La tarde del lunes 22 de julio, Grettell Valdez reportó el accidente automovilístico que sufrió junto a su hijo Santino en una carretera de Japón durante sus vacaciones en el continente asiático.
La actriz compartió en sus historias de Instagram un video donde narra que el taxi en el que viajaban “le pegó” a una piedra, lo que provocó que el tanque de gasolina del vehículo se quebrara y pudiera incendiarse.
“Nuestro taxista le pegó a una piedra, se rompió el tanque de gasolina, se está cayendo la gasolina, empezó a oler, salimos corriendo despavoridos, el calor está infernal, puede explotar. Entonces aquí estamos, llegó la policía, no saben el susto”, reportó en la grabación.
Debido a las altas temperaturas del lugar donde se encuentran, Grettell Valdez pensó lo peor. Sin embargo, destacó en su relato que las autoridades del lugar llegaron pronto a su auxilio.
“Qué angustia. Pobre señor, también está todo asustadísimo”, dijo en referencia al taxista.
“Llegó la policía a rescatarnos… Estoy empapada de sudor, nos asustamos, aquí estamos, en la patrulla…”, agregó.
Sin dar más detalles sobre el accidente que sufrieron en la carretera, Grettell Valdez destacó que tanto ella, como su hijo y el taxista resultaron ilesos, por lo que todo había quedado en un susto.
“No saben el susto, ya nos rescataron por suerte”, compartió.
Lo que se sabe sobre el accidente de Grettell Valdez en Japón
Grettell Valdez contó más tarde en sus historias de Instagram cómo fue el percance que sufrió en la carretera que pudo terminar en tragedia si su hijo Santino no se hubiera percatado del olor a gasolina.
“Imagínense que me pasó un tren encima (…) Salimos camino al aeropuerto, íbamos en la carretera y de repente se oye un trancazo… el chofer ‘sorry, sorry’… y Santino al segundo me dice: ‘mamá, huele a gasolina cañón’, entonces le pedimos (al taxista) que se orille porque huele mucho a gasolina y efectivamente, con el trancazo rompió el tanque…”, narró.
La intérprete de 48 años relató que el olor a gasolina y la reacción del taxista la alarmaron, precisando que fue hasta que llegó la policía que logró calmarse.
“Escurriendo la gasolina, el calor infernal… El chofer así de ‘corran, corran… háganse para allá’ y yo así de: ‘mis maletas’… No saben el estrés (…) llegó la policía y echó no sé qué líquido en el piso, nos pone cascos y nos meten a la patrulla. No entendíamos nada de lo que decían. Llega el (nuevo) taxi, guardamos las cosas y yo así de ‘quiero llorar’”, sentenció.