Por Evaristo Lara
London Breed, alcaldesa de San Francisco, California, declaró que llegó la hora de implementar mano dura para poner fin al problema de ver a personas sin hogar atrincheras en las calles generando con ello mal aspecto e incluso inseguridad.
“Vamos a ser muy agresivos y asertivos al mover los campamentos, lo que puede incluso incluir sanciones penales”, adelantó la demócrata de 49 años, en conferencia un par de semanas antes de que comience el retiro de todas las carpas, techos improvisados y espacios llenos de basura donde suelen dormir las más de 8,300 personas que se encuentran a la deriva en San Francisco.
La declaración de la alcaldesa que lleva seis años desempeñando su cargo surgen después de que la Corte Suprema les otorgó a las ciudades el poder para desalojar a las personas sin hogar de los campamentos.
“El problema no se va a resolver construyendo más viviendas. Gracias a Dios por la decisión del Tribunal Supremo”, indicó la aguerrida política quien durante su niñez enfrentó graves carencias de recursos para salir adelante.
Aunque en diciembre de 2022, un juez federal le impidió a la ciudad de San Francisco desalojar las tiendas de campaña mencionadas, ahora eso no podrá ser posible y comenzará la limpieza programada con el objetivo devolver su aspecto original a la ciudad.
“Hemos tenido que pasar de ser una ciudad compasiva a una ciudad responsable, y he estado liderando los esfuerzos para asegurar que abordemos este tema de manera diferente a como lo hemos hecho antes”, expresó London Breed.
Los funcionarios están facultados incluso para arrestar a personas que se nieguen a retirarse de los sitios donde actualmente se resguardan ante la carencia de una vivienda.
Sin embargo, la alcaldesa aclara que existen lugares más adecuados a donde pueden acudir quienes carecen de un techo.
“Seguiremos ofreciendo servicios, pero tampoco podemos seguir permitiendo que la gente haga lo que quiera en las calles de San Francisco, especialmente cuando tenemos un lugar al que pueden ir”, enfatizó.
En contra parte, los muchos de los afectados por el costo de la vivienda prefieren dormir en las calles, pues sostienen que en los albergues la violencia, violación y abuso de drogas los colocan en riesgo.
El costo de vida en San Francisco es tan elevado que el costo de una habitación promedio en San Francisco suele rondar en $3,000 dólares, algo fuera del alcance de un ciudadano común.
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