¡Impresionante! Es la mejor manera de resumir la actuación de Mohamed Attaoui en los 800 metros de la reunión de la Diamond League de Mónaco, la penúltima antes de los Juegos Olímpicos de París (la última será la de Londres).
El cántabro de adopción llegaba al Estadio Luis II como vigente campeón de España y como subcampeón europeo al aire libre para batirse con los mejores especialistas mundiales del momento en una especie de final anticipada de los Juegos.
Attaoui ha recordado al ruso Yuri Borzhakovski, quien se proclamó campeón olímpico en Atlanta’96 con una de sus habituales remontadas en la última vuelta. El atleta de On Running (desde el pasado diciembre) era último al primea paso por meta en una carrera rapidísima (49.18).
Su progresión en la contrarrecta fue descomunal hasta el punto de que se metió en la pelea por la carrera. A la entrada en la recta final parecía evidente que ‘caerían’ tanto su marca personal (1:44.35) como el récord de España de Saúl Ordóñez (1:43.65).
Por la cuerda, Attaoui tuvo fuerzas para maniobrar y adelantar dos posiciones para llegar segundo con un colosal registro de 1:42.04 que lo sitúan noveno en el ranking mundial de todos los tiempos. Tan solo pudo con él quizá el mejor ochocentista de la actualidad y el tecero de todos los tiempos a nivel de marcas, el argelino Djamel Sedjati (1:41.46).
El hispanomarroquí batió el récord nacional de las dos vueltas a la pista por 101 centésimas y mejoró su marca personal por 151 centésimas. Un logro increíble, aunque lo cierto es que en el mundillo del atletismo era un secreto a voves que valía menos de 1:44… pero lo de bajar de 1:43 y rozar el ‘sub 1:42″ ha sido demasiado.
Lo de Mohamed Attaoui es uno de los mayores hitos a nivel de marcas en la historia del atletismo español, comparable recientemente a los 18,18 metros que saltó Jordan Díaz en triple en los Europeos de Roma o los 3:28.95 que tuvo Fermín Cacho como récord de Europa de 1.500 metros durante tres lustros, los 8,56 metros que saltó el malogrado Yago Lamela en longitud en los Mundiales bajo techo de Maebashi en 1999 o los 2,02 metros en altura de Ruth Beitia, oro olímpico en Río 2016.