entrevista exclusiva
El film dirigido por Maura Delpero ha sido preseleccionado para representar a Italia como Mejor Película Extranjera. Mirá la entrevista con Santiago Fondevila Sancet que participa como productor y actor.
La película “Vermiglio”, dirigida por la cineasta italiana Maura Delpero, que reside en Argentina ha sido preseleccionada para competir por el Premio Oscar como mejor película extranjera.
El anuncio por parte de la Academia se realizará el 17 de diciembre por las 15 películas preseleccionadas para competir por el Oscar a mejor película extranjera. Luego, llegará el anuncio por la nominación el 17 de enero de 2025 (las 5 películas extranjeras seleccionadas). La ceremonia de premiación está prevista para el 2 de marzo en Los Ángeles.
“Vermiglio”, que fue ganadora del León de Plata en el Festival de Cine de Venecia 2024, ha capturado la atención de la crítica internacional con su evocadora representación de la Italia rural del pasado, abordando temas que resuenan de manera universal. El comité de la Academia del Cine Italiano destacó su capacidad para transformar las experiencias locales en una historia profundamente actual.
La película cuenta con la participación del actor y productor argentino Santiago Fondevila Sancet, aportando una conexión entre Argentina e Italia en su producción, y ha sido realizada junto a Cinedora, Rai Cinema y otros coproductores europeos.
Entrevista con Santiago Fondevila Sancet, actor y productor de “Vermiglio”
En diálogo con Cba24N, Santiago nos cuenta cómo descubrió la actuación a los 17 años: “Parece chiste, pero hasta los 16 o 17 años pensaba que no existían escuelas de actuación… creía que simplemente era para hijos de actores o algún director te frenaba por la calle en Buenos Aires y te decía: “a vos te quiero para mi película”…”, explica el artista.
“… Con una noviecita en una plaza, descubrí que dos amigos suyos hacían “teatro”, después del estupor de mi ignorancia fui corriendo a meterme en una clase de teatro, literalmente eso fue un domingo y el lunes estaba ya inscrito en una. Fue un gran cambio en mi vida, inicialmente había sólo jugado al golf hasta mi adolescencia por una operación al corazón cuando tenía un año… era una actividad física que evitaba cualquier tipo de contacto. Jugué toda mi infancia y juventud, llegué a competir profesionalmente. Pude dar clases de golf y eso me permitía pagar los entrenamientos de actuación y el alquiler. Hace pocos años que puedo decir que dedico mi tiempo cien por ciento a esto, pero estaba convencido que tarde o temprano lograría construir una carrera con este deseo”, detalla Santiago.
-En “Vermiglio”, tiene el rol de actor y productor. ¿Cómo fue ese proceso de combinar ambas facetas en una película tan personal como esta?
“Vermiglio” es una película donde estuve involucrado desde su génesis, apenas Maura escribió el primer tratamiento y los primeros esbozos del guion empezamos a viajar seguido a la región donde se ubicaba la película para realizar una ardua investigación. Visitamos cada pueblito de la Val di Sole, cada casa antigua, cada anciano que podría ser entrevistado, cada dueño de animales que nos podía relatar el proceso de alimentación o sueño de los mismos. Toda esta información venía recabada en los bares que era el punto de encuentro para la gran parte del pueblo. Al principio nos miraban como locos, y a medida que pasaba el tiempo y volvíamos se empezaban a soltar más con nosotros y terminábamos bebiendo la grapa casera que hacían de juntar las agujas de pino en el bosque. Par mí fue un proyecto que nació principalmente como productor. En un momento Maura me dijo que se dio cuenta que yo podía interpretar uno de los personajes, ella me había conocido principalmente como actor… Hice el proceso de casting como el resto de los actores, después de 6 meses de pruebas y también acorde a la elección del actor para el personaje de Pietro, decidió que yo podía ser Attilio, el primo desertor de la guerra que trae refugiado al otro soldado en el pueblo…. Estoy muy satisfecho con ambos roles.
Mirá el tráiler de “Vermiglio”:
-La película explora un año crucial en la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva muy humana y familiar. ¿Qué fue lo que más le atrajo del guion y qué cree que hace que esta historia sea tan relevante hoy en día?
Creo que una de las cosas más interesantes que propone la película es el poder contar la guerra desde el “frente” cotidiano, toda la gente que no aparece en los libros de historia, pero que vivió la guerra a su modo: con el hambre, la angustia, la pérdida de sus familiares. Contar la guerra sin un disparo… Es un cine que propone al espectador una atención muy activa que al final de la peli va a ser recompensada, algo que escapa a los cánones actuales del entretenimiento y exige otros niveles de involucramiento.
