El presidente ucraniano Volodímir Zelenski se hizo presente en la ciudad de Jeddah buscando apoyo diplomático en una región clave para las tres potencias más importantes. Para situarnos, la región se encuentra marcada por un fuerte desembarco chino, una retirada norteamericana y una presencia rusa debilitada por las contingencias en Europa del este.
La visita del premier ucraniano objetivamente fue destinada a reducir la influencia rusa, siendo esta retirada algo favorable para las otras dos potencias, en especial la norteamericana en vistas del ya histórico lazo con la región. Por su parte, Assad permaneció en la sombra perdiendo protagonismo y salió golpeado a su vez fruto de un fuerte lazo con la nación euroasiática.
La región ha estado marcada por un neutralismo positivo, colaborando con las partes en conflicto (Occidentales versus Rusia) según fuese conveniente. Un ejemplo de ello fue el papel de Arabia Saudita, quienes enviaron apoyo monetario a Ucrania pero por otro lado jugaron a favor de Rusia dentro de la OPEP.
Por su parte el reino saudí puede jugar dos papeles posibles. El menos probable hace referencia a utilizar su influencia en la región caucásica en favor de Ucrania, puesto que la mayoría del 10% de los musulmanes rusos se encuentran allí. Esta condición demográfica y religiosa es un factor de alto riesgo para Rusia puesto que ya han habido crisis separatistas motivo por el cual el Kremlin ha coartado aún más la autonomía de la región, sin embargo podría ser perjudicial para Ucrania por su población tártara (Aunque la misma es reducida).
Como segunda opción, la nación árabe puede plantearse como mediador función que no vendría mal para su política exterior. El debilitamiento diplomático naciente del Principe Mohammed Bin Salman por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y la infructuosa intervención en Yemen, causante de la peor crisis humanitaria del siglo XXI, dan a entender una necesidad de revitalizar el prestigio saudí. A su vez, el contexto se presta ante el debilitamiento de Turquía como resultado de sus conflictivas internas y la reciente crisis humanitaria desatada por los terremotos de inicios de año.
El restablecimiento de las relaciones con Irán y la reducción de la intensidad en Yemen dan a entender un deseo de restablecer su liderazgo regional y emerger como una potencia. El deseo dependerá en parte de la capacidad del reino de reducir su vulnerabilidad.