El folclore ibicenco es completamente distinto al del resto de España, tanto en música, baile o vestuario. Así tuvimos oportunidad de comprobarlo durante la XII edición del Festival Folclórico de Jarandilla con la actuación de la agrupación Sa Colla de Buscastell.

La agrupación folclórica Sa Colla de Buscastell, del municipio de Sant Antoni de Portmany en la Isla de Ibiza, fue la primera en actuar en la XII edición del Festival Folclórico de Jarandilla, celebrado el pasado sábado. También participaron la asociación cultural folclórica de Talavera la Nueva y el grupo local Virgen de Sopetrán, organizadores del festival. Cabe destacar la excelente acogida de este año. El pabellón municipal estaba abarrotado de público. Algo que resaltó y agradeció el alcalde de la localidad, Fermín Encabo, en su discurso de bienvenida.

Nos ha interesado especialmente esta edición 2024 para conocer, un poco mejor, el folclore ibicenco. Tradiciones que no tienen nada que ver con el resto de España, según palabras de su portavoz. No es ni mejor ni peor, simplemente es diferente. Es un folclore que no tiene canciones. La música es de origen árabe y se usan los siguientes instrumentos: la flauta, confeccionada con una rama de adelfa; la xeremia, instrumentos de viento hecho con caña y cinco agujeros; el tambor, que suele estar hecho de pino y piel de conejo, cordero o cabra; las castañuelas payesas que son, junto con las de las Islas Canarias, las más grandes del mundo y L’ espasí, un instrumento metálico de percusión con forma de espada. Se toca con una barra metálica y su sonido recuerda al de un triángulo.

Los bailes tienen influencia de todos los pobladores que pasaron por la isla, desde romanos a catalanes. Hay un poquito de todos. Los bailes son para cortejar. No se trata de bailar todos en conjunto y no hay coreografía. Cada cual baila a su estilo. Por otra parte, hay una gran diferencia entre el baile de la mujer, con pasos muy cortos, y el del hombre, con saltos vigorosos intentando conquistarla. Son bailes de cortejo y se puede bailar en pareja o un chico con dos, tres o cuatro chicas a la vez. Es importante señalar que nunca se dice que no cuando viene un bailador con las castañuelas, siempre hay que salir a bailar.

En cuanto al vestuario, las payesas usan tres tipos: gonella nega, blanca o de color. El atuendo que vimos en jarandilla era, predominantemente, blanco y de color, y muy voluptuosos, hasta 12 enaguas debajo de la falda.  La razón no está muy clara, pero, al parecer, es una herencia de los tiempos de la crinolina, cuando el ancho de la falda era símbolo de estatus social. Los hombres generalmente visten de blanco, chaleco negro o rojo, fajín rojo y barretina o gorro catalán. Los elementos más vistosos de la indumentaria son las joyas y ornamentos (emprendada ibicenca), que suelen ser de herencia familiar.

En la actuación de Jarandilla pudimos conocer el grito Uc, un grito tradicional muy antiguo, de Ibiza y Formentera, que se utilizaba para llamar a los vecinos desde unas fincas a otras. El grito dependía del motivo y de la persona que lo emitía.

Os dejamos el vídeo resumen de su actuación, incluido el grito Uc: