahínco y era un fiel escudero al que aferrarse para lograrlo. 

“Pablo, voy a llegar al límite de las 3 horas, tira tú que me veo limitado” fueron las palabras que me dijo Pérez

Lo alcancé en la calle Calabria, cerca del km 17, y a partir de ahí seguimos juntos hasta el km 32 a la altura de Avenida Diagonal. “Pablo, voy a llegar al límite de las 3 horas, tira tú que me veo limitado” fueron las palabras de Pérez. A partir de ahí, otra nueva carrera. Buscar a los prácticos y confiar en mis piernas y mi pericia para llegar a la meta. Dicho y hecho. Los km más duros de la prueba junto a un grupo de desconocidos, donde el catalán se escuchaba junto al francés o el neerlandés. El idioma universal del atletismo no entiende de fronteras ni de lenguas. 

Los últimos km en la calle Marina me los llevó para mi. Animación de diez al estilo Tour de Francia, con el público acercándose a los participantes y estos pasando casi en fila de a tres por el calor de la gente de Barcelona y los familiares llegados de más lejos. Espectacular ambiente. Y, por fin, tras 42 km el colofón: la entrada de la maratón en Arc de Triomf, un acierto de la organización que espero que se repita en más ediciones. 

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