El Banco de Crédito y Comercio (BCC) en Sancti Spíritus acaba de confirmar lo que se veía venir y ya es una realidad desde hace tiempo: sus sucursales dejarán de reaprovisionar los cajeros automáticos y volverán a las operaciones físicas tras reconocer que no tienen efectivo.
Lo anterior ocurre a menos de un año de que el Gobierno impusiera la obligatoriedad de que los pagos de salarios e intercambios financieros de la economía en la Isla sean a través de transacciones electrónicas y no de efectivo cuando las sumas excedan los 5.000 pesos cubanos (CUP).
No obstante, el BCC de la cabecera provincial de Sancti Spíritus anunció que, “dada la baja disponibilidad de efectivo en circulación”, su oficina local decidió que a partir del martes último no se servirá efectivo en los cajeros automáticos, medida que “pudiera extenderse a otros municipios”.
En declaraciones a la oficial Radio Sancti Spíritus, Luis Francisco Castro Díaz, gestor de negocios de BANDEC en esa provincia, anunció que “quienes deseen extraer dinero de su tarjeta magnética deben hacer uso del servicio de caja dentro de la propia sucursal y podrán retirar hasta 5.000 pesos”.
“Tal vez hoy son 5.000, a lo mejor mañana tenemos mayor disponibilidad de efectivo y podemos dar más”, reconoció el funcionario.
Castro Díaz no evitó mencionar las causas del fondo de la situación: “En un país que tiene el nivel de inflación que tenemos, que la masa de dinero en circulación es cuatro, cinco veces la que requiere la economía, de acuerdo al nivel de bienes y servicios que se presta, es alarmante. Y no hacemos nada con seguir imprimiendo dinero”.
Según el funcionario, “con esto de que los cajeros del banco son los que van a dispensar dinero a la población va a haber un cierto beneficio”, porque todos los interesados podrían acceder a una suma, en vez de los cajeros automáticos, que ante la demanda de los interesados, suelen quedarse sin billetes con frecuencia.
El problema, agregó Castro Díaz, se encadena con la grave crisis económica del país y la baja generación de ingresos de la economía. Por ello, dijo, en Trinidad los cajeros automáticos de BANDEC sí seguirán prestando servicio.
“Allí muchas MIPYMES depositan el dinero en el banco, y BANDEC cuenta con mayor disponibilidad de efectivo”, reconoció. Trinidad es el principal destino turístico de Sancti Spíritus, y numerosos artesanos, dueños de restaurantes y casas de alquiler obtienen ingresos de los visitantes.
En cambio, reconoció el funcionario, “en La Sierpe la medida (de no servir efectivo en los cajeros) se tomó hace rato, porque allí son más bien campesinos, que necesitan dinero en efectivo para poder pagar a los jornaleros, y no te hacen depósitos. Incluso, si venden sus cosechas en efectivo, no lo depositan en el banco, porque van a necesitarlo”.
“No es una situación de la provincia, es un problema del país”, remarcó Castro Díaz.
DIARIO DE CUBA consultó a Loyda Díaz, una maestra de Holguín que desde que se implantó la llamada “bancarización”, con la que el Gobierno dijo perseguir la eliminación paulatina del efectivo, ha sufrido las consecuencias en su día a día.
“Yo no cobro mi chequera desde diciembre de 2023”, aseguró. Aunque ella hace sus operaciones en un Banco Popular de Ahorro (BPA), la situación en su sucursal es peor que la hasta aquí descrita.
“Vas al banco y por las cajas te dan solo 1.000 pesos. Pero mi banco siempre está lleno, la conexión está mala, no hay electricidad, y pierdes tu tiempo”.
El marido de Loyda, que está jubilado, suele marcar en la cola de la sucursal sobre las 3:00AM para tratar de cobrar. “Así es como logramos resolver si no hay otro inconveniente”, dice la cubana.
“Hablar aquí de dinero en tarjeta es una locura. Nadie quiere dinero en tarjeta, porque es la muerte poder sacarlo”, reconoce Díaz, quien dice que las operaciones a través de la aplicación Transfermóvil para pagar la factura de la electricidad, el agua y el teléfono, por ejemplo, le resuelven un problema.
“Pero para comprar pan o pagar algo en la calle, es un suplicio”, señala.
La bancarización o “corralito financiero”, como varios expertos anticiparon, buscaba tomar el control de los intercambios monetarios de los cubanos, obligándolos a depositar su dinero en las instituciones financieras estatales, en las que de sobra se ha visto que no confían.
No obstante, la propia crisis de la economía cubana ha acabado por volverla inviable. Ya en diciembre de 2023 el Consejo de Estado aprobó un déficit fiscal del 22%, mayor que el que permite la ley a la que deberían ajustarse las autoridades.
Ello supone, por tanto, el incremento en la emisión de efectivo sin respaldo productivo. Esa medida se tomó en medio del incremento acelerado de la inflación, la caída del poder adquisitivo del peso cubano, la dolarización de la economía informal y, lo que es peor, la aplicación del paquetazo económico a partir de febrero pasado, que apunta a empeorar en vez de aliviar la situación.
