Atentado contra el expresidente Donald Trump: ¿por qué Estados Unidos vive una creciente ola de violencia política?

Estados Unidos intenta salir del shock tras el atentado que sufrió el expresidente Donald Trump durante un evento de campaña este sábado, en Pensilvania. Pese a lo escandaloso –y triste– del ataque, la historia de Estados Unidos ha estado marcada por este tipo de eventos y de diversas expresiones de violencia política que, según varios estudios, viene creciendo desde hace por lo menos ocho años.

De acuerdo con el Servicio de Investigación del Congreso (CRS, por su sigla en inglés), al menos 15 presidentes, presidentes electos o candidatos a la presidencia han sido víctimas de ataques contra sus vidas. Cinco de ellos –Abraham Lincoln, James Garfield, William McKinley, John F. Kennedy y Robert Kennedy– murieron tras uno de estos atentados.

Según el CRS, el 24 por ciento de todos los presidentes que alguna vez ocuparon la Casa Blanca han sufrido algún tipo de ataque. Más alarmante, cinco de los últimos nueve mandatarios que se han sentado en la Oficina Oval han sido víctimas de atentados semejantes: George W. Bush, en 2005; Bill Clinton, en 1994; Ronald Reagan, en 1981; Gerald Ford, en 1975, y ahora el expresidente Trump.

A parte de Trump, el último de ellos en salir herido en un atentado fue Ronald Reagan, quien fue atacado a la salida de un hotel en Washington por John W. Hinckley Jr., un hombre al que luego se declaró enfermo mental y quien permaneció 30 años encerrado en una institución psiquiátrica.

Estos casos, por supuesto, son los más notorios porque han involucrado a presidentes, expresidentes y candidatos. Pero ha habido muchos otros. En el 2011, por ejemplo, la representante demócrata Gabby Giffords recibió un disparo en la cabeza durante un mitin político en Arizona.

Y en el 2017, el representante republicano Steve Scalise y personal del Congreso resultaron heridos durante un partido de béisbol cuando un hombre abrió fuego contra los asistentes.

Violencia política, en aumento en Estados Unidos

Para los republicanos, son sus rivales demócratas los que estimulan una retórica incendiaria contra Trump que derivó en el ataque del sábado. Mientras que los demócratas acusan más bien al expresidente de incentivar el odio a migrantes y minorías.

Los líderes demócratas han estado alimentando la ridícula histeria de que la victoria de Trump en la reelección sería el fin de la democracia en EE. UU. Claramente hemos visto a lunáticos de extrema izquierda actuar con retórica violenta en el pasado

“Durante semanas, los líderes demócratas han estado alimentando la ridícula histeria de que la victoria de Trump en la reelección sería el fin de la democracia en EE. UU. Claramente hemos visto a lunáticos de extrema izquierda actuar con retórica violenta en el pasado. Esta retórica incendiaria debe terminar”, dijo Scalise en un comunicado este fin de semana en el que ignoró, de momento, el hecho de que el asaltante de Trump sería un republicano.

Así mismo, de acuerdo con estudios del FBI, la violencia política reciente se atribuye más a grupos de extrema derecha como los que lideraron la toma del Capitolio en el 2021, cuando una turba de trumpistas intentó impedir la certificación del triunfo electoral de Joe Biden. Un día en el que murieron 5 personas y quedaron heridos 174 policías.

Trump mismo ha estado agitando a las bases al insinuar que si no gana en noviembre, habrá un “baño de sangre” en Estados Unidos.

De hecho, de acuerdo con Gary LaFree, abogado criminalista de la Universidad de Maryland, la violencia política en EE. UU. ha venido creciendo de manera sistemática desde el 2016, justo el año en que Trump llegó a la Casa Blanca.

Según LaFree, la violencia política en Estados Unidos tuvo un auge entre los años sesenta y mediados de los setenta. “Solo en 1970 pudimos registrar 450 casos. A partir de los ochenta esta cayó, con algunos picos en los noventa que incluyen el atentado con bomba en un edificio federal de la ciudad de Oklahoma, que mató a 168 personas. Pero empezó a aumentar en 2015 y creo que esa ola no ha llegado a la cima todavía”, afirma este experto.

De acuerdo con un reporte de la agencia Reuters, desde enero del 2021 a la fecha se han presentado en el país más de 220 casos de violencia política en los que han muerto al menos 39 personas. Los incidentes han sido de todo tipo. Desde riñas entre personas, como una pelea que tuvo lugar el año pasado en Florida entre dos hombres que discutían sobre Trump y sus éxitos o fracasos como empresario, hasta la muerte de cinco manifestantes en Portland, que fueron abatidos por un extremista de derecha.

A eso también se suma el violento ataque contra el esposo de la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el intento de secuestro que experimentó la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer.

Las amenazas e intimidación también están en aumento. Un reporte del Brennan Center para la Justicia de la Universidad de Nueva York, publicado en enero de este año, concluye que casi el 50 por ciento de los legisladores estatales y el 20 por ciento de los funcionarios judiciales han experimentado algún tipo de acoso en años recientes.

De acuerdo con los analistas, gran parte de este último auge de violencia política se debe a la enorme polarización que existe en el país, la explotación del odio como instrumento político y la normalización de este tipo de sentimientos.

Según diversas encuestas, entre el año 2000 y el 2020, menos de un 10 por ciento de los estadounidenses estaban de acuerdo con el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos. Desde entonces, ese número se ha más que duplicado. Un estudio publicado en junio de este año por el Brookings Institute para medir el fenómeno puso esa cifra en el 23 por ciento.

Este atentado contra Donald Trump es consecuencia directa del creciente respaldo a la violencia política en este país

Otro informe del Programa para la Prevención de la Violencia de la Universidad de California afirma que al menos un 14 por ciento cree que EE. UU. va camino a una guerra civil y otro 8 por ciento se mostró dispuesto a tomar las armas.

“Este atentado contra Donald Trump es consecuencia directa del creciente respaldo a la violencia política en este país. Los líderes políticos de ambos partidos y de todos los niveles de gobierno, el presidente, los líderes del Senado y la Cámara de Representantes, los gobernadores y los alcaldes deben condenar inmediatamente la violencia política de cualquier lado de la política que surja. De lo contrario vamos camino a un abismo”, dijo Bob Pape, profesor de la Universidad de Chicago que acaba de concluir un reporte según el cual el 10 por ciento de los estadounidenses están de acuerdo con usar la violencia para impedir que Trump regrese a la Casa Blanca.

El problema, afirma Robert Jones, presidente del Instituto para la Investigación Política, es que el atentado contra Donald Trump, antes que provocar un momento de reflexión y mesura, probablemente causará todo lo contrario.

“La temperatura, que ya estaba alta, está alcanzando niveles febriles”, dice Jones, que está entre los que temem lo peor en EE. UU.

SERGIO GÓMEZ MASERI – Corresponsal EL TIEMPO – Washington