Por Fu Ting, Ali Swenson y Didi Tang — The Associated Press
Eran las 7:00 de la mañana de un viernes reciente cuando Wang Gang, un inmigrante chino de 36 años, buscaba trabajo en el barrio Flushing de la ciudad de Nueva York.
Luego de que un posible empleador frenara cerca de una esquina, Wang y docenas de otros hombres se arremolinaron alrededor de su auto. Esperaban que los eligieran para trabajar en una obra de construcción, en una granja, como transportistas, o cualquier cosa que ofreciera paga.
Wang no tuvo suerte a pesar de que esperó dos horas más. Sería otro día sin trabajo desde febrero, cuando cruzó sin documentos la frontera sur de Estados Unidos.
Las dificultades que enfrentan a diario los inmigrantes chinos en Flushing está muy lejos de la imagen que el expresidente Donald Trump y otros republicanos han tratado de pintar de ellos como un grupo coordinado de hombres en “edad militar” que han venido a Estados Unidos para construir un “ejército” y atacar al país.
Desde inicios de este año, Trump ha hablado al menos seis veces de hombres chinos en “edad de combate” o “edad militar”, sugiriendo al menos dos veces que estarían formando un “ejército” de inmigrantes. El tema de conversación también ha estado apareciendo en medios conservadores y en las redes sociales.
“Han venido de China —31… 32,000 en los últimos meses— y todos tienen edad militar y en su mayoría son hombres”, dijo Trump durante un mitin de campaña el mes pasado. “Y me suena como que… ¿están intentando construir un pequeño ejército en nuestro país?”.
Organizaciones asiáticas de defensa dicen que les preocupa que esta retórica pueda fomentar un mayor acoso y violencia hacia esta comunidad, que sufrió un alza en los incidentes de odio durante la pandemia de COVID-19.
Wang, quien viajó durante varias semanas desde Wuhan, China, a Ecuador, y luego a la frontera sur de Estados Unidos, dijo que la idea de que los inmigrantes chinos estaban construyendo un ejército “no existe” entre los inmigrantes que ha conocido.
“Vinimos para ganar dinero”, dijo.
Los inmigrantes en Flushing explicaron que vinieron para escapar de la pobreza y las pérdidas financieras causadas por el estricto confinamiento en China durante la pandemia, o para escapar de la amenaza de encarcelamiento en una sociedad represiva donde no podían hablar ni ejercer su religión libremente.
Se dispara la llegada de inmigrantes chinos
Desde finales de 2022, cuando comenzó a levantarse el confinamiento de tres años por COVID-19 en China, Estados Unidos ha experimentado un fuerte aumento en el número de inmigrantes de ese país.
En 2023, las autoridades estadounidenses arrestaron a más de 37,000 ciudadanos chinos en la frontera entre Estados Unidos y México, más de 10 veces la cifra del año anterior. Sólo en diciembre, funcionarios fronterizos arrestaron a 5,951 ciudadanos chinos en la frontera sur, récord para un mismo mes, antes de que la cifra disminuyera durante los primeros tres meses de este año.
La mayoría de los que han venido son adultos solteros, según datos federales. Hay más hombres que mujeres en la peligrosa ruta, que normalmente implica volar a Sudamérica y luego hacer el largo y arduo viaje hacia el norte, hasta la frontera con Estados Unidos.
“Este viaje es mortal. La gente muere. El viaje no es adecuado para mujeres, no es adecuado para nadie”, dijo Yin, un hombre chino de 35 años que solo dio su apellido porque estaba preocupado por la seguridad de su esposa e hijos, quienes permanecen en China por ahora.
En búsqueda de “una vida mejor”
Los inmigrantes en Flushing dijeron que vinieron a Estados Unidos para escapar de China, no para luchar en su nombre.
Chen Wang, de 36 años y oriundo del sureste de China, dijo que decidió venir a Estados Unidos a finales de 2021 después de publicar comentarios críticos sobre el partido gobernante en Twitter. La policía local lo amonestó y temió que lo encarcelaran.
Más de dos años después, sigue desempleado y vive en una tienda de campaña en el bosque que ha convertido en su hogar. Chen describió a sus compañeros chinos en el viaje como simplemente personas que “buscan una vida mejor”.
Sin duda, los líderes de inteligencia estadounidenses están muy preocupados por la amenaza que el Gobierno autoritario de China representa para el país. También ha habido crímenes cometidos por inmigrantes chinos, incluido el arresto en marzo de un ciudadano chino que irrumpió en una base militar en California, pero no ha habido evidencia de que los inmigrantes de China estén viniendo al país para luchar contra los estadounidenses.
El subsecretario de Estado, Kurt Campbell, llamó el mes pasado a los ciudadanos chinos “migrantes económicos”.
China ha dicho que se opone firmemente a la inmigración ilegal. Su Ministerio de Relaciones Exteriores comentó que las afirmaciones de Trump sobre un ejército de inmigrantes chinos eran “una discrepancia atroz con la realidad”. El Departamento de Seguridad Nacional no respondió a solicitudes de comentarios.
Steven Cheung, director de comunicaciones de la campaña de Trump, dijo que permitir que tantos inmigrantes chinos ingresen a Estados Unidos sienta un “precedente peligroso” que actores nefastos podrían explotar.
“Estas personas no han sido investigadas ni examinadas, y no tenemos idea de con quién están afiliados o cuál es su intención”, dijo en un comunicado enviado por correo electrónico.
Sapna Cheryan, profesora de psicología de la Universidad de Washington, dijo que las afirmaciones sobre los inmigrantes chinos, hechas sin pruebas, se basan en estereotipos generalizados de que los asiáticos no pertenecen al país.
Estas ideas han alimentado la violencia contra los estadounidenses de origen asiático y podrían envalentonar a la gente nuevamente, afirmó.
Li Kai, también conocido como Khaled, un musulmán de 44 años de una ciudad cercana a Beijing, dijo estar preocupado por las declaraciones de Trump sobre la inmigración ilegal y los musulmanes, pero que no tiene más opción que quedarse.
Fue uno de los pocos que hizo el viaje con su familia. Comparte una litera y un sofá con su esposa y sus dos hijos en una casa temporal en Flushing, donde ha colocado una bandera estadounidense en la pared.
Cuando sus hijos están en la escuela, él estudia para obtener una licencia comercial de conducir. Espera encontrar un trabajo y empezar a pagar impuestos.
“Ahora que he traído a mi familia aquí, quiero tener una vida estable”, dijo. “Me gustaría poder pagar de vuelta”.
