Omar Chaparro ha cumplido su sueño de ser un “Rambo mexicano” a sus 49 años. El actor y conductor ha presumido en sus redes sociales una increíble transformación física para mostrar que los milagros son posibles pero requieren esfuerzo.
El cambio radical en su figura se debe a un próximo proyecto para el cual debía estar en una excelente condición física –abdomen marcado, brazos fuertes y espalda musculosa- que ha conseguido con un intenso y riguroso entrenamiento.
Pese a ser un hombre que procura su cuidado con ejercicio y alimentación para mantenerse en forma, Chaparro no había experimentado una exigencia mayor que lo obligara a adquirir un volumen de más proporciones.
“Hace más de 30 años soñaba con ser un Rambo mexicano, hoy arrancamos un increíble proyecto que de alguna manera materializa ese sueño. No olvides dar gracias por todos los milagros en tu vida, toman tiempo, dedicación y esfuerzo y a veces cuando llegan olvidamos que los habíamos pedido”, escribió en su cuenta de Instagram.
Rutinas de gimnasio, práctica de boxeo, ejercicios de formación militar y entrenamiento de secuencias de acción forman parte de la preparación que lleva a cabo el actor para un personaje del cual ha adelantado fotografías sin dar referencias específicas. En su próximo papel viste con atuendo de fuerzas de élite, rostro camuflado y arma larga.
Compartió también un video de entrenamiento en compañía del actor Alejandro Speitzer donde ambos practican escalada de pared. Un seguidor del conductor comentó que “se ve que estará buenísima esta película de The Mercenary”. Chaparro respondió que “por ahí va pero nada es lo que parece”.
La alusión es a una película de 2019 que cuenta la historia de una misión fallida en Sudamérica que deja con vida a un mercenario que cobra venganza luego de que lo dieran por muerto. El actor no precisó si se está haciendo la versión mexicana de esa trama o no.
Pero no es el único cambio que se viene en la carrera de Chaparro. Además de cumplirse el sueño de verse como Rambo gracias a su trabajo, en los próximos meses estrenará The Wingwalker , la película que se presentó el pasado 13 de abril durante el Chicago Latino Film Festival y con la cual intentará demostrar su talento interpretativo más allá de la comedia.
Envejecido y subido de peso, el actor da vida a un viudo trabajador indocumentado mexicano que es deportado tras un incidente vial. Su expulsión de Estados Unidos se da justo en la víspera de un trasplante de corazón para su hija. Ya en México recurrirá a medidas desesperadas para volverse a internar como ilegal en territorio estadounidense en un intento por estar con su pequeña.
A Chaparro lo persigue una crítica colectiva hacia su desempeño en cine por hacer comedias. Los títulos en que ha participado suelen ser denostados por un sector del público como “malos”, por lo cual muchos usan coloquialmente la etiqueta “películas de Chaparro y Derbez” para referirse a estrenos que llegan a cartelera comercial, aunque en ocasiones no se trate de comedias ni los tengan a ellos en el reparto.
Con The Wingwalker, Chaparro entra de lleno al melodrama como rostro principal de la trama. Para este proyecto, además de subir de peso y moldear la imagen física de un hombre golpeado por los problemas de su vida, habla en inglés, de acuerdo al perfil de indocumentado de su personaje.
Siguiendo el ejemplo de su amigo Eugenio Derbez, Omar Chaparro incursiona en el drama con una historia de temática social para darle un giro al estereotipo cómico que le ha caracterizado y así vencer esa barrera colocada por un sector que cuestiona su nivel en el cine.
Su transformación no es únicamente física. Luego de bajar los kilos subidos para The Wingwalker y poniéndose en modo atlético para su siguiente proyecto, el actor va por un cambio de perfil en lo actoral en el rango dramático y por la apuesta de ganarse a la audiencia estadounidense y audiencia latina en Estados Unidos. Apunta igualmente hacia México para redimir su imagen.
Asimismo, se trata de una vía para desmarcarse un poco de Kung Fu Panda, saga que lo tiene plenamente identificado entre los mexicanos por darle voz a Po. En este sentido sí se le recibe con calidez y simpatía, pero no es lo mismo escucharse que verse en pantalla siendo bien recibido. ¿Será una de las gratas sorpresas de este 2024? Ya se verá.
