Dentro de las diferentes dietas que existen para reducir el peso o mantener una vida saludable, se encuentra la denominada dieta paleolítica.
Lo curioso de este tipo de dieta es que, a grandes rasgos, consiste en una alimentación a base de productos que el ser humano podía encontrar en la era paleolítica, la que transcurrió hace unos 2,5 millones a 10.000 años.
¿Qué es la dieta paleolítica y cuál es su objetivo?
La alimentación paleolítica también recibe el nombre de dieta de la Edad de Piedra, dieta de los cazadores y recolectores y dieta de los cavernícolas, en referencia a los habitantes de la Tierra de hace millones de años que vivían en esa época, según detalla Mayo Clinic.
La dieta paleolítica propone el consumo de alimentos que probablemente comían los primeros seres humanos. Esto se debe a que la teoría de esta dieta indica que nuestros genes no están bien adaptados para las dietas de la actualidad.
Quienes promueven este tipo de dieta, aseguran que la alimentación en la actualidad contribuye a la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas. Es por ello que una alimentación paleolítica mejoraría la salud considerablemente.
Aparte de proponer una mejora en la salud y una disminución de las probabilidades de sufrir enfermedades, la dieta paleolítica también ayudaría a bajar de peso o simplemente a mantenerse en un peso estable.
¿Qué alimentos incluye la dieta paleolítica?
La nutricionista y académica de la Universidad de las Américas (UDLA), Evelyn Sánchez, asegura que la dieta paleolítica se centra en el consumo de alimentos frescos y de temporada.
“De manera práctica plantea el consumo libre de todo tipo de carnes magras, pescados, mariscos, frutos secos, frutas y verduras no feculentas, y excluir los alimentos procesados y aquellos procedentes de la agricultura y la ganadería, como los cereales, legumbres y productos lácteos”, detalla la experta.
La base de esta dieta es no consumir alimentos conservados o que están procesados, como todos los que están en conserva o que no se encuentran de forma natural y que tienen altas cantidades de sal y azúcar. Pero también se excluyen los surgidos con la agricultura, como legumbres, cereales, lácteos, azúcar y aceites refinados, alcohol y tubérculos como las papas.
Por lo tanto, los alimentos que se podrían comer, según Mayo Clinic, son:
- Frutas
- Verduras
- Frutos secos y semillas
- Huevos
- Carnes magras, especialmente de animales alimentados con pasto o carne de caza
- Pescados, especialmente aquellos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, la caballa y el atún blanco
- Aceites de frutas y de frutos secos, como el aceite de oliva o el de nuez
Mientras que se recomienda no comer los siguientes alimentos:
- Granos, como el trigo, la avena y la cebada
- Legumbres, como los porotos, las lentejas y los maníes
- Productos lácteos, como la leche y el queso
- Azúcar agregada y refinada
- Sal agregada
- Verduras con almidón, como el chocolo, nabo, arvejas y las papas blancas
- Alimentos muy procesados, como papas fritas o galletas dulces
¿Tiene algún impacto positivo o negativo la dieta paleolítica?
Según detalla Evelyn Sánchez, “existe actualmente escasa evidencia de su impacto a largo plazo en la salud. Algunos estudios la han relacionado con reducción de peso y modificaciones en la microbiota intestinal, otros han evidenciado un impacto negativo en la salud cardiovascular, además de algunos déficits en micronutrientes como calcio”.
Sin embargo, hay poca investigación acerca de sus efectos negativos. Por otro lado, muchos plantean que esta dieta tiene todos los macronutrientes: proteínas, grasas saludables y carbohidratos de calidad, además de que incluye frutas y verduras, que ofrecen vitaminas y minerales.}
Clínica Mayo, además, precisa que “la investigación de las dietas paleolíticas es limitada en comparación con estudios de alimentación equilibrada con grupos de alimentos más variados“.
Este artículo está diseñado para informar y no pretende dar consejos o soluciones médicas.
Consulte siempre a su doctor o especialista si tiene dudas sobre su salud o antes de iniciar un tratamiento.