-La directora Maura Delpero ha mencionado que “Vermiglio” es un homenaje a la memoria colectiva y personal. ¿Cómo fue trabajar con ella, dado su enfoque tan íntimo y su habilidad para fusionar lo personal con lo histórico?
Trabajar con Maura es especial, los dos sentimos un amor único por el deseo de hacer cine. Ella es categóricamente exigente consigo misma, no se permite no llegar al máximo de sus capacidades, y esa exigencia no es un acto pretencioso de superación, sino una honesta búsqueda artística. Trabajar al detalle con un sacrificio sincero genera también mucha satisfacción, creo que también nos reconocemos en esta forma de valorar el esfuerzo y el trabajo.
-Su vida transcurre entre Argentina e Italia, y su carrera se desarrolla en ambos países. ¿Cómo influyen estos dos contextos culturales en su trabajo tanto como actor como productor?
Es interesante, de una parte, como actor hay grandes similitudes y grandes diferencias, los códigos actorales de un lenguaje realista a pesar de que a primera instancia pueda parecer que se habla de lo mismo, en realidad hay pequeñas diferencias culturales entre un país y otro. En particular siento que en Italia se puede esperar tranquilamente una marcha más arriba de lo que estamos acostumbrados nosotros, así y todo, por suerte la actuación argentina es particularmente apreciada y delicada para ellos.
Después quizás por el hecho de venir de afuera, siento ciertos estereotipos… buscan o esperan una idea de “latino” diferente a la que yo puedo representar. Otra particularidad es que Italia es un país muy rico en el idioma, cuentan con más de 400 dialectos que pueden generar que no se entiendan entre italianos mismos. Por ende, son extremadamente exigentes con evitar el acento y con tener también la posibilidad de hablar algún que otro dialecto.
Creo que a pesar de la distancia y de estar hablando de otro continente, entre Argentina e Italia hay una relación extremadamente estrecha, uno de mis sueños es poder crear un puente productivo entre ambas naciones para poder potenciar futuras coproducciones y colaboraciones.
Un proyecto que nace de una emoción
-¿Puede adelantarnos un poco sobre “Luz Fantasma”, su próximo proyecto?
Luz fantasma empezó a tener sus primeras líneas durante la pandemia donde pude empezar a volcar ciertos conceptos y deseos en una especie de posible película. Ya hacía rato venía creciendo en mí un deseo de dirigir y este proyecto partió de una emoción, un sentimiento compartido con mis amigos y colegas respecto a la pérdida de la ilusión con la que empezamos a actuar, qué pasa después de eso, ¿cómo se sigue? Pasó por varias instancias, deformidades y metamorfosis hasta llegar a lo que es hoy.
Yo soy tataranieto directo de José Juan Podestá, (el creador del teatro rioplatense por haber hecho el primer drama gauchesco en una obra, llevando primeros con las pantomimas y después con la voz la representación del Juan Moreira partiendo de la novela de Eduardo Gutierrez). Esta historia estuvo siempre presente en los relatos familiares, una vez que empecé a conocer más de éste personaje y de los hermanos Podestá siempre quise investigar y hacer algo… a esto se le sumó una especie de amor no correspondido con la actuación, que se presenta con la pasividad del actor y la espera, cuando uno se pregunta si estar haciendo la publicidad de las salchichas sea realmente “vivir de la actuación”… Este documental híbrido intenta trabajar sobre éstas dos cuestiones, recordar quién fue José Juan Podestá y dar una visión de qué hacemos los actores mientras trabajamos y esperamos que sucedan las cosas, y creo que la cosa más importante es que la estructura que sostiene estas dos temáticas es el amor por hacer lo que nos gusta y la amistad con los colegas, lo cual creo que sea una de las cosas que nos sostienen a seguir.
El proyecto fue seleccionado para participar en la edición de Puentes en el 2021 de EAVE en Bressanone, Italia, cuenta con el soporte de Becas Creación del Fondo Nacional de las Artes, Mecenazgo y el Fondo Metropolitano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fue seleccionado en el 2024 para participar del Laboratorio de desarrollo de proyectos audiovisuales de PCI (Asociación de directores de Cine) con la tutoría de Ariel Rotter, Cecilia Kang, Federico Godfrid y Ana María Blaya.