Mientras Sevilla se convierte este fin de semana en el epicentro del fútbol español por mor de una final de Copa, a Guardiola se lo llevan los demonios ante el calendario local e internacional que se le avecina. Razón tiene el técnico del Manchester City cuando suma partidos y kilómetros previos al enfrentamiento del próximo martes ante el Realísimo. Sus colegas, los que entrenan en la liga española y siguen vivos en la Champions League, respiran ante un fin de semana que, lejos de todo lo previsible, no espera a ninguno en La Cartuja sevillana. Mientras Athletic de Bilbao y Real Mallorca buscan hacer realidad sus respectivos sueños -los vascos, con la gabarra desempolvada, han hecho la apuesta más arriesgada- Barça, Real Madrid y Atlético de Madrid protagonizan una de las previas más emocionantes y paradójicas de los últimos tiempos.
Los de la capital ya han iniciado una campaña propia que camina en paralelo a la del Barça. Confían en el que siempre ha traicionado su confianza para eliminar a los de Xavi. Mientras, el susodicho Mbappé gestiona su futuro enfocándose sólo en sí mismo. Al ser sustituido en la última jornada de la liga francesa, tras una actuación que dejó bastante que desear, compartió una fotografía en sus redes sociales que enfadó mucho a los que antes le adoraban y volvió a dejar muy claro que primero es él, después él y, más tarde, él. Comportamiento de estrella que avisa de lo que vendrá si acaba aterrizando en la casa blanca, aunque desde Madrid consideran que mi reflexión forma parte de una campaña firmada por el barcelonismo. Nada más lejos de la realidad. El francés lleva años protagonizando episodios de egocentrismo. Pero que nadie piense que Luis Enrique ha nacido hoy. Consciente de lo que se juega en la eliminatoria ante el Barça, va a pivotar toda su estrategia alrededor de Kilian. Y éste se va a dejar la piel para reivindicarse ante todos menos ante sí mismo. Porque se sabe el mejor y parece mirar por encima del hombro a compañeros, técnicos y clubs. En plural. En presente y en futuro.
En estas mismas coordenadas vive Xavi tras su decisión de dejar el FC Barcelona a final de temporada. Conocedor de la realidad del club de sus amores y sabiendo que lo mejor está por venir, afrontará más relajado esta eliminatoria ante el PSG. El ‘cortoplacismo’ en el que se mueve el presidente Laporta, le hace convencerse día tras día que hay que vivir el hoy con la mayor excelencia posible. Él es, sin duda, el más realista de todos. Quien ésto firma cree que el duelo se decidirá en el Lluís Companys, que primará más la ‘rauxa’ que el ‘seny’ y el barcelonismo, que precisa noches con las que escribir la historia, será quien empuje a los suyos a la gloria. Y lo hará, sin estar tan pendiente como otras veces, lo que le suceda al eterno rival. A Pep, siempre, se le considera ‘uno de los nuestros’. Enfadado con el sistema, con la Premier y con los medios apretándole las tuercas, multiplica efectivos. Kilian, enfrentado a todos en su terreno, quiere que brille su corona fuera de casa. Y Xavi, viviendo en el alambre, es el más equilibrado. Paradojas de la vida y de esta Champions.