Antes de unirse a District Running Collective, con sede en Washington D.C., Fallon Jones no era corredora. “Una vieja amiga (entonces hacíamos CrossFit) me dijo que había un grupo de personas que corrían calle arriba”, cuenta. Quedó enganchada después de su primera carrera con el grupo a la semana siguiente. Es que el running es una actividad que permite lograr muchas cosas al mismo tiempo.
“La energía era electrizante. Yo estoy en el grupo de ritmo más lento, pero todo el mundo estaba allí al final para animarme”, dice Jones. “Pensé, ¿sabes qué? Si sigo viniendo, quizá pueda mejorar un poco”.
Los clubes de corredores tienen una larga historia que se remonta a principios del siglo XIX. El primer club de running conocido, el Thames Hare and Hounds, se fundó en 1868 en Londres, promoviendo el deporte como actividad social. Con el paso de las décadas, los clubes de corredores se extendieron por Europa y Norteamérica, atrayendo en un principio a corredores de competición y gradualmente a un público más amplio que buscaba apoyo, motivación y camaradería.
En los últimos años, el auge de las redes sociales y las aplicaciones de fitness ha transformado aún más los clubes de corredores. Las plataformas en línea permiten a las personas conectarse, organizar eventos y seguir sus progresos, lo que hace que correr sea más accesible e inclusivo.
Unirse a un club de running no solo fomenta nuevas amistades, sino que también mejora el bienestar mental. Además, mantener un ritmo de conversación mientras se corre con amigos también puede ofrecer beneficios físicos distintivos.
La carrera conversacional consiste en mantener un ritmo al que puedas hablar cómodamente con frases completas mientras corres. A menudo se asocia con el entrenamiento de la Zona 2, que implica una intensidad del 60 % al 70 % de la frecuencia cardiaca máxima.
Kristen Hislop, entrenadora titulada de atletismo y triatlón, afirma que a la gente le suele costar alcanzar este ritmo porque no le parece un entrenamiento “duro”; suele ser mucho más lento de lo que cabría esperar. Pero aunque no parezca un reto especial, el entrenamiento de intensidad baja a moderada es muy bueno para la salud en general, afirma.
“Hacer ejercicio de baja intensidad de forma regular va a aumentar tu resistencia, por lo que serás capaz de llegar más lejos y durante más tiempo”, explica Hislop y añade: “También te recuperarás más rápido y reducirás el riesgo de lesiones“. Y, en comparación con los ejercicios de alta intensidad, que utilizan azúcar como combustible, el ejercicio de baja intensidad quema grasa de forma más eficaz.
Pero correr no sólo es bueno para el cuerpo, sino también para las relaciones.
Rachel Goldberg, terapeuta matrimonial y familiar licenciada que incorpora sesiones de caminar y hablar en su consulta, ha observado que la gente está mucho más dispuesta a abrirse durante el ejercicio.
“Si estás cerca de alguien pero no necesariamente frente a frente, puede que estés un poco más dispuesto a abrirte o puede que te sientas un poco menos intimidado”, sostiene la profesional. Esta vulnerabilidad puede dar lugar a conversaciones más profundas y conexiones más fuertes“. Añade que también es una forma fenomenal de romper las barreras de la ansiedad social.
Una de las razones puede ser que correr estimula las endorfinas, las sustancias químicas naturales del cuerpo que nos hacen sentir bien. “Cuando se liberan endorfinas, uno se siente mejor, siente menos estrés, todo lo que le rodea empieza a parecer más positivo”, confirma Goldberg. “En términos de relaciones, eso lleva a sentir una asociación más positiva con la persona con la que estás, lo que ayuda a crear más vínculos”, agrega la terapeuta.
El running conversacional también puede mejorar la función cognitiva al aumentar el flujo sanguíneo al cerebro, mejorar la claridad mental y reducir los niveles de estrés.
Correr con otras personas puede ser una forma estupenda de mantener un ritmo de conversación y formar una comunidad al mismo tiempo. Danielle Burnett, líder de Big Girls Who Run en Long Beach, California, organizó recientemente su primera carrera en grupo: “Al principio, la gente charlaba un poco, pero no a lo loco”, narra. “Luego, cuando volvimos [de la carrera], parecía que se habían establecido contactos. La gente ya estaba hablando de quedar para correr esa misma semana”.
Burnett también entiende la ansiedad que puede acompañar al ejercicio en público. “Cuando empecé a correr, lo hacía más en solitario. Realmente quería el aspecto comunitario, pero me sentía abrumada. No veía muchos clubes de running que se ajustaran a mi ritmo”, comenta.
Encontrar el club de running adecuado a tus necesidades es crucial. Jones supo que su club era el ideal tras su primera salida. “Hicieron un trabajo realmente bueno explicando los diferentes grupos de ritmos”.
Desde entonces, ha hecho amigos para toda la vida. “Como alguien que se acerca a los 40, ha sido una bendición encontrar amigos de todas las edades en esta etapa de la vida”, asegura y completa: “Son personas a las que quizá no hubiera conocido si no hubiera venido los miércoles. Es gente con la que ceno y con la que me iría de vacaciones. Ha sido hermoso formar parte de esta comunidad de corredores”.
