El juego, la creatividad y la libertad convergen en esta edición dedicada al arte, recordándonos que debemos mantener viva nuestra esencia lúdica y liberar a nuestro niño interior de vez en cuando. Violeta derrocha amor en todo lo que se involucra; su creatividad y empatía son cualidades que la distinguen y desde pequeña ha estado envuelta en espacios recreativos.
A los seis años inició con clases de danza clásica, donde encontró su pasión por el ballet y todo lo que conlleva el arte. Además, ha tomado clases de pintura, canto, gimnasia y atletismo, lo que la preparó para dedicarse de lleno a las artes escénicas. “Soy amante del hiking y la naturaleza, descubrí que explorar nuevos senderos en la montaña me brinda paz y nuevas experiencias que alimentan mi alma y me conectan con el entorno”, dijo.
Se ha presentado en diversos lugares, como el Teatro Morelos y el Foro Cultural Tiempo y Espacio Thaay, por mencionar algunos, además, ha formado parte de festivales y celebraciones en varias instituciones. A la par, siempre ha sido una persona que valora la importancia delucir bien y sentirse bien consigo misma, por lo que decidió aprovechar su interés por la belleza y el cuidado personal para emprender un negocio.
“Creo que la combinación de mi pasión por la belleza y el poder de las redes sociales es una oportunidad emocionante para hacer crecer mi proyecto y ayudar a otras personas a sentirse seguras en su propia piel”, comentó.
¿Cómo descubriste tu pasión por las artes escénicas?
Todo fluyó naturalmente para mí, reconocí mis habilidades en la danza desde temprana edad y, tras un breve receso, retomé mi pasión. Quise expandir mis horizontes combinando la danza con otras actividades para desarrollarme profesionalmente y ahora estoy aquí, aprendiendo y mejorando para mi carrera.
¿Qué momento ha sido el más memorable de tu trayectoria?
Cuando bailé por primera vez en El Cascanueces, mi emoción estaba al máximo, especialmente porque mi familia estaba presente. Interpretar un papel en mi obra favorita por primera vez fue muy significativo para mí y estaba muy feliz al darme cuenta de que ahora formaría parte de ella.
¿Cómo te preparas para tus presentaciones?
Siempre hay una preparación previa; es un trabajo constante que requiere dedicación, y el ensayo continuo forma parte de tu formación.
¿Y qué desafíos has enfrentado?
En mi campo, a veces es complicado trabajar en equipo o aceptar sugerencias ajenas. Prefiero mantener un ambiente positivo y evitar discusiones, siempre comparto mis ideas de manera pacífica, promoviendo la colaboración y el respeto mutuo.
¿Qué te inspiró a impartir talleres de danza clásica a los pequeños?
La oportunidad de compartir un pedacito de mí misma con ellos y ver cómo un niño descubre algo que le apasiona me llena de alegría y satisfacción. Es un privilegio ser parte de su viaje mientras exploran nuevos gustos y desarrollan habilidades, y el saber que contribuyo a su crecimiento y descubrimiento personal es una experiencia gratificante.
Metas a futuro
Tengo la aspiración de canalizar todas mis actividades hacia la gestión cultural, mi objetivo es aprovechar el arte para generar impacto en la sociedad. Sin embargo, reconozco que el arte y la cultura a menudo no reciben el reconocimiento que merecen. Pero creo firmemente en el potencial del arte para inspirar, educar y promover el cambio, y estoy comprometida a trabajar arduamente para hacer que esto suceda.
¿Qué actividades o experiencias te hacen sentir la misma emoción y alegría que cuando eras niña?
Cada vez que me siento a dibujar, retrocedo en el tiempo. Mantener vivo ese vínculo con mi niño interior es algo que considero crucial. Es como conservar una pequeña chispa de nuestra esencia que nos permite desconectar de las preocupaciones del mundo real y observar las cosas con una perspectiva más fresca. Los niños tienen la habilidad natural de jugar y actuar sin preocupaciones, algo que a menudo se pierde a medida que crecemos. Reconocer y cultivar esa conexión con nuestra infancia puede ser increíblemente beneficioso.
